Irak: La insurrección de Falluja

Crece la resistencia, cae el apoyo a Bush

La opinión pública estadounidense ha sido impactada por las imágenes provenientes de Irak. Los principales periódicos han publicado en sus primeras planas fotos a gran despliegue de los cadáveres mutilados, incinerados y descuartizados de nueve ciudadanos de aquel país que cayeron víctimas de la vehemencia patriótica iraquí contra los violadores de su suelo nacional.

El ciudadano medio, ese que está acostumbrado a tomar cocacolas y comer hamburguesas, que va al cine el sábado por la noche y a misa el domingo por la mañana, el que celebra el Día de Acción de Gracias con un pavo en su mesa, rodeado de su familia, y decora un pino con esferas de cristal colorido en Navidad, el que paga sus impuestos y acude a los almuerzos del Club Rotario, no cree lo que ven sus ojos: los iraquíes  y pudiera decir el mundo entero , no aprueban su sistema de vida, los rechazan, los odian. Y no alcanza a comprender en su candor simplista, en su ingenuidad bonachona, por qué son detestados a tal extremo.

Los medios de difusión dieron cuenta del ataque en Falluja contra cuatro civiles que trabajaban para compañías que explotan las riquezas del Irak ocupado. Poco antes cayeron otros cinco soldados estadounidenses. Los cuerpos fueron quemados, la multitud delirante los descuartizó, colgó los restos de un puente, enganchó sus miembros dispersos en farolas y ventanas. Un noticiero mostró a un hombre golpeando un cadáver con una barra de metal. Otros ataron uno de los cuerpos inertes a un auto que lo arrastró por las avenidas principales de Falluja mientras la multitud aclamaba el gesto. Los iraquíes bailaron ebrios de alegría y gritaron eufóricos con esta ejecución colectiva.

Al exhibir la demostración de aborrecimiento los principales noticieros de la televisión contribuyeron  sin que fuera esa su intención , a que el americano medio tome conciencia del siniestro papel que su gobierno le está haciendo desempeñar en el contexto internacional: el de corsarios y depredadores, colonizadores inmisericordes y ávidos raptores de los bienes nacionales ajenos.

CNN y Fox han repetido una y otra vez las imágenes escalofriantes. NBC hizo un montaje para evitar que los cadáveres pudieran ser reconocidos. Muchos recordaron el incidente de Somalia, en 1993, cuando el pueblo arrastró por las calles a soldados norteamericanos muertos, lo cual precipitó la retirada de las fuerzas de ocupación de aquel país.

Interrogado por los periodistas, el portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan informó que el presidente Bush sí había visto esas imágenes. Y a continuación hizo una declaración que demuestra cuán lejos están de la realidad los agentes petroleros que se han apoderado de la presidencia estadounidense. Dijo que quienes habían cometido esos actos de profanación eran «bandidos, enemigos de la libertad y de la democracia y los Estados Unidos no se dejarían intimidar». ¡Se habrá visto mayor desenfoque de los contextos políticos, mayor separación de un entendimiento claro de la realidad contemporánea! ¿O es que mienten a sabiendas, deforman intencionalmente la interpretación de los hechos para no tener que admitir la verdad?

McClellan subrayó que «terminarían su trabajo allí». Entiéndase por ello que se trata de concluir acabadamente la entrega del país en manos de la explotación de la Halliburton, verdadero motivo de la invasión a Irak.

La ciudad de Falluja se encuentra en virtual estado de insurrección urbana y ha sido necesario evacuar las tropas estadounidenses hasta la periferia de la ciudad.

Es una admisión de cuán incontrolable resulta la cólera popular.

Las paredes de las casas están cubiertas de lemas contra los invasores y de alabanza a las virtudes patrióticas. Los ataques de la resistencia no cesan.

La gravedad de la situación es tal que Rumsfeld ha convocado a una reunión especial para discutir la crisis de Falluja, en la cual estuvieron el comandante del teatro de operaciones del Golfo Pérsico, general John P. Abizaid, y el director de la CIA, George J. Tenet.

La última encuesta de Gallup demuestra que Bush sólo cuenta ahora con un apoyo de un 48% de sus conciudadanos que comparados con el 80% que alcanzó tras el atentado del 11 de setiembre demuestra cuán vertiginosa ha sido su caída en la consideración pública. *

 

(*) Rebelión

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