Tektitas australianas

Materias pétreas de origen cósmico

Un enigma mineralógico impresionante son las tektitas, piedras vidriosas, del tamaño de una naranja, que han mantenido confusos a los geólogos por más de 200 años. Su estructura denota que alguna vez se derritieron, calentándose aproximadamente a 2.500 grados Celsius, y luego fueron enfriadas rápidamente. Una explicación, según varios científicos, sería el impacto en la Tierra de un meteoro gigante, esparciendo piedras derretidas salpicadas.

Pero tal hipótesis, requiere la presencia de cráteres enormes (como el de Arizona) cerca de los «Campos de tektitas». Sin embargo, en Australia, no se han encontrado oquedades asociadas a este particular tipo de rocas. De hecho, las tektitas australianas presentan una forma única, singularísima, que podría explicarse por un segundo derretimiento, y posterior rápido enfriamiento. Esto requiere que esas rocas hayan atravesado la atmósfera terrestre.

La clave fue señalada desde la NASA por el doctor Dean Champman: impactos de meteoros en la Luna producen un primer derretimiento. Algunas salpicaduras escapan a la débil gravedad lunar y son atraídas por la fuerza gravitatoria de nuestro planeta.

Entonces, al ingresar en la atmósfera, se origina un segundo derretimiento (calentamiento por fricción).

El doctor Chapman ha calculado miles de recorridos, para establecer con precisión las trayectorias de las tektitas halladas en suelo australiano. Incluso Champman pudo identificar al famoso cráter «Tycho», como la zona lunar desde donde partieron meteoros para la Tierra. Los curiosos «rayos» del citado cráter son zanjas muy brillantes, por estar repletas de material vidrioso que refleja notablemente la luz solar. Los expertos afirman que por allí viajó la materia lunar, inmediatamente después del impacto de un gran cuerpo cósmico.

Uno de los motivos por el cual se eligió el lugar del alunizaje del Apolo 15, fue la presencia de pequeños cráteres, producidos por el fenómeno ya descrito.

Causó intensa emoción a los científicos el éxito enorme de dicha expedición lunar, al recoger los astronautas extrañas rocas vidriosas que les encomendaron buscar. De modo tal que, en resumidas cuentas, el minucioso estudio de tan singulares piedras de nuestro satélite natural nos proporciona la evidencia acerca del origen de las tektitas australianas, resolviendo un misterio geológico que había durado tanto tiempo. *

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