LOS RECLUSOS EXCEDEN EN UN 65% LA CAPACIDAD MAXIMA PREVISTA 24 de mayo de 2005, 08:52hs

Serpaj denunció graves violaciones a los derechos humanos en Cárcel de Canelones

En el marco de las visitas anuales a centros penitenciarios de todo el país que realiza el Servicio Paz y Justicia, el equipo de Derechos Civiles y Políticos de Serpaj visitó el establecimiento carcelario de Canelones.

Fueron recibidos por el director, comisario Oscar del Puerto, que ocupa dicho cargo desde hace tres años y el subdirector del establecimiento, subcomisario Luis Rodríguez.

El informe elaborado por Serpaj concluye que en dicho establecimiento existen flagrantes violaciones a los derechos humanos: alimentación absolutamente insuficiente y diferencias entre «algunos alimentos que son recibidos por el establecimiento y los que finalmente se les entrega a los reclusos, según lo manifestado por ellos».

Los datos recopilados por Serpaj, seguramente sufrirán algunas modificaciones de ahora en adelante al haberse habilitado la nueva cárcel departamental días pasados.

Superpoblación: 686 reclusos en una cárcel con capacidad para 414. Entre los privados de libertad hay 160 analfabetos y un solo maestro que dicta 15 horas semanales de clases.

Falta de medicación y personal médico. «No existe ningún tipo de tratamiento para adictos a la pasta base».

Pésimo estado de conservación de las instalaciones. «La iluminación es sumamente escasa, así como la ventilación y la higiene. Hay graves problemas con el agua caliente, que es insuficiente.»

Específicamente se violan las disposiciones de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José de Costa Rica), el art. 26 de la Constitución Nacional, el decreto-ley 14.470 y las Reglas mínimas para el tratamiento de los reclusos de la ONU. «En definitiva, las condiciones carcelarias deben ser alteradas en forma urgente, ya que se violan en forma flagrante los derechos humanos de las personas privadas de libertad, estando el Estado en la situación actual incumpliendo normas legales, constitucionales y convenios internacionales».

Hacinamiento y mala alimentación

La tasa de densidad carcelaria es del 165%, es decir que la población excede en un 65% la capacidad del establecimiento. Una superpoblación que genera situaciones de tensión permanente que a su vez son generadoras de violencia, señala dicho informe.

Por otra parte se denuncia que las instalaciones se encuentran en pésimo estado de conservación, la iluminación es sumamente escasa, así como la ventilación y la higiene. Hay graves problemas con el agua caliente, que es insuficiente.

A su vez que existe una gran carencia de recursos para un tratamiento adecuado a nivel de salud de la población carcelaria, siendo el sistema sanitario sumamente precario y deficiente sin tratamiento adecuado de los reclusos con patologías, así como de los que se encuentran infectados con VIH y de los que tienen enfermedades siquiátricas; observándose asimismo una gran carencia en la medicación disponible y en el personal médico, tanto general como especializado.

También la alimentación es absolutamente insuficiente, lo que provoca que la población pase hambre si no puede complementarla con el «paquete» que llevan los familiares. Una alimentación que también resulta insuficiente para aquellos reclusos que requieren regímenes especiales y los que se encuentran infectados con VIH.

Respecto a esto el equipo de Serpaj manifiesta que «llama mucho la atención la diferencia existente entre algunos alimentos que son recibidos por el establecimiento y los que finalmente se les entrega a los reclusos, según lo manifestado por ellos».

Régimen de encierro total

El equipo de Serpaj pudo verificar que no hay casi actividades en el establecimiento, por lo que la mayoría de los reclusos está sometida a un régimen de ocio compulsivo. «No encontrando propuestas por parte de las autoridades para revertir un punto que pone en riesgo la salud física y síquica de quienes padecen la reclusión».

Según lo expresado por los reclusos respecto al régimen de salidas al patio en el módulo central ellos señalaron al equipo de Serpaj que «únicamente dos horas tres veces por semana, permaneciendo en consecuencia la casi totalidad del tiempo en régimen de encierro total», lo contrario a lo que expresaron las autoridades del establecimiento.

Falta de personal en todas las áreas

A la falta de funcionarios policiales se le suma la falta total de equipos técnicos para trabajar y realizar un seguimiento del recluso y su familia.

Las instalaciones, tanto en el módulo central como en barracas, se encuentran en muy mal estado, son sumamente oscuras y no tienen ventilación ni higiene adecuada, a lo cual debe sumarse la gran superpoblación que existe. En el sector de barracas esta situación se alivia en alguna medida por el hecho de existir en él un régimen abierto, por el cual los reclusos pueden salir durante el día. Sin embargo, en el módulo central, el régimen es cerrado, lo que implica que los reclusos pasen la mayor parte de su tiempo dentro de los pabellones, lo que genera un encierro ocioso durante la mayor parte del día.

Cada celda tiene capacidad para tres personas, y en las mismas hay tres camas de hormigón, una pequeña biblioteca y una mesa y dos bancos, también de hormigón. Además dentro de cada celda hay un water. Al igual que en el Penal de Libertad estas celdas carecen de instalación y si bien tienen luz, la misma está puesta del lado de afuera, para que los reclusos no puedan acceder a los cables y realizar conexiones eléctricas.

El equipo de Derechos Civiles y Políticos de Serpaj considera que esta medida perjudica enormemente la vida de los reclusos ya que no pueden cocinar los alimentos que las familias les entregan, «la cual es imprescindible ya que la comida proporcionada por el establecimiento es sumamente insuficiente».

792 reclusos para una capacidad de 414 presos

El total de la población reclusa alcanza a las 792 personas, las cuales se encuentran distribuidas en cuatro establecimientos distintos: el establecimiento Cárcel Departamental de Canelones, la denominada «bloquera», el establecimiento conocido como «la Chacra» y la Cárcel de Mujeres, ubicada en una casa en el centro de la ciudad de dicho departamento.

En la Cárcel de Canelones, cuya capacidad es para 414 personas, en este momento se encuentran recluidas 686, por lo que existe una gran superpoblación generándose condiciones de hacinamiento. Es la segunda cárcel del país considerando el número de reclusos, luego del Comcar.

Respecto a los datos estadísticos que les fueron proporcionados al equipo de abogados se rescata que la población reclusa ha ido aumentando año a año. El mayor aumento de población se registra en los años 2003 y 2004, siendo en los años 2002 y 2003 en los que existe la mayor cantidad de ingresos (ver cuadro adjunto).

Los alimentos

Se dan dos comidas diarias, almuerzo y cena, que consisten en un «ensopado» que contiene carne, fideos, arroz y algunas verduras como papa, cebolla, zanahoria, zapallo, boniato y lentejas. Fuera de estas dos comidas diarias se proporciona leche y pan (galletas).

Cada recluso recibe por día aproximadamente de 159 gs. de verduras (pulpa de tomate, papa, cebolla, zanahoria, zapallo, lentejas y boniato), 167 gs. de carne, 73 gs de fideos, 33 gs de arroz, dos galletas y menos de medio litro de leche.

Por su parte los funcionarios policiales en consecuencia reciben 370 gs de verdura y 445 gs de carne al día, una cantidad considerablemente mayor que los reclusos.

160 analfabetos: un maestro para 50 personas

Las actividades en el establecimiento son sumamente escasas, existen únicamente dos talleres, uno de música y otro de calzado que fue organizado
por los propios reclusos.

Es de destacar que no existe un lugar físico destinado a la realización de actividades, por lo cual éstas se realizan en el salón de visitas.

En cuanto a la capacitación se cuenta únicamente con un maestro que concurre 15 horas semanales a dictar clases, a las cuales asisten únicamente 50 personas. Actualmente en el establecimiento hay 160 personas analfabetas. *