Investigar solamente en el Ejército es proteger la impunidad de los principales responsables

Cores versus Cores

Vengo a contestar el aporte de Cores sobre el «caso Berríos» (en la edición del miércoles cinco de abril) porque su postura táctica obliga a pensar en estrategia.

Cores da por sentado que hubo un secuestro (reitera esa premisa falsa: nos impone aceptar lo que está en debate): primer grave error de apreciación. Según los testimonios e informaciones registradas en la Justicia y en la prensa, estuvimos siempre ante algo mucho peor que un secuestro (que no lo hubo) y que una extradición. Tenemos pues dos miradas distintas. La de Cores parece ceguera incluso para perjuicio de su posición (lo cual evidencia su honestidad: cava su propia fosa lo más tranquilo).

«Hallar en ese secuestro la responsabilidad del Ejército» no es la razón de Huidobro como dice Cores. La razón de quien habla es hallar la responsabilidad de los mandos CIVILES Y MILITARES de tres DEMOCRACIAS en la realización de una compleja operación de inteligencia que abarcó no sólo a Berríos sino a varios más cuyo número y destino final quizás nunca sabremos…

Y esa demanda comprende responsabilidades judiciales, ejecutivas y parlamentarias… También parlamentarias. Porque no había dictadura y porque no se le puede achacar también eso a la Ley de Caducidad. Se trata de sucesos posteriores. Estaba y está el campo legalmente expedito y abierto para que todos asuman la responsabilidad que les cupo por acción u omisión.

Así que Huidobro se niega a investigar SOLAMENTE (tal como se viene a perpetrar en estos días) la «responsabilidad del Ejército». Creo poder exigir que no se me acuse de tamaña colaboración con la impunidad.

Investigar solamente en el Ejército es proteger la impunidad de los principales responsables.

Pero Cores ingresa en terrenos más profundos: pregunta qué medida propongo ante este tema concreto como presidente de la Comisión de Defensa del Senado (ya no lo soy: esa función es anualmente rotativa) e integrante de la mayoría parlamentaria o desde el Ministerio de Defensa que apoyo.

Y respondo: ABSOLUTAM ENTE NINGUNA.

La República ha adoptado desde hace ya unos cuantos años las teorías de un tal Montesquieu que divide el Estado en tres poderes independientes.

La extradición, investigación y castigo de los crímenes es asunto del Poder Judicial. En algunos casos el Poder Ejecutivo puede negar una extradición. No se columbra qué puede y debe hacer en este caso el Poder Legislativo al que pertenezco ni tampoco el Ministerio de Defensa al que apoyo, salvo acatar lo que otros dos Poderes del Estado resuelvan.

Lo único que puedo hacer es lo que hago: opinar públicamente contra la opinión de Cores (al que parece no gustarle no sólo lo que digo sino también que lo diga).

He declarado además que acato la decisión de la Corte y la de mi Presidente: ello no obsta que comente.

No puedo creer que un anarco viejo como Cores se sienta incómodo ante las ideas (aunque sean malas). No hace mucho criticó a los frenteamplistas sosegados y postuló que era muy bueno intranquilizar las mentes. ¿Qué le pasa en estos días? ¿No se me estará apoltronando? ¡Lo último que nos faltaba!

Cores se pregunta si lo que estoy proponiendo es la resignación en un gobierno de izquierda ante el mantenimiento de la impunidad de los mandos que dieron las órdenes.

Respondo ¡NO!: el que lo propone es Cores. Todo lo que vengo haciendo es contra eso y lo que viene diciendo Cores es a favor de la resignación.

«Todo el alegato – dice Cores – del senador EFH debe entenderse sobre la base que Aguerrondo y los responsables de los servicios de inteligencia militar que coordinaron con Pinochet siguen siendo tan intocables hoy como cuando gobernaron los blancos y colorados. ¿Es ese el mensaje?».

¡Efectivamente!: usted lo ha dicho. Es más: el mensaje es PEOR que ese: permanecen intocados los mandos CIVILES chilenos, argentinos y uruguayos (que Cores tozudamente no menciona jamás… ¿Qué le pasa?) y los militares desde Aguerrondo hasta mucho más arriba sin olvidar nunca a tres Parlamentos conosureños.

Son como tres Ministerios civiles (por lo menos), la Presidencia, las FFAA, la Policía, y el Parlamento (unas ciento treinta personas sólo en él). En Chile y Argentina son más todavía. Un gentío predominantemente CIVIL.

Ese es el mensaje querido compañero Cores. Efectivamente lo es. ¿Y cuál es el problema? ¿Cometo algún pecado? ¿Agredo algún fetiche? ¿Toco algún tabú? ¿Por qué debo restringir mi mensaje al Ejército (como hace tenazmente Cores en un esfuerzo titánico)?

Dice que el análisis de este tema va por el lado de que fue una muestra rezagada y capciosa de la coordinación represiva montada en los años setenta.

Mucho me temo que lo de Berríos no fue una operación rezagada y capciosa sino, lamentablemente, una operación de avanzada. De la nueva era, la que nos amenaza en el presente y en el futuro. De las que se hacen en democracia. En Irak, en Panamá, en Venezuela, en Haití, en Serbia, en Afganistán por parte de países muy democráticos…

Cores, muy acampado en 1970, cree que esto viene de allá. Que es un resto. Un detritus. Yo creo que esta es una entrega a cuenta de mayor cantidad. Una aceituna aperitiva para ir haciendo diente.

En otro de sus pasajes Cores reclama «depurar las FFAA de los Mandos comprometidos con los hechos y con el pensamiento de la dictadura».

Supongo que incluirá a los Mandos civiles de las FFAA (que entre presidentes y ministros durante la dictadura fueron unos cuantos).

Hugo lanza la consigna pero la deja sin relato: no nos dice cómo.

El problema más grave será «con el pensamiento de la dictadura»: qué nos propone hacer Cores con el personal de las FFAA, joven y viejo, subalterno o no, que está de acuerdo (como muchos legisladores pasados, presentes y tal vez futuros) con las ideas de la dictadura. ¿Qué debemos hacer concretamente?

¿Una Ley, un decreto, qué cosa desde este Gobierno que tiene mayorías parlamentarias?

Y ya que estamos: ¿Por qué no hacemos lo mismo con los empleados públicos nacionales y municipales?

¿Cuál es el mensaje de Cores?

¿Una Ley, una Reforma Constitucional, una Asamblea Constituyente, la modificación de casi todos los Códigos?

Sin relato posterior, la frase resulta simpática pero muy vacía.

Uno imagina ese momento cuando, con la legalidad correspondiente debidamente aprobada (y sin recolecciones de firmas para un referéndum derogatorio), le digamos a cada cual: Usted sí; Usted no…

Será un escritorio en la puerta de cada cuartel con tres secretarios (por lo menos): uno como Presidente con la lista, otro con el sello para la Categoría «A» y el otro con el fatídico de la Categoría «B» a estamparse con tinta indeleble (tipo tatuaje) en la frente de cada milico.

Y luego (porque no cabe concurso) una Gran Comisión Honoraria hará la selección de los que en el pensamiento no comulgan con las ideas de la dictadura de hace medio siglo y repartirá charreteras en consecuencia.

Un gran lío puede armarse si (Dios libre y guarde) llegamos a perder las elecciones (como vi perder en Nicaragua). ¿Se hace el proceso inverso? ¿Se baraja y da de nuevo?

Hay que dar respuesta y es por eso que las cosas que dice Cores lo llevan a uno a discutir estrategia.

Los milicos del Uruguay, en su enorme mayoría no son del PVP ni del MPP. Muchísimos son del FA aunque no lo digan. Pero incluso esos (los del FA) no están de acuerdo con lo nuestro de 1970 (como tampoco lo están muchísimos dirigentes del FA).

Es una realidad cruel pero es una realidad. Hay gente que a pesar de
que somos tan lindos no nos quiere. ¿Y cuál es el problema?

No queda para nada claro cómo es que piensa Cores «depurar» a las FFAA (en el supuesto de que las considere necesarias).

Pero debo reconocer que le tengo terror a esa palabreja: trae el recuerdo aciago de Stalin pero también reminiscencias de Hitler.

Nuestra tarea (la del Poder Judicial) es castigar delitos y como fuerzas políticas tratar de convencer a las mayorías. Esta también es una discusión estratégica.

Luego Cores con una viga en cada ojo protesta por «mi rezongo opositor» en este tema.

Sin embargo propone derogar o anular la Ley de Caducidad en contra de lo resuelto por el Congreso del Frente Amplio.

A mí me parece muy bien que Cores, junto a Rafael Michelini y al Partido Comunista trate de cambiar las resoluciones del Congreso (y no me quejo cuando otros intentan hacer lo mismo con otros temas).

No es coherente por lo tanto afirmar que «resulta difícil saber adónde conduce el rezongo opositor cuando se está en el gobierno»

Cores termina afirmando que sobre el tema Berríos el senador EFH cambia una línea de acción que estaba aprobada.

Yo creo, por lo expuesto, que quien la cambia es Cores. *

(*) Senador de la República

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