EN EL MUSEO DE CASA DE GOBIERNO SE EXHIBEN OBJETOS Y DOCUMENTOS QUE RECUERDAN EL HISTORICO HECHO

Inauguraron exposición homenaje a la primera visita del Papa a Uruguay

En el primer piso del Museo de la Casa de Gobierno, en la Plaza Independencia, se está llevando a cabo la exposición que recuerda la primera visita del papa Juan Pablo II a Montevideo, el 31 de marzo de 1987. El histórico arribo del Sumo Pontífice se enmarcó en un proceso de mediación que asumió el propio Juan Pablo II, ante el conflicto diplomático que mantenían los gobiernos de Argentina y Chile por la disputa del canal de Beagle.

Entre los objetos dispuestos para su exhibición se encuentra la casuya (vestimenta religiosa) que luciera el papa en la misa campal que celebrara en la zona de Tres Cruces el 1º de abril de 1987. También se puede observar el ostensorio (recipiente donde se guardan las ostias) utilizado para la ocasión.

Además, en la muestra es posible apreciar el programa oficial de la visita papal, escrito a máquina, y el libro litúrgico que leyó el Sumo Pontífice en la misa campal. A esto debe sumarse el cáliz utilizado por el Papa en la Catedral Metropolitana y la cátedra (sillón) en la que se sentó para celebrar la eucaristía.

El objeto tiene inscriptas en chapas de bronce ubicadas en sus antebrazos algunas de las frases del sumo pontífice.

La muestra incluye la exhibición del documento original (pergamino grande) del acta del Palacio Taranco, que concluyó con una mediación exitosa del papa Juan Pablo II en el conflicto que mantenían los gobiernos de Argentina y Chile. En ella está incluida la rúbrica del propio Papa, del ex presidente Julio María Sanguinetti y de los cancilleres de Argentina, Dante Caputto, y Chile, Jaime Del Valle.

La exposición contiene además las medallas que obsequiaba el Sumo Pontífice a determinadas personalidades de nuestro país, y los sellos postales lanzados tanto por el Correo uruguayo como por el Vaticano en referencia a la visita del Papa a Uruguay.

 

Recordando al Papa: «Peregrino y pacificador»

El pasado jueves por la noche, el Museo de la Casa de Gobierno y el Centro Cultural Arquidiocesano de la Iglesia Católica inauguraron la muestra con la oratoria del arzobispo de Montevideo, Nicolás Cotugno, el presidente del Museo de la Casa de Gobierno, Fernando Rodríguez Sanguinetti, el rector de la Universidad Católica del Uruguay, presbítero Antonio Ocaña, y el director del Instituto Artigas de la Cancillería, embajador Juan José Arteaga.

Ocaña afirmó que el papa Juan Pablo II dio un espaldarazo a la Universidad Católica al elegir este lugar para efectuar su reunión con intelectuales uruguayos.

Hizo referencia al laicismo uruguayo, manifestando que en ocasiones es positivo pero en otras fija una posición de antagonismo entre fe y razón. En tal sentido, dijo que Juan Pablo II tenía claro que esto no era así, y enfatizó la instancia pacificadora del Sumo Pontífice en el caso de Argentina y Chile, en 1987.

En tanto, Juan José Arteaga, embajador e historiador, explicó que los viajes que el Papa realizó en 1987 y 1988 a nuestro país se enmarcaron en una etapa de finalización del mundo bipolar. Entendió que la llegada a territorio uruguayo generó el fin de un histórico conflicto entre religión y laicismo en nuestro país, marcando definidamente dos etapas. Dijo que en la primera el laicismo fue combativo y anticatólico, y que en la segunda se convirtió en un marco de respeto y tolerancia.

Señaló que tras la partida del primer viaje de Juan Pablo II, en Uruguay surgió una discusión filosófica relacionada con la permanencia o no de la cruz de Tres Cruces, donde el Papa ofició la misa campal.

Aclaró que en un principio no estaba previsto el arribo del Sumo Pontífice en 1987, pero que el viaje fue precipitado por la mediación papal entre los gobiernos de Argentina y Chile. Arteaga destacó que el Papa dejó marcada en América Latina parte de su obra: la necesidad de que no existan guerras entre dos países latinoamericanos.

Por último, el arzobispo Nicolás Cotugno destacó que Juan Pablo II fue una de las personalidades que más influyó en los acontecimientos registrados en el final del segundo milenio y el principio del tercer milenio. Manifestó que este Papa tenía «algo más», que hacía que tantas personas «lo siguieran».

El arzobispo agradeció al gobierno de Julio María Sanguinetti por permitir que la cruz que recuerda la visita del Papa permaneciera en Tres Cruces. Hizo lo mismo con el gobierno de Tabaré Vázquez, que habilitó el traslado del monumento de Juan Pablo II al pie de la Cruz.

Finalizó la oratoria citando una frase del Papa peregrino: «No hay paz sin justicia, ni justicia sin perdón». *

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