Carta al MLN (Tupamaros)

Mi contratapa más triste

Montevideo, 14 de agosto de 2007

Queridos/as compañeros/as del Movimiento de Liberación Nacional (Tupamaros):

Como es público y notorio, el pasado domingo 12 de agosto he sido cofundador de una nueva organización política uruguaya.

De acuerdo al Reglamento del MLN (que conozco muy bien por haberlo redactado en 1964) y a las resoluciones de la Primera Convención Nacional en enero de 1966 (oportunidad en que fuera aprobado), el MLN no admite la «doble militancia».

En aquella fundadora oportunidad ése fue uno de los temas más discutidos y, junto con otros compañeros, derrotamos la propuesta de los convencionales que sí la admitían.

Ellos fueron liderados por el compañero Raúl Sendic, quien en ese tema quedara en minoría por aquel entonces.

En consecuencia hubo compañeros y grupos que se apartaron de la organización naciente.

Una ya larga historia de discrepancias en torno a formas organizativas, estilo y métodos, me ha traído a esta encrucijada.

Reconozco haber tenido y ejercido con entera libertad todas las posibilidades de diálogo y debate interno acerca de dichos asuntos, habiendo quedado siempre en minoría al respecto.

Acaté como corresponde los mandatos de las posiciones mayoritarias durante mucho tiempo.

Un tiempo que según mi leal saber y entender se agotó debido al daño que a mi juicio han causado y podrán causar lo que entiendo son errores de concepción.

No hay por lo tanto y en lo que a mí concierne discrepancias con lineamientos políticos ni lesión al compañerismo salvo las aisladas y normales cuando se producen controversias también normales.

El tiempo y la práctica dirán lo suyo y su veredicto podrá ser que me equivoqué. Admito esa prueba que a esta altura es la única viable. El futuro nos espera a todos.

Hoy no debo seguir molestando ni sintiéndome encadenado.

Por razones de mucha obviedad y estando mi renuncia a vuestra entera disposición, les solicito una licencia por tiempo indeterminado.

Lo formal y administrativamente correcto es la renuncia. No cabe duda. Es indiscutible.

Pero lo real, vital y afectivo es muchísimo más ancho, hondo y alto.

Por eso nunca podré dejar de ser lo que soy y seguiré siendo: eso que todo el mundo sabe.

Nuestros caminos esenciales no divergen: van en paralelo rumbo a la misma cita en el horizonte.

Tengan la libertad de actuar sin mi escollo recurrente. No me hagan responsable de ella.

Pido la de actuar sin el vuestro y acepto la entera responsabilidad por ella.

Huelga decir que los guardo entre mis mejores compañeros. Dilectos y predilectos. *

 

(*) Senador de la República

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