REPORTAJE EXCLUSIVO, A POCAS SEMANAS DEL JUICIO

El "Marito", (a) "El hombre araña"uruguayo, acusado de robar 25 millones de dólares a un banco argentino

No se ha hallado ni «un peso», ni un gramo de oro, ni una joya que comprometa al uruguayo-maragato, en forma definitiva, con el multimillonario atraco al Banco de Río de Acassuso.

Ocurrió el 13 de enero de 2006, al mediodía, cuando una media docena de hombres dentro, unos cuantos fuera y una mujer, consiguieron sacar unos 25 millones de dólares de la entidad. El monto exacto se desconoce. Esa cifra sale de un promedio estimado en una ecuación difícil de calcular, dicha y escrita por damnificados, fiscales y periodistas.

Aquel día, los ladrones del «Río» redujeron a más de 20 personas y mientras simulaban negociar con la policía, escaparon por un boquete construido durante meses, a los desagües de la ciudad. No lastimaron físicamente a nadie y utilizaron armas de juguete. Salieron en directo por los canales de TV argentinos, dejaron a sus rehenes ir contando por celular lo que les acontecía y mientras la policía aguardaba fuera intentando resolver lo que sucedía dentro y contener la avalancha humana que se formaba fuera, los audaces ladrones «desaparecían» con el botín.

A la vez, crecía la maraña de información entrecruzada que ellos mismos provocaron y que utilizaron como «escudo» en su fuga.

A Vitette lo acusaron de ser el «cráneo», «negociador» y principal ejecutor del increíble atraco, que cumple con todas las condiciones más para ser una superproducción de Hollywood, que un hecho real: gomones para escapar por el río, túneles, simulación de retención de rehenes para negociar con la Policía, que alega que por ello demoró unas 4 horas en ingresar al Banco, mientras los ladrones, en realidad, ya no estaban.

 

Inaudita historia con un final incierto.

Mientras estuvo en la cárcel, por delitos anteriores, el «Marito» estudió abogacía y hoy dirige su defensa.

Y los meses pasan, un 80% del botín no ha aparecido y Luis Mario está «casi libre». Las pruebas que encontraron los investigadores para vincularlo al caso parece que no son suficientes. No sólo no han alcanzado para condenarlo, sino que con su declaración sobre lo que hizo aquel día, él ha sembrado una duda más que razonable al juez, que podría exculparlo por completo. Su coartada está rubricada por una escribana pública uruguaya y la sostienen varios testigos.

Varios de los procesados irán a juicio a fin de año. Sin embargo, el supuesto «jefe» no irá. El juez así lo ordenó –asegura Vitette–, porque su declaración «fisuró» la acusación de los fiscales y es posible que le den el «sobreseimiento». Dice que el magistrado encontró que podría haberse violado su derecho de «defensa en juicio» y aunque en principio los fiscales recusaron esta decisión, el 24 de octubre de este año, la cámara de garantías número 3 –tribunal de alzada, órgano inmediato superior al juzgado que entiende en la causa–, resolvió «rechazar» el planteo de los fiscales. Ahora debe formarse una nueva Cámara que resolverá si efectivamente, con la falta de investigación, se impidió a Vitette beneficiarse con los descargos que pueden significar su exculpación.

Mientras los meses pasan, el sospechoso avanza en su objetivo, resultados a la vista, de demostrar su inocencia, recuperar su libertad y demandar a su vez a quienes le han perjudicado. Por ahora, pernocta y pasa los fines de semana en «el country», como llama a la prisión cercana a Ezeiza. En pocos días lo trasladarán a seis cuadras de su oficina: A la unidad 18 del Servicio Penitenciario Federal (Calles Córdoba y Rodríguez Peña).

Y , más allá de cualquier elucubración, lo cierto es que Vitette está en libertad. Condicional y limitada durante las noches y los fines de semana, cuando vuelve al Penal, pero en libertad. El hombre, con un extenso prontuario de robos y largos años de cárcel, mientras permanecía encerrado estudió, entre otras cosas, Derecho. Entonces armó su propia defensa y su propia historia.

 

«Soy inocente y quiero hablar para LA REPUBLICA»

Se declara inocente del atraco al Banco Río. Asegura que le plantaron pruebas, exhibe las suyas propias y acusa. Durante dos días, en Buenos Aires, Luis Mario Vitette habló con LA REPUBLICA y entregó una carpeta llena de expedientes, de declaraciones de testigos que aseguran haber estado con él en Uruguay mientras se perpetraba el hecho, firmas notariales, seguimientos por GPS a su camioneta –que asegura son falsificados–, investigaciones de un perito y otros papeles con los que sostiene su inocencia. El dice que no existe ninguna prueba que lo vincule directamente con el caso y que algunos policías deben estar implicados. Que ellos fueron los que buscaron un «chivo expiatorio», un tipo de hombre con el tipo de antecedentes que justamente él tiene. Declara que no conoce personalmente más que a uno de sus supuestos cómplices. Que la principal «delatora», la mujer que provocó que atraparan al grupo, luego se desdice de su declaración primera y en una segunda, expresa que la Policía la sometió a «presión psicológica» para que «confesara» y que la amenazaron con no ver más a su hijo. La fotocopia de esa declaración y los demás papeles mencionados están en poder de este matutino y, efectivamente, dicen eso.

Vittete acusa a sus acusadores, porque «el caso no les ha cerrado». La declaración del principal sospechoso y su libertad condicional (prisión discontinua) generan obligadamente primero una pregunta y luego muchísimas dudas: si él no fue ¿quién fue? Si él está libre ¿quién debería estar encerrado?

La siguiente es la entrevista que LA REPUBLICA mantuvo con él en la oficina que comparte con sus socios y abogados –uno de ellos, el doctor Fantonni, es ahora el tutor de su libertad condicional–.

 

–Definitivamente Vitette, está libre… medio libre…

–Obviamente, aún no libre del todo. Pero ya hace más de un mes que me han liberado, estoy gozando de una prisión discontinua. Hay una figura que se puede denominar prisión nocturna. Estoy todo el día fuera de la unidad especial para gente en estas condiciones y voy a dormir a la cárcel. Pero bueno, me desplazo libremente, trabajo, gano mi sueldo, atiendo mis empresas. Se puede decir que estoy libre.

 

–¿En qué situación está su causa?

–En que yo, como Luis Mario Vittete, pasé a un segundo plano. Ahora ya no se está discutiendo si soy o no culpable. Hay muy fuertes indicadores de mi inocencia, que te voy a mostrar, otros te los voy a contar y otros te los vas a llevar para el Uruguay.

La discusión ahora es si se violó mi defensa en juicio o no. En un pronunciamiento del día 6 de febrero del año en curso, la Cámara, si bien negó mi sobreseimiento, falló que debía negarse por prematuro. También llamó la atención de los fiscales porque podrían estar violando el derecho de defensa en juicio. Los fiscales construyeron una hipótesis acusatoria más o menos solvente en mi contra, hasta que yo declaré.

 

–¿A usted lo atrapan por marzo de 2006 y recién declara en setiembre de 2006?

–Sí. Digamos que mis abogados me aconsejaron aguardar a que los fiscales mostraran sus cartas. Con mi declaración, dijo el propio juez de la causa, yo fisuré, quebré la hipótesis acusatoria de los fiscales y así creé una nueva hipótesis que es la de mi total desvinculación del hecho investigado.

 

«Te voy a dar en exclusiva toda mi declaración»

–¿Cuál fue esa declaración, una tan fuerte como para quebrar la hipótesis de los fiscales?

–Te voy a dar en exclusiva toda mi declaración y te señalo los puntos fundamentales.

En ella hago un relato pormenorizado de lo que hice durante la semana del robo y, especialmente, lo que hice el 13 de enero de 2006, cuando se perpetro el ilícito. Es así: yo tengo la representación sudamericana de aparatos cardiológicos, produ
ctos médicos, instrumental, etc., de empresas chinas (nos muestra la documentación y materiales del negocio en cuestión). Yo había quedado desde octubre-noviembre de 2005, para ese día, el 13 de enero, concretar las negociaciones con un ciudadano uruguayo –que te pido por favor reserven el nombre, aunque lo vas a leer, porque está en los documentos-. Estaba gestionando para abrir la filial de venta de estos controladores cardiológicos, precisamente, en Uruguay. Así, con este señor quedamos en que en los primeros días de enero conseguiríamos una autorización ante escribano. Yo le firmaba una sucesión de derechos para que pudiera montar esa filial en Montevideo.

 

«Los fiscales son unos payasos»

–¿Y, efectivamente consta en algún lado que usted el 13 de enero estaba en Uruguay firmando por un negocio?

–Ese día amanezco en Punta del Este, conjuntamente con mi hija y mi nieto, nos desplazamos a Montevideo, fuimos a la Escribanía. Vuelvo a pedirte absoluta reserva porque aunque tendrás el nombre de la fedataria en el documento, es una profesional que no tiene nada que ver y no quiero complicar su vida en una causa penal. Simplemente es una escribana pública, una profesional, que da un acto de fe, de que ese día y a esa hora se realizó ese trámite. Nadie tiene que dudar, porque es un documento público. Terminados los arreglos entre las partes, salimos a almorzar. Luego hablé con otra persona, mayor, hábil para declarar, porque también con él vamos a montar empresas. Ya a la tarde llegamos a la ciudad de San José con mi familia, y por la tele, nos enteramos que en Buenos Aires se estaba perpetrando ese ilícito, en el Banco Río. Cenamos, estuve muy atento de la salud de mi papá, que estaba recientemente operado de la cabeza y… bueno… así fue como transcurrió el día.

 

–Parece muy grosso que a usted lo acusen de estar en el Banco, de ser «el hombre del traje gris» y que, sin embargo, estuviera en Uruguay nada menos que firmando un documento de características legales casi únicas, en el sentido de servir luego para anular cualquier acusación… Usted dice que los fiscales argentinos «se comieron» tan alevoso «detalle», que intentan culparlo de un crimen que no cometió…

–Cierto. Todo esto nunca fue investigado por los fiscales argentinos. Ni eso, ni han llamado a declarar a la escribana, ni al hombre con el que firmé el negocio aunque él se ofrece desde entonces para presentarse… ni investigan otras muchas cosas más, que te iré contando paso a paso, porque no les conviene, porque van a volver a quedarse como unos payasos, que es lo que son.

 

–¿Y en marzo, usted se entrega o lo atrapan?

–En marzo, aviso a mi abogado que me ajuste a derecho y me vengo a entregar a Buenos Aires, porque se manejaba mi nombre, había indicadores de que el acusado era yo. Me detienen en el Aeropuerto, les comunico que me venía a entregar, que no tenía ninguna responsabilidad. Mis abogados me dicen: ‘cuidado que te van a hacer una cama, porque esta causa tomó demasiado estado público, negate a declarar´. Es un derecho constitucional. Me niego a declarar. Voy detenido y construyen al «hombre del traje gris», al culpable, al responsable, al cabecilla, al negociador. Construyeron tan bien esa acusación, que dieron por sentado que con mis antecedentes penales, más todas las pruebas que ellos habían colectado hasta ese momento, que serían prueba legal, iba directamente a que me condenaran. Pero, con el consejo de mis abogados, hice silencio hasta seis meses después, cuando declaré. Hablando en póker, lo que hicimos fue aguardar para ver qué tenían y después de haber visto sus cartas, decidimos jugar.

Así presento todos mis documentos, los certificados de la escribana, declaraciones de mi futuro socio en Uruguay, de la otra persona que me encontré después de almorzar el 13 de enero, de mi hija, de mi hermana, de mi ex esposa, todo ante escribano, legalizado y certificado.

 

–¿Es entonces cuando sus abogados piden su sobreseimiento definitivo por la causa?

–Exacto. Porque salvo que pueda estar en dos lugares a la misma vez, de cuerpo presente, yo no puedo ser «el hombre del traje gris».

 

–Es decir que si lo hubieran acusado por ser el ideólogo del atraco, su coartada no sería relevante porque podría estar mirando cómo se desarrolla su plan, directo por TV. Pero lo señalan por estar en el Banco a esa hora, ese día, cometiendo el delito, comandando el grupo de asaltantes y «negociando» con la Policía por teléfono. Allí basa usted su defensa.

–Exacto nuevamente. En este punto, la fiscalía tenía que investigar. Como primera medida, llama a delitos complejos. Inmediatamente, ellos verifican que era mi firma, que la escribana existe, que los protocolos son originales de la República Oriental del Uruguay. Como esto no alcanzó, los fiscales llaman a un perito de la Provincia de Buenos Aires (fojas 6001 y 6002, que te hago entrega), el perito desacreditó todos mis documentos pero dijo: «Quiero aclarar que para profundizar, habría que consultar la legislación que rige en la República Oriental del Uruguay, ya que la aplicación a esa normativa escapa a mi conocimiento». Es increíble, el perito dice: estoy opinando sobre algo que no conozco. Eso en cualquier país civilizado se llama mala praxis, porque el tipo está haciendo una práctica de perito, haciendo referencia a documentos públicos realizados en otro país, cuya legislación ni siquiera conoce. ¿Entonces qué hizo su señoría el juez? Como encontró una objeción, negó mi sobreseimiento por prematuro y vamos a Cámara. Apelamos al superior. El superior el 6 de febrero dijo que también me niega el sobreseimiento definitivo de la causa, pero dedica a la vez cuatro carillas para criticar la actividad fiscal. Acá (en Argentina), las riendas de la investigación la manejan los fiscales, la Ley les ordena probar todas las pruebas exculpatorias. Todos mis dichos, que sean coherentes, tiene la obligación de ser investigados.

 

–¿Y usted por qué cree que la fiscalía no investiga?

–Porque cuando comprueben que lo que yo digo es cierto, que el líder, el cabecilla, el responsable que hace más de un año tienen atrapado, en realidad no fue, los fiscales pierden credibilidad y quedan como unos payasos, como lo que son. Entonces estos payasos borraron con el codo lo que hicieron con la mano, no averiguan, no investigan, no hacen nada.

 

–¿Y por qué decide ahora dar esta nota?

–Ante la impotencia de verme privado de libertad y en una encerrona legal, porque no hay forma por ahora de pedir mi libertad, decidí primero armar mi propia defensa y luego publicar mi testimonio en LA REPÚBLICA.

 

–¿Cuál es la encerrona legal? ¿Argentina, uruguaya?

–Sí, de los dos lados. Al ver que la fiscalía en mi causa permanece en inactividad total, yo en la persona del doctor Fantoni (su abogado), hacemos una consulta legal al ente que regula a los escribanos en la República Oriental del Uruguay, que es la Suprema Corte de Justicia. (Te doy copia original del trámite realizado). Después de idas y vueltas, la Corte resolvió no contestar el cuestionario que había presentado mi abogado, que sería totalmente exculpatorio y daría por tierra con la hipótesis fiscal, porque diría que están bien los papeles, que está bien regulada la actividad de la escribana, que los papeles son originales, que yo estaba en Montevideo. Sería mi libertad. Pero, la Suprema Corte de Justicia uruguaya de mandato verbal dispuso: «Inadmisible, porque la Corporación no es un órgano de consulta». Así me dejó indefenso, porque si la Suprema Corte, que es quien fiscaliza la actividad de los escribanos, no los respalda, dejando que los administradores de justicia argentinos duden del
acto de fe de un profesional uruguayo, hasta el gobierno uruguayo, diría yo, sin querer, sin la voluntad de hacerlo, es cómplice en esto. No por acción, por omisión. Omite expresarse al respecto porque no es un órgano de consulta, pero podría haber dispuesto que alguien se expida sobre la originalidad de dichos documentos. Eso hubiera puesto a los fiscales de la Argentina nuevamente en ridículo y a mí me dejaba en libertad.

 

«El líder es otro y está suelto»

–Vayamos ahora a las pruebas que presenta la fiscalía en su contra, con las que sostiene el caso y lo culpa. ¿Usted declara que se las «plantaron»?

–En mi declaración, dije que me habían plantado pruebas, sí, porque realmente no existen. Primero, la de control satelital de mi camioneta, por sistema GPS. Presentan 64 posicionamientos de mi camioneta, inmediatamente después a mi detención. En foja 3950, aparece Volkswagen Gol azul, cuando mi camioneta es una Ford EcoSport. En la mayoría de los mapas, aparece posicionamiento de un vehículo, pero nunca a qué vehículo refiere el mismo. (Muestra los mapeos y señala). En la foja 3950 sí dice y para nada coincide con mi camioneta. En la 3937, posiciona al vehículo en la casa de uno de los coprocesados Fernando Araújo, a quien ni siquiera conozco y también aparece descrito el vehículo como azul y el mío es de color plateado. En la foja 3938, otro vehículo, no mi camioneta, posiciona mi camioneta en la puerta del ingeniero García, pero en la parte de atrás de la hoja el titular de la camioneta es Zuchetti Sebastián, de la mía la titular es Zulma Alicia Vera. ¡Como se puede claramente ver, son completamente pruebas plantadas en mi contra! ¡¡¡En 60 posicionamientos no aparece a qué vehículo se hace referencia!!! Como yo tenía un prontuario, antecedentes penales, que son unos cuantos, mi alto perfil, etc., yo era el candidato, era el parecido al hombre del traje gris. Si llevaran todo esto (los documentos de GPS), a gendarmería nacional, saldría de inmediato a luz que son truchas. Pero, reitero que los únicos que pueden solicitar esta investigación son los fiscales y no lo hacen porque vuelven a pasar un papelón. Ellos saben que yo estaba en Uruguay, que la firma es mía y que los protocolos de las demás personas son originales. Es decir que no van a hacer nada porque se les cae lo que venían construyendo. El líder es otro, y está suelto. Aquí los fiscales tienen más poder que los jueces, los jueces son de garantía. Son los que cuidan la garantía del debido proceso.

 

–¿Y el principal testimonio, el de Alicia Beatriz Di Tullio, la mujer de Ruben «Beto» De la Torre, uno de los procesados, la que brindó a la Policía los datos que permitieron atrapar a la banda o parte de la banda, también lo incluye a usted?

La acusación de la testigo es por despecho, por celos creo yo. Primero, quiero aclarar que me acusan de usar dos números telefónicos, a mí me secuestraron dos teléfonos hartamente investigados, de los que no se desprende ningún dato vinculante de llamadas con los que están hoy detenidos. Sobre la mujer, aquí está (entrega la copia de una segunda declaración de Di Tulio dirigida al juez)… después que reflexionó, va nuevamente a dar una declaración que los fiscales no le quisieron tomar. Pero ella igual la hizo en una escribanía. Y al igual que le sucedió a mi ex esposa, la presionaron psicológicamente. Así que la delatora no lo sería tanto. Eso testifica en su segundo testimonio. A mi ex mujer le allanaron la casa, rompieron todo y le dijeron que si no hablaba nunca más iba a ver a la hija y quiero aclarar, entre paréntesis, que a mí no me secuestraron ni medio gramo de oro que se corresponda con el robo al banco, ni joyas ni nada. Yo tengo mis cuentas corrientes, cajas de ahorro, chequera del banco provincia, etc.

 

–¿Y el gomón con el que fugaron los ladrones del Banco, cuatro horas antes de que la Policía ingresara en él?

–En la televisión aparece un gomón secuestrado, y aparece el dueño. Y dice en la causa que ese gomón es mío y que yo se lo vendí a fulano. Ahí se termina la investigación. Pero nunca se investigó ese titular que vendió el gomón a alguien y que sí pertenece a los grupos especiales de la Policía, ese alguien que tiene un nombre de guerra y se llama «Tango». «Tango», que estuvo siendo investigado, pero inmediatamente se cortó la investigación, cuando aparecimos el resto en escena. Tiene un íntimo amigo, cuyo hermano es el dueño de la casa por donde salieron los chorros, a seis cuadras del Banco. ¡No investigaron esto tampoco!

 

«Una mentira tapa a otra y así otra y otra…»

–Mucha gente implicada y el cerebro no sería usted, ¿a quiénes considera responsable/s?

–El tema es así: después de que una mentira se tapa con otra mentira y otra mentira tapa a otra mentira, la cosa se transforma en una gran mentira. Sí. Hay un montón de gente implicada. Hace un año que vengo diciendo que el señor León Arsalian (ministro de seguridad bonaerense en la fecha del atraco) es responsable de haberme plantado una prueba. Verdaderamente no es así, él es responsable de la Policía de la Provincia de Buenos Aires. Policía que está reconocida en el mundo como la más corrupta, todos los días aparecen en «la maldita policía» pruebas plantadas, muertos por la Policía, le sacan las causas a los policías y se las dan a otros investigadores judiciales porque ni la propia Policía se puede investigar, están en los grandes secuestros, en la muerte de abogados, etc. Entonces, yo a lo que voy es que hay mucha más gente implicada ahora que antes del atraco. Retomamos por ejemplo el supuesto posicionamiento de mi camioneta, estas empresas de seguridad están controladas por ex funcionarios de Policía o militares. Aparece una jefa de operaciones, pobre mujer que se llama (da el nombre y entrega las fojas 3965 a la 3967), que da fe de que los mapas son correctos, que los posicionamientos son exactos, que no tiene margen de error, que todo el mundo debería comprar un sistema que no se equivoca. Pero en la foja 3926, resulta que encontramos un posicionamiento tan exacto que está en dos calles paralelas: calle Independencia y EEUU. ¿Cómo hacés para estacionar en dos calles paralelas? Imaginate que yo te diga, por darte un ejemplo de Montevideo, estoy en 18 de Julio y Colonia ¿Cómo haces para encontrarme? Así que como esta señora declara bajo juramento decir verdad, también queda implicada. Está implicada una jefa de operaciones, están implicados los directivos de seguimiento GPS de la empresa, que son ex policías, está implicado un perito, están implicados los fiscales, hay mucha gente implicada. Y el punto cuál es: ¿cómo hacemos para decir la verdad? Yo pido que el ente que controla la actividad de los escribanos (en Uruguay), que defiende los intereses de los mismos y el colegio, no me defienda a mí, la defienda a ella, defienda que una escribana pública no va a dar un acto de fe incierto.

 

«Si triunfa la verdad me van a tener que pagar hasta el último centavo»

–¿Piensa demandarlos si sale libre?

–Pero no te quepa ninguna duda, que si triunfa la verdad y queda demostrada mi inocencia, me van a tener que pagar hasta el último centavo de mis inversiones más el lucro cesante. Ese es otro de los problemas, aparte del quilombete periodístico que se va armar por tenerme un año y medio detenido, en este caso detenido siendo inocente. El quilombete económico por el erario argentino, que van a tener que pagarme. No el fiscal, ojalá se lo cobrasen a los fiscales, pero no, me la va a tener que pagar el Estado argentino. Y todo esto viene también porque el perito argentino tuvo el tupé de decir que aquí en la República Argentina, hay ciertos escribanos que se prestan a prácticas de someter una firma una semana después. Eso es delito aquí y en cualquier pa
rte del mundo. Bueno, que dé nombres. Está diciendo que hay escribanos que son delincuentes, que se separen copias de la declaración de la escribana y que se abra una investigación y de última los fiscales argentinos y a ese perito que está poniendo en duda el acto de fe realizado por una escribana uruguaya, que lo denuncien por falso. Espero que algún día, los reguladores de los escribanos en nuestro Uruguay, se levanten y digan: `alto, esperen un poquito, acá no se trata de un delincuente más o menos, acá se trata del honor de un profesional uruguayo. Se han metido tan en lo hondo, construyendo su hipótesis, acusándome, que pasarán tremenda vergüenza.

 

–¿Quiénes perpetraron el ilícito?

–Ellos mismos. Las fuerzas de seguridad, seguro. Ha sido tan grande la vergüenza que ahora nadie quiere retroceder, ni dar medio paso atrás. Por ahí leí algún renglón que se denominan señores de Fe. Entonces que sean verdaderamente honorables y digan: cometimos un error, construimos una hipótesis acusatoria en función de una persona que si bien tiene antecedentes penales, que no se baña en agua bendita, no tiene nada que ver con este hecho investigado.

 

«Fui el hombre araña, pero me retiré»

–Separando los tantos…

–Separando los tantos: ¿Tengo antecedentes penales? Sí. ¿Pagué por ello? Sí. ¿Fui el hombre araña? Sí. ¿Me retiré? Sí ¿Tengo empresas? Sí. Entonces por qué no venir y decirme a mí o que se lo digan a todos: `Vittete, nos equivocamos´.

Vittete tiene cuentas en Uruguay, tiene cuentas de crédito, cajas de ahorro aquí en la Argentina, propiedades en Argentina, ¿pero fueron compradas después del Banco Río? No señores, fueron compradas muchísimo antes. Averigüen de dónde saqué los fondos para comprar todas mis propiedades, pero por que las tenga, no van a decir que yo robé el Banco. No alcanza. Como dije, no se me encontró un gramo de oro, un billete fuera de lugar, ni la capucha, ni el traje gris, ni armas. Si yo fuera el ideólogo, quizá podía estar detenido, pero dicen que soy el tipo del traje gris que estaba en el Banco. No lo soy. *

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