Armonía. Trasero grande, buena salud

La grasa subcutánea de las nalgas ayuda al metabolismo del azúcar

La antiestética grasa que a menudo se acumula en los muslos y las nalgas, puede resultar una efectiva ayuda para mantener la salud.

Una investigación de la grasa acumulada bajo la piel, o subcutánea, particularmente en esas partes del cuerpo, podría ayudar a reducir el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Durante mucho tiempo se ha sabido que esta enfermedad está relacionada a la obesidad. En particular el riesgo de diabetes 2 se vincula a la llamada grasa visceral, ubicada en el área abdominal y que envuelve a los órganos del cuerpo. Pero los científicos de la Escuela de Medicina de Harvard y el Centro de Diabetes Joslin, en Estados Unidos, afirman que la grasa subcutánea ­la que se encuentra en caderas y muslos­ puede reducir los niveles de insulina y mejorar la sensibilidad a esta hormona.

«Estos resultados podrían conducir a la búsqueda de sustancias compuestas de grasa subcutánea que puedan ser beneficiosas para el metabolismo de glucosa» afirma el doctor Ronald Kahn, uno de los autores del estudio publicado en Cell Metabolism (Metabolismo Celular). En promedio, entre 80 y 90% de la grasa corporal es subcutánea, y el 10 o 20% restante es grasa visceral. Según los autores, la obesidad en el área abdominal o visceral ­la clásica «barriga de cerveza» o el cuerpo en forma de manzana­ aumenta el riesgo de diabetes y mortalidad. 10% de la grasa corporal está ubicada alrededor de los órganos importantes del cuerpo. Y se cree que obesidad en áreas subcutáneas ­el cuerpo en forma de pera­ puede reducir estos riesgos. Para comprobar esa teoría, en el estudio llevado a cabo con ratones, los científicos trasplantaron grasa de una parte del cuerpo de los animales a otra. Cuando se retiró la grasa subcutánea y se colocó en el área abdominal, se registró una disminución en el peso, la masa de grasa y los niveles de glucosa en la sangre.

Los animales también se volvieron más sensibles a la insulina, la hormona que controla la forma como el cuerpo utiliza el azúcar. Se cree que la primera etapa de la diabetes tipo 2 se inicia cuando comienza a fallar la respuesta del cuerpo a la insulina. Pero cuando los investigadores retiraron la grasa abdominal y la inyectaron en otras partes del cuerpo no se registró ningún efecto. Los autores concluyen que la grasa subcutánea es intrínsecamente diferente de la grasa visceral y ésta quizás produce sustancias que mejoran el metabolismo de glucosa. Según el profesor Kahn «lo más sorprendente fue descubrir que la variante más importante no es donde la grasa está localizada, sino el tipo de grasa».

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