Abuela con dos nietos fue deportada

Uruguay tiene 14 consulados desparramados en todo el territorio y una Embajada en España. Sin embargo, una vez más, y pese a los tratados firmados entre ambos países, los uruguayos que intentan entrar a la Madre Patria son devueltos y maltratados por las autoridades migratorias que trabajan en los aeropuertos.

Este caso se da a escasas horas de que el canciller uruguayo Gonzalo Fernández visitara España y se reuniera con su par, Miguel Angel Moratinos, quien le aseguró que el trato a los compatriotas allí «sigue tan cordial como siempre».

Mirta Giménez estrenaba pasaporte. Lo mismo le ocurría a sus nietos Nicole y Bruno Puchalvert, de 9 y 12 años, que viajaban por primera vez en avión a ver a su papá, un ex campeón uruguayo de padel que desde hace cinco años está legalmente establecido en España. «Doy clases en Lérida, a dos horas de Barcelona, y como en agosto tenemos vacaciones y tenía el dinero, le mandé los pasajes a mi madre para que viniera con mis hijos», señaló a LA REPUBLICA Schugar Puchalvert, docente establecido legalmente en España desde 2002.

Su madre y sus hijos tenían pasaje de ida y vuelta y debían volar de Madrid a Barcelona, donde los esperaba. Sin embargo, todo se frustró porque al intentar entrar a España las autoridades migratorias les impidieron el acceso. «No pude verlos, no pude hacer nada, no me llamaron para avisarme que los deportaban», contó Puchalvert con impotencia.

En la tarde de ayer, y luego de que su madre e hijos partieran de vuelta a Uruguay, el docente habló telefónicamente con este corresponsal. «Soy profesor, trabajo en la enseñanza de niños y adultos en un club, y tengo todo en regla desde que llegué. Mi madre y mis hijos venían a visitarme por las vacaciones. Me siento muy mal», dijo.

«Además, no les dieron ni agua en las horas que estuvieron allí. Mi hija me llamó anoche a las 9.15 para decirme que no los dejaban volar a Barcelona, donde yo la esperaba, y que estaban en Madrid», relató. En cuanto a las autoridades uruguayas, Puchalvert señaló: «Me comuniqué con el cónsul, pero no hizo nada. Supuestamente pidió que le mandaran por escrito por qué habían mandado de vuelta a mi familia. No he tenido más novedad».

«La idea no era que se quedaran porque viven en Uruguay con su madre. Venían a pasear aprovechando mis vacaciones», dijo. Su madre y sus hijos están llegando de vuelta hoy a Uruguay, tras pasar varias horas encerrados en el aeropuerto de Barajas.

 

«¿A qué vino el canciller?»

El responsable de la Casa Uruguay en Madrid, Daniel Caserta, dijo a LA REPUBLICA que tiene un sentimiento de impotencia y frustración ante las actitudes de las autoridades españolas con los uruguayos que llegan a ese país, así como respecto a la inacción de las autoridades uruguayas. «Ayer a la 1 de la mañana la enviaron a Uruguay con sus dos nietos; ella tiene 72 años. Para nosotros es una impotencia bárbara: las autoridades uruguayas te dicen que no pueden hacer nada. Es lamentable, yo me pregunto a qué vino el canciller a España. Gargano no hizo nada, éste tampoco», sostuvo Caserta.

«Nos da la sensación de que no les interesamos, que lo único que interesa es poder hacer algunos negocios. Los que estamos acá quedamos olvidados del mundo. Así nos sentimos. Lo peor de todo es que ya está como asumido este tema; parece que hay resignación: al que le toca le toca», añadió.

Caserta explicó: «Nosotros mantenemos la preocupación y la queja porque el convenio de 1872 sigue vigente. Lo que pasa es que no hay actitud política para defenderlo». Por otra parte, también criticó la promoción que hace el gobierno uruguayo para que los compatriotas del exterior vuelvan al país. «Se nos dice que nos vayamos, que podemos llevar todo, pero nos preguntamos qué vamos a hacer allá. Atrás de una política de retorno tiene que haber una política laboral. Nos piden que vayamos cuando tenemos familiares en Uruguay que sólo consiguen trabajo en un supermercado por 4.000 pesos y quieren venirse para acá. Tiene que haber una mejora laboral en serio para que podamos volver», opinó.