Escuela 157. Matías Reyes, de 6 años, recibió su laptop de manos del presidente Vázquez

El Plan Ceibal llegó a Montevideo: entregaron la computadora 100.000

Mi escuela tiene algo de casa (…), mi escuela tiene algo de leyenda, la Escuela Villa García», dice la canción que los niños cantaron al final del acto, resonando en el patio cerrado para la ocasión, entre los aplausos.

Ayer llegaron allí las computadoras del Plan Ceibal, y la número 100.000 fue para un niño de primer año, el más pequeño de la escuela. «¿Cuantos años tenés?», le preguntó el presidente de la República, Tabaré Vázquez, que se agachó hasta llegar a la altura de Matías Reyes. «Seis», dijo con los ojo bien abiertos, mientras el primer mandatario sonreía.

Matías ­que le confesó al primer mandatario que se portaba «más o menos»­ miraba a ese hombre que, seguramente tantas veces vio en la tele, y a veces agachaba la vista para ver la computadora que ya tenía entre sus pequeñas manitos. Vázquez se emocionó. «Esto es para observar», dijo sobre el momento que protagonizaban los niños. Luego miró por un caleidoscopio que le regalaron los escolares que jugaban delante suyo con sus máquinas.

Así fue la entrega de la computadora 100.000 del Plan Ceibal, un proyecto que pretende dotar de una laptop a cada estudiante de primaria y sus maestros. Hasta el momento, 100.000, de las 400.000 niños a los que se llegará, ya tienen su laptop.

Los niños de la escuela 157 del kilómetro 21 de Villa García, en su gran mayoría, ya las tienen. Entre hoy y mañana algunas clases recibirán las máquinas verdes, ya que la entrega se fue realizando paulatinamente entre los años más avanzados.

El acto protocolar contó con la presencia del Presidente, ministros de Estado, Legisladores y autoridades educativas. El consejero Héctor Florit (ANEP) dijo a LA REPUBLICA que la entrega de las laptops ha sido «muy vertiginosa», ya que «hoy hemos llegado a las 100.000″.

 

Jugando con las pecés

Nicolás, Walter, Carlos, Mario y el resto de sus compañeros de primer año, fueron recibiendo las laptops uno a uno. Intentaban abrirlas pero no podían ya que no conocían cuál era el mecanismo. «Ahora después, en las clases, van a abrirlas», dijo una de las maestras a una niña que la miraba como pidiendo ayuda.

Luego del acto, los niños se dispersaron. Algunos fueron al patio y unos pocos estudiantes del liceo contiguo a la escuela se acercaron para conocer las computadoras. En el cuarto año A, Rodrigo Benítez, Kevin Cohelo, Bryan Santo, Bryan Moreira y Nahuel Orrego, en una mesa sobre la pared, estaban «jugando», según Rodrigo. «Vamos a estudiar, a bajar música y a jugar con la computadora», agregó Kevin.

Las máquinas de estos niños, abiertas y funcionando, no podían conectarse a Internet, aunque las autoridades aseguraron que el centro ya contaba con la conectividad a pleno. La escuela 157, con 1300 alumnos en dos turnos, una comunidad unida al barrio de una historia centenaria, ahora tiene algo más de leyenda, tal como dice la canción que identifica a la escuela.

 

El ALUMNO 100.000

– ¿Matías, cuántos años tenés?

– (Piensa) Seis.

 

– ¿Ya abriste tu computadora?

– Sí, recién.

 

– ¿Y te gustó?

– Sí. Estoy contento.

 

– ¿Sabés que sos el alumnos que recibió la computadora 100.000?

– Sí

 

– Tenés hermanos

– Sí, tres que son mucho más grandes que yo.

 

– ¿Cómo se llaman?

– «Cuchula», Valentina, Ismael. Yo soy el más chico

 

– ¿Les vas a prestar la computadora?

– Sí. (Piensa) No sé.

 

– ¿Quién era el señor que te dio a computadora?

– El señor Tabaré.

 

WASHINGTON, EL MAESTRO

En la escuela 157 es todo historia que cuenta cien años de la vida misma de Villa García. Ayer, el centro de Primaria fue una gran fiesta que congregó a vecinos, periodistas, autoridades y hasta vendedores. Un grupo de vendedores de golosinas se ubicó en la puerta de la institución para «hacer el día», explicó una de las comerciantes. Cinco jóvenes tenían una pancarta que recibía al presidente de la República y le daban «fuerza».

La escuela había sido también decorada para la llegada de los visitantes. Tres cuadros recordaban en el pasillo varios de los estudiantes de otras épocas. Algunos cuadros mostraban fotos tomadas en la década de 1950. «Yo estuve ahí», le dijo Washington Algaré a una señora que apreciaba la gigantografía.

El maestro y profesor que supo dar clases en el Liceo Popular que funcionó en la misma escuela 157, explicó a LA REPUBLICA que dio clases entre 1964 y 1975. Allí lo «llevaron al Cilindro», refiriéndose a la época de la dictadura, cuando se utilizaba ese recinto como lugar de arresto de los presos políticos.

Contó que la escuela «es un referente para el barrio» y comparó la llegada de las laptops al surgimiento de la imprenta. «El desarrollo y el impacto que tuvo la llegada de la imprenta al mundo, es similar al proceso que vivimos hoy», dijo. Contó además que fue él quien diseñó las primeras maquetas del diario LA REPUBLICA, cuando éste fue fundado en el año 1988. «Yo trabajé en LA REPUBLICA», dijo con una sonrisa.

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