Karumbé. La única asociación uruguaya dedicada a rehabilitarlas se instalará en Montevideo

Zoológico de Villa Dolores tendrá un hospital de tortugas marinas

El zoológico de Villa Dolores tendrá, en pocos meses, un espacio en el que el público no sólo podrá ver animales y conocer sobre ellos, sino también asistir a su proceso de rehabilitación. Las experiencias, que el centro piensa extender en un futuro, comenzarán con la instalación de un hospital de tortugas marinas y una exposición permanente que estarán a cargo de la asociación civil Karumbé.

Tras diez años de dedicarse a la rehabilitación e investigación de las tortugas marinas, Karumbé firmará un convenio con la Intendencia de Montevideo (IMM) para instalar su centro de rehabilitación y asistencia veterinaria ­que incluirá un CTI­ en un edificio de Villa Dolores. Los funcionarios del zoológico apoyarán estas tareas, así como la investigación de los animales, otro pilar del trabajo de Karumbé.

«La idea es comenzar a rehabilitar fauna, en este caso para reintroducirla a la naturaleza, porque jamás podríamos ofrecer a estas tortugas condiciones de vida adecuadas. La meta es trabajar hacia el exterior del zoológico e investigar, algo que nos estaba faltando», dijo el director de Villa Dolores, Fernando Cirilo.

 

Un proyecto abierto

Luego de la firma del convenio y del reciclaje del edificio que utilizará la asociación, el centro de rehabilitación e investigación de tortugas se pondrá en marcha, en un comienzo de forma preliminar. Será un lugar cerrado, pero el público podrá observar el tratamiento a través de ventanas. Por otra parte, habrá una exposición permanente que ofrecerá una representación del fondo del mar, imágenes en 3 D y un panorama de las especies y sus hábitats, así como de los problemas de conservación que hoy enfrentan. Las cinco especies de tortugas marinas que viven en las aguas uruguayas están en peligro de extinción. «Intentamos que todo sea muy educativo», dijo Andrés Estrades, coordinador de Karumbé.

Las tortugas que atenderá el equipo de veterinarios provienen de las costas uruguayas, luego de ser rescatadas por los voluntarios permanentes y ocasionales de la asociación. Pescadores y turistas, en muchos casos, se convierten en colaboradores imprescindibles a la hora de salvar animales que han caído en redes o que se encuentran lastimados en las orillas. «Tenemos muy pocos recursos, pero muchos voluntarios. La gente, cada vez más, se comunica con nosotros para que rescatemos a las tortugas», afirmó Estrades. Entre ellos se encuentran actores estatales, como Prefectura.

Una vez localizado el animal, se evalúa y, si es posible, se traslada al centro de rehabilitación, único en nuestro país. Hasta hace poco funcionaba en El Pinar, y antes se ubicó en La Coronilla (Rocha), pero desde el último verano Karumbé no contaba con un espacio físico propio. La comuna montevideana acordó proporcionárselo en Villa Dolores. En él, posteriormente a los estudios clínicos que requieran, los animales serán ubicados en pequeñas piscinas donde se les proporcionará alimentos y medicación.

El público podrá informarse, a través de paneles, de los tratamientos médicos que reciben las tortugas, mientras asisten a su rehabilitación a través del cristal. La asociación prevé que, cuando se produzcan las liberaciones, los visitantes también podrán participar de la experiencia.

Karumbé cuenta, además, con una base de investigaciones que funciona en La Coronilla desde diciembre a mayo. Allí se realiza el monitoreo de las especies que habitan en Cerro Verde, una zona marina que podría incorporarse al Sistema Nacional de Areas Protegidas.

En el equipo multidisciplinario de la asociación creada en 1999, trabajan cinco personas con cargos fijos y 30 voluntarios permanentes. Entre ellos hay biólogos, veterinarios, antropólogos y maestros.

 

Una especie en peligro

Las tortugas marinas llegan a las aguas uruguayas para desarrollarse y alimentarse. Cinco de las siete que existen en el mundo se refugian en esta zona del Atlántico Sur; tres de ellas son frecuentes. Todas están en peligro de extinción, particularmente debido a la destrucción de sus hábitats, la captura accidental durante la pesca, el enredo en la basura marina y problemas de salud, como casos de shock térmico o tumores. No se reproducen en Uruguay debido a que las temperaturas de nuestras aguas no son lo suficientemente cálidas, pero algunas de ellas viven aquí largos años.

«A nuestro país llega incluso la especie siete quillas (Dermochelys coriacea), la más grande del mundo, con dos metros de largo y de 600 a 800 kilos de peso. Está en peligro crítico de extinción y aparece en primavera y verano», explicó Estrades.

Las tortugas se mueven en amplias zonas. «Su rango no se determina por países, sino por océanos. Eso hace que trabajemos con investigadores de más de un continente, y por eso existe una Red del Atlántico Sur. De lo contrario, perderíamos el tiempo», informó el coordinador de Karumbé.

Como ejemplo, actualmente están monitoreando el recorrido de una tortuga que partió desde Africa hace meses. Allí, los científicos locales le colocaron un aparato que permite realizar un proceso de seguimiento satelital (telemetría) en su trayecto hacia este lado del Atlántico.

«Eso muestra el grado de compromiso que existe», sostuvo Estrades, quien agregó que el intercambio entre investigadores de los diversos países es también permanente. En 10 días se desarrollará el congreso de los países del Mercosur en la materia, esta vez en Argentina, mientras que en tres semanas un miembro de la asociación partirá hacia Africa.

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