Tu gurú, tururú

Un estudio sobre Twitter revela que el número de gurús de Internet ha pasado de unos 4.500 en mayo del 2009 a cerca de 16.000 hoy en día. Los podemos ver y leer en todos lados; incluso debajo de las piedras: gurús de Internet, gurús del social media, de la viralidad, del marketing digital, incluso los que se consideran a sí mismos como «social media ninjas» -éstos son mis favoritos-.

Total, no sufren la crisis; ser un gurú de la nada es cómodo y es gratis. Seguramente, la culpa de esta reproducción como conejos de los gurús en la red sea de la situación económica actual que estamos viviendo. El paro ha dado mucho tiempo libre a la mente colectiva, pero no hay nada más frustrante que ver a alguien que se considera experto sin tener la menor idea de lo que habla y sin profundizar en la materia que analiza. Lo mismo sucede con las listas de los más «poderosos» de Internet, que este año ya ha salido publicada.

No la he leído y sé que salen algunos amigos; además, entiendo que es bonito salir en estas listas y, por eso, no lo critico ni lo más mínimo. No me parece mal, ni mucho menos, que a alguien se le valore, pero creo que no se hace ningún favor empleando etiquetas radicales y ofensivas para el resto de la humanidad como «los poderosos» o «los amos», por mucho que sean espectaculares o periodísticos. De verdad que no hacen ningún favor a las personas a las que mencionan, que sin comerlo ni beberlo parecen haberse puesto una etiqueta que muy posiblemente no desean incluso por prudencia.

A mí, el término que me gusta y en el que creo de verdad es «influyente». La persona que se autoconsidera gurú de algo me parece que, además de no tener abuela, es muy poco inteligente. Eso de por sí denota no entender nada y ser intelectualmente soberbio. Posiblemente un prepotente. Recuerdo una comida con un banco de Madrid -no menciono el nombre por razones obvias-. En un momento dado, nada más llegar, uno de mis interlocutores al que ya conocía, me presentó a su acompañante como «su gurú de Internet». No pestañeé, sólo le miré con perplejidad al ver que aceptaba de buen grado y asentía ante tal calificativo.

«Hoy como con un pintamonas», pensé. Casualidad o no, no me equivoqué. No creo que haya gurús de nada, por lo menos en España, que es el mercado que mejor conozco. Sí creo que hay personas -ya sean empresarios, blogueros, profesores o pensionistas- que son capaces de hacerte pensar, aún no estando de acuerdo con lo que dicen. Ellos son «los influyentes», ya que estimulan ciertas ideas y reflexiones que sin leerlos tal vez no te hubieses planteado; y eso para mí tiene mucho valor. Personalmente, tengo mi propia lista de personas que considero un estímulo y que me gusta seguir, aunque no por eso voy a comprarme un televisor de la marca que a ellos les guste.

Las personas más inteligentes y de más éxito que he conocido en la vida han escuchado siempre a los demás, aún sabiendo mucho más que ellos. Jamás se lo han creído y, por norma general, se han considerado siempre a sí mismos meros aprendices, incluso sabiendo que objetivamente no había nadie con conocimientos sobre su campo que les pudiera hacer sombra. Tal vez hoy en día venda más ser un gurú o un ninja de algo. Pero muy posiblemente seas más de verdad si sólo eres quien eres; una persona más. Y ya de paso, pido cuarto y mitad de los 16.000 gurús que hay listados en Twitter.

Alejandro Suárez Sánchez-Ocaña

CEO Ocio Networks

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