En tiempo récord

Recuperan escuela en Florida

Entre las 8 y las 18 de ayer, Chilcas y Chingolas recuperó su escuela. La imagen es propia de un programa norteamericano donde a una familia le destruyen y reconstruyen su vivienda en sólo algunas horas, una fórmula por demás efectiva para atrapar a un espectador que se conmueve con una obra tan loable como acelerada. La reconstrucción de ayer tuvo bastante de eso. La escena dejaba ver al intendente y su comitiva con remeras y gorros blancos con la consigna «con la escuela de Chilcas construimos futuro». Pero no sólo a ellos, sino también a la maestra, los escolares, voluntarios, vecinos, e incluso los periodistas que asistieron a cubrir. Todos de blanco, con logo y consigna. En la platea, la suerte de cimiento en la que se basa la construcción, unos veinte trabajadores de la empresa Umissa, de remeras rojas, cascos y zapatos amarillos, armados de martillos, taladros, destornilladores y otras herramientas, levantaron a un ritmo vertiginoso una nueva figura sobre el horizonte, dejando colocado el techo cuando todavía faltaba bastante para que el sol comenzara a ocultarse. Instalación eléctrica y detalles quedaron para hoy. La capilla y la policlínica, que no funcionan como tales «porque curas nunca vienen por acá y médico que atienda no hay», tal como contó la cocinera de la escuela, fueron las edificaciones que pasaron a tener un vecino enfrente. Entre la capilla y la policlínica, arriba de un aljibe, hay un cartel que anuncia, desde el año pasado, que allí funciona también la escuela. La policlínica es chica y la iglesia se llueve. De todos modos, desde que ocurrió el incendio, la maestra Miriam Abreu se las arregló para dar clases allí.

Umissa aportó la edificación prefabricada, instalada junto a los obreros de la empresa, los cuales pertenecen a la Unión de Trabajadores del Metal y Ramas Afines (Untmra). Hubo aportes también del colegio Stella Maris, el diario El País, la Fundación Gallinal y fundamentalmente del grupo Toronto, de uruguayos residentes en Canadá, que en un asado benéfico realizado el pasado año recaudó más de 2.500 dólares para ayudar la reconstrucción. El Consejo Directivo Central (Codicen), que avaló la edificación, se sumó además con el aporte al BPS de los trabajadores que llevaron adelante la obra. La Intendencia de Florida fue el motor del proyecto, aportando además mano de obra y logística.

Carlos Enciso, que asumió en julio de este año y se tomó el asunto como ítem fundamental a resolver en su gestión, resaltó que la comunidad de la zona era la que se encontraba «desprotegida» ante la «inacción» de las esferas estatales que no consiguieron soluciones antes.

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