Escuela 317. Unos 80 niños volvieron a las clases en enero

Verano Educativo en Malvín Norte: una propuesta educativa y social

En Euskalerría sobran espacios verdes, pero también las grises moles de cemento que forman un laberinto de edificios. La población del barrio es la más numerosa de la ciudad.

A diferencia de otro gran caudal de habitantes de Montevideo, como Pocitos, en Euskalerría «tenemos frío, y en verano pasamos mucho calor y necesidades», explicó Ana Luisa, una vecina, participante activa de las cuestiones del barrio. «Nos quejamos de la inseguridad, la pobreza, lo lejano que se vuelven algunos servicios básicos, la pobreza y el olvido», explicó.

La escuela cumple en el barrio una función social imprescindible, de ayuda a la comunidad. Durante el resto del año, unos 400 niños y adolescentes, que llegan desde la UTU y el liceo del barrio, reciben alimento diario en la Escuela 317 Islas Baleares de Euskalerría. El centro está a media cuadra de la Facultad de Ciencias sobre la calle Iguá y frente a las viviendas. El fondo de la institución también tiene de escenografía las ventanas de los edificios. Ahora, en verano, la escuela sigue cumpliendo con un fin social, al ser elegida como uno de los centros del programa Verano Educativo que propone el Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP).

El lunes, unos 84 niños no sólo de la zona, sino también de escuelas tan alejadas como la República de Dinamarca (ubicada sobre la avenida Rivera, a dos cuadras del Cementerio del Buceo), volvieron al aula. Allí, María Angela Fernández, directora de la escuela, los recibió entre los preparativos del primer día y el proceso de acomodamiento tanto de niños, como del personal docente.

El centro contará este Verano Educativo con dos maestras (que al igual que la directora trabajan allí el resto del año) y dos profesores talleristas para diferentes actividades. La idea «es trabajar en un apoyo educativo a los niños, con un plan que busque integrarlos a la escuela, de aulas abiertas y de atención directa», explicó la directora.

La escuela será parte del programa «Aprender», que procura brindar un apoyo técnico en cuanto a lo social y pedagógico de acuerdo a la característica sociocultural del alumnado. «También será en verano un punto de apoyo para los niños», indicó la directora.

 

Maestros investigando

En 2005, el cuerpo docente de la Escuela 317 realizó una investigación debido a los altos índices de repetición que presentaba la escuela. Se preguntaba como punto de partida inicial: ¿por qué los niños no aprenden? Según las conclusiones de la investigación «el problema es la falta de estimulación temprana», dijo Fernández.

Es por eso que la escuela se ha planteado en los últimos años atender aquellas carencias que los niños traen desde pequeños. «Buscamos conocer al actor, ver qué les sucede. Si hay un niño en el corredor, un maestro, por más que no sea su maestro, lo escucha y trata de comprenderlo», dijo la directora.

El plan de la escuela, en verano, y en el resto del año es que el maestro se comprometa desde su lugar con el plan educativo de apoyo al niño. Cuentan con el programa Maestros Comunitarios, que permite un acercamiento mayor de los docentes con el ámbito familiar e involucra así a los padres en los procesos de aprendizaje de sus hijos. Las dos maestras que trabajarán en el Verano Educativo forman parte de este programa, lo que permitirá profundizar también en verano esta experiencia.

 

Niños aprendiendo

Stefani y Cecilia se paran en la puerta de la dirección. La directora les pregunta por qué están allí. «Nos portamos mal». La directora las invita a pasar y les promete que después tendrán una charla. «No charlaremos para retarlas y nada más, charlaremos porque a ellas dos no les gusta lo que están haciendo en clase, y consideramos importante que puedan encontrar su lugar», dijo Fernández. En el primer día «recién estamos comenzando a organizarnos, lo cual nos cuesta a todos».

En la mesa de su despacho, en la dirección, hay un montón de paquetes de pañuelos descartables, los jabones para que los niños se laven las manos antes de la comida y otros elementos necesarios para que puedan también aprender la importancia de la higiene, para el cuidado de su salud. Además, las propias maestras cuidan la salud de los niños en verano y les hacen entender a ellos la importancia de cuidarse ante la exposición al sol.

«Tengo acá el protector solar para ellos», muestra la directora.

En uno de los patios de la escuela, los niños más pequeños jugaban con los juguetes ya gastados de tanto juego. En una de las clases aplicaban lo aprendido en el año de las líneas paralelas: se hacían abanicos de colores. Los más grandes, de cuarto año, escribían sus primeras redacciones del verano, sobre lo que les gusta hacer. «Es una forma de conocer qué es lo que ellos disfrutan así podemos plantear las actividades», explicó la maestra a cargo del grupo.

 

Trabajo manual

La Escuela 317 durante todo el año presenta una propuesta que en verano se extiende, en el marco del apoyo a los aprendizajes que realiza Primaria. «Los niños aquí faltan mucho a clase, entonces lo que buscamos es que puedan complementarlo en estos días, desde el punto de vista educativo, para equilibrar lo que no obtienen el resto del año», indicó la directora. En este marco, se espera que también puedan desarrollar conocimientos a partir del trabajo manual. «Que ellos puedan transferir lo que aprenden en la escuela a otras actividades de su vida diaria», dijo Fernández. Por eso es muy importante «fomentar el trabajo manual», añadió.

 

Apoyo mutuo

Fideos y sandía era el plato del día. Cuidar la alimentación, más aún si el comedor, como el resto del año, estará abierto a niños y adolescentes que estudian, que son del barrio y que tienen la necesidad de aprovechar el alimento, es una de las razones para que se ofrezca un menú sano y rico. Un menú acorde con las altas temperaturas.

Minutos antes de las 13.00 horas se abre el comedor, que ya desde una hora antes está pronto, con las bandejas y cubiertos en las mesas. En el año, a diario la escuela recibe 400 personas de todo el barrio, estudiantes de la UTU y el liceo.

Así como brinda un importante apoyo social, también está siendo constantemente apoyada por las instituciones del barrio. La Facultad de Ciencias organiza clubes de Ciencias, y el programa Proniño y Gurises Unidos harán actividades en verano. Los niños fueron los que diseñaron y pintaron el hermoso patio que contiene un espacio de juegos, y la huerta orgánica, que tal como lo proponía José Pedro Varela en «La Educación del Pueblo», es un espacio de aprendizaje.

El apoyo a la escuela, que comienza desde la propia escuela, incluye el compromiso de los niños, maestros, funcionarios, y hasta del policía que cumple el Servicio 222. «Nosotros le pedimos que él se involucre con la escuela, que trabaje junto a nosotros, que logre romper con aquellos prejuicios que tienen muchos vecinos del barrio, o los mismos niños», explicó la directora.

 

Niños en verano

Los niños que concurren a la Escuela 317, además de recibir alimentos y estar en clase, realizarán actividades recreativas y las alternarán con las preparadas para el espacio de aula.

El Verano Educativo, además de permitir desde hace dos años que los niños puedan complementar mediante la educación lo aprendido durante el resto del año, y en particular brindar apoyo a los estudiantes que tuvieron notas bajas, les da la posibilidad de realizar actividades diferentes.

En muchos casos, los padres pueden contar con que durante las cuatro horas en que los niños están en la escuela, están siendo cuidados.

Los niños de la Escuela 317 tienen allí «un buen lugar para pasar el verano», tal como dijo la directora Fernández, al mostrarnos la propuesta pensada para el 2011.

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