Performance. Katja Alemann abogó por la ecología en un rito para reivindicar el potencial femenino

La diosa empetrolada

Al atardecer, cuando faltaba poco para que el sol se hundiera en el horizonte, la actriz argentina Katja Alemann terminó de colocarse un manto de red de la que pendían botellas, desodorantes, envases de plástico de bronceadores, pescados muertos…

Sobre una peluca de largos rizos ennegrecidos por un supuesto petróleo, sujetó el manto a su cabeza con una corona de pájaros muertos. Fue el complemento que faltaba para decorar su vestido transparente, largo y también sucio de ese aceitoso betún.

A las 20.30 en punto entró en el agua, y como una virgen, con los brazos abiertos en posición de entrega, posó para la prensa que se agolpaba en la orilla y el numeroso público que se juntó a mirarla.

Con pasos lentos y andar cadencioso salió del agua, besó la orilla, y fue acercándose al escenario: las ruinas de la Fortaleza del Medio, o de la Aguada, que se encuentran en la Parada 17 y medio de la Mansa. Allí hizo un homenaje al mar y su diosa Iemanjá, con los brazos en alto y mirando al sol.

De pronto un pescador, el actor local Santiago Bentancor, con teléfonos y celulares enredados en sus redes se acercó y cayó rendido en sus brazos. En tanto el pai Daniel Melo, conocido como Daniel Ogun, le rezaba a la diosa del culto umbandista.

Al final, Daniel se acercó y juntos hicieron una oración final, mientras, detrás de ellos, comenzaban a sonar los tamboriles entonando los cantos sagrados.

La gente, muchos de ellos turistas argentinos que de inmediato reconocieron a Katja como la actriz de «Las puertitas del señor López», escucharon en forma atenta y respetuosa. Solo al terminar la ceremonia se fueron desparramando por la playa, algunos haciendo pozos cerca de la orilla para poner sus ofrendas o prender velas bancas y celestes; otros simplemente volviendo a casa.

Entre los que acompañaron a Katja en esta performance estuvo Mariana Sagasti en la producción general, que colaboró con el proyecto de inmediato, apenas se contactaron, y su madre, Marilouise Alemann, una alemana amante del cine experimental, con algunos trabajos de vanguardia, algunos de ellos filmados en Punta del Este. En cámaras estuvieron Laura Cruz y Osvaldo Bonilla.

Entrevistada por LA REPUBLICA, Katja contó:

-¿Cuál es el motivo de elegir a Iemanjá para esta performance?

-Creo que Iemanjá es un sagrado femenino que hemos estado despreciando durante mucho, mucho tiempo y que esta es una oportunidad para reivindicar un poco a esa potencia del amor femenino que está en el mar, como fuente de vida, como lugar en el que todos no volvemos niños. Es la madre que cuida las aguas, a todos nosotros y a la tierra. Ella o la madre tierra son figuras femeninas que nos remiten a la idea del ciclo, de cuidado de la naturaleza, y que nos hacen ver que nosotros somos simplemente una especie más y que tenemos que acomodarnos a nuestra función y a lo que podemos ser y hacer en este planeta.

-El estar empetrolada ¿es una forma de que la gente tome conciencia de la contaminación que produce?

-Sí, porque somos una generación de gente inconsciente, que cree que somos los únicos que existen y existirán, y piensa solamente en su propio ombligo.

Consumimos y descartamos sin límite, sin control. Y no nos preocupa lo que pasa con lo que desechamos: estamos ensuciando todo, sin pensar en el daño que le estamos haciendo al planeta. Las próximas generaciones no van a tener la oportunidad, ni la posibilidad de vivir en este mundo maravilloso en que nosotros estamos viviendo. No van a disfrutar de estas playas, ni del mar, que va a estar todo contaminado.

-¿Esta performance es parte de un proyecto de largo aliento?

-Sí, estamos haciendo un movimiento de artistas comprometidos con el cuidado del medio ambiente que se llama ReciclArte, que se inició el año pasado pero que empieza en 2011 con esta actividad. Tenemos una página web e invitamos a todos los artistas que estén de acuerdo con esta propuesta a sumarse.

-¿Por qué eligen el arte como lenguaje para la toma de conciencia?

-Con una propuesta artística se puede llegar al corazón de la gente. Porque el arte es el idioma que no requiere de la razón, ni de la instrucción, porque llega directamente a la conciencia, al espíritu o como quieras llamarle, sin intermediarios.

Por eso estamos convocando, además, a todos los artistas que quieran sumarse para hacer diferentes actividades artísticas y llevar la conciencia a todos los que podamos, en la Cuenca del Plata y en el mundo entero, para que todos podamos pensar que tenemos que cambiar nuestros hábitos.

Reciclar la actividad es también un arte. Esto sin miedo, sin pesimismo. No tenemos metas, pero sabemos que es una posibilidad real de cambiar algo en este mundo, algo a favor de la conservación del planeta, por nosotros, y por las próximas generaciones que nos siguen.

El cambio depende de cada uno. Todos tenemos una forma de colaborar y todos podemos cambiar nuestros hábitos.

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