JUNTA DEPARTAMENTAL. LOS VENDEDORES QUIEREN CUMPLIR LAS NORMAS PARA QUE NO LES DECOMISEN EL PRODUCTO

"Legalizan" las tortas fritas

A principio de año se produjo una situación complicada cuando la Inspección General de la Intendencia de Montevideo dispuso la confiscación de los implementos utilizados por los vendedores de tortas fritas en la vía pública. Ante ello, los «tortafriteros» plantearon su preocupación ante la Junta Departamental reclamando el derecho a desempeñar esta tarea como una forma para ganarse la vida.

Para analizar el tema, se formó una comisión especial en la Junta Departamental con la participación de los tres partidos políticos.

La edila oficialista Graciela Villar señaló que se trató de compatibilizar la función de policía bromatológica de la Intendencia con el desempeño de esta actividad.

En los últimos meses participaron para asesorar en el tema la Universidad de la República y Salud Pública y se realizó un estudio referido a la degradación de los aceites y las grasas. Hasta el momento era difícil de sostener que existía un problema toxicológico en el consumo de tortas fritas, «ya que no había condiciones para medirlo», indicó Villar.

A diferencia de lo que ocurre con los restoranes, a la Intendencia se le dificulta efectuar los controles bromatológicos en los puestos de los «tortafriteros», «ya que no hay instrumentos portátiles para efectuar estos estudios», dijo la edila.

La intención que tiene la Intendencia es que no se pueden elaborar comidas en la calle, ya que no existen garantías para ser controladas.

No obstante, en la Junta Departamental se hizo un reconocimiento a la popularidad de la torta frita entre los uruguayos, y la posibilidad de comer en algún acto público o cuando hay días de lluvias.

Por lo tanto, entre los ediles de los tres partidos acordaron elaborar una normativa de carácter transitoria por este período, cuya base es el cumplimiento de determinadas condiciones.

Villar señaló que en primer lugar el vendedor de tortas fritas debe tener en claro que existe una zona de exclusión para la comercialización del producto, llámese, avenidas, la rambla y los espacios densamente poblados. «Los carritos no pueden estar en cualquier lugar», precisó la curul.

También se establecieron condiciones para la cocción de la torta frita, ya que las grasas ­que no pueden ser quemadas­ serán sometidas a control bromatológico. Otro requerimiento está basado en la elaboración. No podrán elaborar la masa al aire libre porque si no se produce una contaminación de manera rápida.

Podrán fritarla al momento de venderla, para que el cliente no la coma fría, y que permanezca más tiempo en contacto con el aire, lo que aumentaría la contaminación.

Deberán utilizar guantes para la manipulación. Una persona exclusivamente tendrá que cobrar y otra fritar el producto. Las personas deberán contar con carné de salud, así como carné de manipulador de alimentos que otorga la Intendencia, previo a la realización de cursos.

La indumentaria tendrá que estar con una higiene óptima, así como usar gorro.

Los carritos en los que trabajen, su superficie deberá ser de aluminio, acero inoxidable o melamínico a fin de que pueda ser lavable.

La disposición final de la grasa no podrá ser en la vía pública sino hacerlo en un recipiente.

 

CIFRA

450 Puestos. Son los que venden torta fritas en toda la capital.

 

Disminución gradual de vendedores

* Una vez aprobada la normativa, se les dará a los «tortafriteros» un tiempo para que se adecuen a los requerimientos, pero a quienes no cumplan se les aplicará una sanción o se le prohibirá el trabajo. Actualmente hay dos asociaciones de tortafriteros. La edila, Graciela Villar, explicó que hay un registro de personas que desempeñan esta actividad, y que en caso de que desistan de este trabajo, no se permitirá su sustitución, ya que la intención es reducir el número de vendedores. La intención de las autoridades es invitar a estas personas a participar de un programa de desarrollo de pequeñas empresa para que se incorporen a otras actividades formales.

 

«Hay días que vendo 100 tortas»

* Silvio Olivera, presidente de la Asociación de Tortafriteros del Uruguay, explicó que desde hace dos años se viene trabajando con la Intendencia para regularizar la actividad. Recordó que antes había fuertes inspecciones que llevaban a la requisa de la mercadería. No obstante, aclaró que la situación actual es diferente. Señaló que hay mucha gente informal «que está desprestigiando la tarea y hacen cosas que no deberían hacer.» Precisó que una persona tenía varios empleados y los llevaba a vender a cualquier lado. Olivera hace 15 años que trabaja vendiendo tortas fritas. Sostiene que con este trabajo se subsiste, y hay días que puede vender 100 tortas fritas mientras que en otros no llegan a 40.

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