INVESTIGACIÓN. "URUGUAY LIDERÓ EL INTENTO DE AGLUTINAR A LOS PAÍSES DEL CONO SUR"

Gabriel Terra espió tanto a fascistas como a republicanos

U ruguay, durante la Guerra Civil de España, estuvo tanto del bando fascista como del republicano. Así lo revela el investigador español David Serrano, que se encuentra realizando una investigación sobre el destino de unos 850 republicanos que llegaron a Uruguay escapando de la represión. Además, halló que existen pruebas que señalan que durante su gobierno Gabriel Terra envió a España emisarios, espías e incluso diplomáticos a Burgos, bajo mando fascista, y Valencia, republicano.

¿Qué está investigando en Uruguay?

Empecé estudiando el caso del andaluz-catalán Juan Camacho Ferrer, alistado a la Guerra Civil Española con 16 años, contra los nazis a los 21 y sobreviviendo a Mauthausen 4 años. Publiqué un libro «Un cadáver en el espejo. La odisea de Juan Camacho: Gádor, Mauthausen, Montevideo» (2011), que presenté en la Universidad ORT junto al escritor y amigo Mauricio Rosencof (el libro está disponible solo en Puro Verso, 18 Julio y Andes). Es mi séptimo libro sobre el tema. A partir de ahí estudio el exilio republicano español acá en Uruguay, a partir de archivos estatales y memoria oral, asociaciones, etc. Me interesa porque es el único país del Cono Sur que no cuenta con un estudio parecido, probablemente porque fue un colectivo poco numeroso y relevante.

¿Cuántos españoles republicanos pudieron haber venido a Uruguay?

Tengo censados a 850, con nombres, edad, profesión y lugar de destino. Se me escapan los que vinieron clandestinamente a través de Brasil y los que llegaron como segundo destino a partir de 1950 desde Buenos Aires.

¿Tiene a priori alguna idea sobre cuál fue el destino de los republicanos que llegaron a Uruguay?

Hubo de todo, la mayoría se integró en la sociedad a través de asociaciones y partidos de izquierdas. Se dispersaron por todo el país, especialmente si contaban ya con algún familiar de alguna emigración anterior, por ejemplo de finales del XIX o principios del XX. Fueron obreros cualificados o montaron negocios, que surtieron todo el país. Y hubo casos relevantes como Margarita Xirgu, que creó la Escuela de Arte Dramático en el Teatro Solís, entre otros, o el doctor Bergós, que creó la Defensa Pasiva de Uruguay. Desde Uruguay y distintas asociaciones lucharon contra el fascismo en España y después en el resto de Europa, se trataba de gente muy activa por lo general, comprometida con los ideales republicanos. Y que abastecieron los equipos directivos de muchos partidos de izquierdas.

¿Cómo vivieron los republicanos en los campos de concentración? ¿Cuántos eran?

De los 10.500 encarcelados en los campos de concentración sobrevivió aproximadamente una quinta parte. Estuvieron desde el principio, desde agosto de 1940, hasta el año 1945. Vivieron como apátridas dada la imposibilidad de retorno a España. Les trataron muy mal, pero por su experiencia militar y política se organizaron de modo muy efectivo para defenderse y procurarse trabajos no extremos. Fueron un colectivo singular en este sentido, único.

¿Qué papel jugó Uruguay durante la Guerra Civil? ¿Usted en una conferencia que brindó en el Instituto de Profesores Artigas días atrás dijo que el gobierno de Gabriel Terra envió espías tanto al gobierno como a filas republicanas? ¿Tiene pruebas al respecto?

Sí, cuento con pruebas documentales concretas extraídas del Archivo Histórico del Ministerio de Relaciones Exteriores, que da cuenta de los emisarios, espías e incluso diplomáticos enviados a Burgos, bajo mando fascista, y Valencia, republicano. También es cierto que al estallar el golpe de Estado el 18 de julio de 1936, Uruguay lidera el intento de aglutinar a los países del Cono Sur para que medien en el conflicto en favor republicano. Más adelante las presiones de los EEUU y Argentina, junto al asesinato de las hermana Aguiar, marcan la deriva hacia el bando fascista.

 

La recuperación de la memoria

– ¿Cómo ve a Uruguay en el proceso de «recuperación de la memoria»?

Mucha gente me ha comentado estos días que todo va muy lento, más si cabe mirando hacia Buenos Aires. Yo creo lo contrario, hay un «timing» admitido de dos-tres generaciones, en Alemania, en España… Hay que dejar que el dolor, el odio, se aposenten para afrontar con justicia el pasado. Uruguay ha dado pasos agigantados en la buena línea, a pesar de las dificultades lógicas.

 

Bordaberry, el nazismo  y la tortura

Usted ha investigado sobre los campos de concentración… ¿Cómo define a un campo de concentración?

En sentido represivo, un lugar dónde someter, torturar y en muchos casos, llevar a la muerte a sus presos. Los hubo desde los orígenes de la historia pero el III Reich llevó a cabo el asesinato masivo, industrial, sistemático y aséptico más grande de la historia con el invento de las cámaras de gas.

¿Qué métodos de tortura se utilizaban?

De todo tipo, tendientes a la destrucción física y anímica, parecidos a la represión durante la dictadura de (Juan María) Bordaberry. La atrocidad del hombre no tiene límites y el cinismo con que los nazis trataron a los presos resulta difícil de imaginar en una sociedad avanzada como era la alemana, aunque Bauman lo cuenta muy bien en «Modernidad y Holocausto», o Levi en «Los hundidos y los salvados».

¿Qué interés tiene este tipo de investigaciones?

Resulta imprescindible seguir el camino de la pedagogía de la memoria para que hechos como los ocurridos no se vuelvan a producir. Hay que dar a conocer y concienciar a las nuevas generaciones de la necesidad de un compromiso real por los valores republicanos. He realizado varias conferencias en el país, IPA, ORT, Casal Català, MUME (Museo de la Memoria) ofreciendo instrumentos del aprendizaje-servicio, un tipo de actividad que hace que los jóvenes tomen parte activa en la recuperación del pasado para que sepan mejor qué futuro quieren construir.

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