EL SENADO SE DISPONE A SANCIONAR UNA LEY SOBRE RUIDOS MOLESTOS

Contaminación acústica del país está al límite de pasar lo aceptable

A partir del Congreso Mundial del Medio Ambiente de Estocolmo organizado en 1972 por las Naciones Unidas, el ruido ha sido declarado mundialmente como contaminante. El trauma acústico es uno de los trastornos orgánicos más frecuentes causados por estar expuesto a altos niveles de ruidos. Se entiende como «ruido» a todo sonido que por su intensidad o duración implique riesgo, molestia o daño para los seres vivos. El resto de los trastornos orgánicos pueden ser patologías variadas que van desde una pérdida mínima en la audición hasta la sordera total .

El director del laboratorio de audiología y fisiopatología vestibular de la Facultad de Medicina, doctor Hamblet Suárez, afirmó a LA REPUBLICA que «todo depende de la intensidad y la frecuencia de un ruido y la genética de quien lo escucha que puede tener un umbral de tolerancia mayor o menor que otra persona. Frecuentemente en el consultorio se observan traumas sobre el órgano acústico del oído interno llamado cóclea, muchas veces provocando pérdida de células. La lesión puede ser de tal magnitud hasta provocar una sordera que altere el umbral de audición o la capacidad de discriminar o entender lo que se oye en distintos grados. En los casos en que la lesión produce acúferos (zumbido constante) también aparecen alteraciones de carácter en quien lo padece».

Para la secretaria de la coordinadora de psicólogos especialista en el área laboral, Carolina Moll, es habitual ver en la consulta a pacientes que están expuestos a constantes niveles de ruido y por ello presentan variaciones de conducta. «En los casos peores la agresividad y la irritabilidad se multiplican. Muchas veces notamos cómo esas alteraciones pueden llegar a generar una distorsión en el núcleo familiar y una mala comunicación. En aquellas empresas donde el ruido es constante siempre aparece el conflicto como manifestación», sostuvo Moll.

La Intendencia de Montevideo, en convenio con la Facultad de Ingeniería, elaboró en 1999 un análisis sobre el nivel de contaminación que tiene Montevideo, tomando como referencia las calles más transitadas y avenidas. La jefa del Sector Molestias del Departamento de Desarrollo Ambiental, ingeniera Sandra Victorino, afirma que según los resultados de ese mapeo acústico nuestra capital no supera los 90 decibeles que es a nivel internacional el límite de ruido aceptable en la vía pública. Aseguró también que hay momentos anómalos en que las bocinas, caños de escape y alarmas atentan contra la salud de los montevideanos y superan lo permitido. Se constató que los índices aumentan en algunas zonas de Montevideo y que las esquinas más ruidosas son 18 de Julio y Ejido y 21 de Setiembre y Ellauri.

El Departamento de Desarrollo ambiental del Municipio recibe más de 60 denuncias al mes por ruidos molestos.

Recientemente esa dependencia inauguró la línea telefónica 1950 de quejas y denuncias sobre el tema. Los decretos municipales 16.556 y 17.918 establecen puntualmente sanciones a los que provoquen ruidos molestos o agresiones con alarmas. Los mismos prevén multas que van de 10 a 30 Unidades Reajustables.

«La protección del medio ambiente es de interés general. Las personas deberán abstenerse de cualquier acto que cause depredación, destrucción o contaminación grave al medio ambiente.

La ley reglamentará esta disposición y podrá prever sanciones para los transgresores.» Así dice el artículo 47 de la Constitución. Sin embargo en Uruguay nunca existió ley que reglamente ni sanciones a quien provoque algún tipo de contaminación acústica. La única normativa vigente depende de la Intendencia de cada departamento y en general es escueta y puntual. Hace más de cinco años que el Ministerio de Medio Ambiente, la Cámara de Industrias y varias Intendencias publicaron trabajos e iniciativas sobre el tema y también sirvieron de impulso para modificar el proyecto de ley que fue analizado en la Comisión de Medio Ambiente de la Cámara de Senadores.

«Desde 1998 existe en el Parlamento la motivación de elaborar una ley que pueda ser tan extensa que abarque de forma más global el tema de la contaminación acústica y pueda ser aplicable a actividades sociales, religiosas así como que proteja a los trabajadores más expuestos y tenga un sentido global de protección del ecosistema, ya que además de ocasionar enfermedades a los seres humanos hay zonas de nuestro país donde el ruido atenta directamente con algunas poblaciones de animales», dijo la senadora Mónica Xavier. integrante de la Comisión de Medio Ambiente.

El proyecto acaba de ser aprobado por unanimidad en Comisión y la semana próxima probablemente logrará media sanción en el plenario de la Cámara Alta. Esencialmente apunta a la prevención, vigilancia del posible riesgo de contaminación acústica y las vibraciones que provoquen ruido.

Multa y sanciona a quien atente con situaciones de agresión y protege a la población, otros seres vivos y el medio ambiente Originariamente el proyecto contenía disposiciones con relación a ruidos como a vibraciones, lo que se incluyó en el artículo 4º de la iniciativa. Lo fundamental sobre el tema es que a corto plazo existirá la primera legislación global sobre el tema, complementaria a las disposiciones municipales. *

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