LA CRISIS FINANCIERA Y LAS HEGEMONIAS INTERNACIONALES

Estados Unidos tuvo hegemonías globales en varios períodos desde la finalización de la Segunda Guerra mundial a partir de su poderío militar, económico y político. La actual crisis financiera nos hace caminar hacia nuevas formas de multipolaridad. A partir de la Segunda Guerra y con el inicio de la guerra fría, este país adquiere una hegemonía global dentro del capitalismo. En la década de 1960 comparte poder comercial con Europa y Japón, y pierde supremacía financiera con la instauración del eurodólar y la pérdida de convertibilidad del dólar al oro a principios de los años setenta. Con la desaparición de la Unión Soviética, EEUU retoma una hegemonía militar global y especialmente política, donde muchas veces el Grupo de los 7 (G7), se transforma en G1 sustentado en el poder de esta potencia. A partir de los acontecimientos del 11 de setiembre de 2001, el problema de la seguridad pasó al primer plano y generó el predominio del poder militar de EEUU. La crisis financiera de 2007-2008 generará modificaciones e interrogantes sobre el futuro de las hegemonías en el campo internacional.

La hegemonía militar norteamericana se mantiene intacta. La hegemonía financiera que venía sustentando a partir del dólar fuerte de principios de los ochenta, puede sufrir modificaciones como consecuencia de la actual crisis financiera internacional. Esta tiene origen en EEUU y se desplaza al resto del mundo, pero no surge un sustituto del centro financiero de Nueva York. Importa señalar que frente a las nuevas situaciones de riesgo, los inversores buscan la seguridad y la encuentran en los papeles emitidos por EEUU que tienen el respaldo de la economía más poderosa del mundo. No hay salida a la problemática financiera actual si no se logra la confianza en el sistema financiero norteamericano. Pero también hay potencias emergentes involucradas en esta temática si pensamos que los países del Asia poseen el 53% de los Bonos del Tesoro de EEUU.

En materia comercial se vive una multipolaridad desde la década de 1960 a lo que se agrega, en los últimos años, dos potencias emergentes como China e India que sustentaron el fuerte crecimiento comercial de los últimos tiempos. Interesa señalar que en los últimos 50 años las diferencias en las rondas comerciales se daban entre los países desarrollados que mantenían total predominio. Las diferencias que se generaron e hicieron fracasar la Ronda de Doha ya no se da entre los países desarrollados sino entre estos y los países emergentes. Las diferencias centrales se dieron entre EEUU y la Unión Europea frente a China e India, y esto marcará nuevas relaciones de poder en el futuro.

En materia productiva se intensifica un fuerte proceso de transnacionalización que controla un tercio de la producción mundial y dos tercios del comercio mundial. Aquí se involucran empresas transnacionales provenientes de EEUU, de la Unión Europea y de Japón, y van surgiendo en las potencias emergentes. En materia comunicacional, EEUU marca nítidamente su hegemonía. Más del 80% de las imágenes que circulan en el mundo provienen de este país. Los medios de comunicación pasaron a tener un gran poder internacional y nacional. Tienen gran influencia sobre la opinión pública, sustituyendo en buena medida a los propios partidos políticos, determinan la agenda política e influyen sobre los valores y motivaciones de la sociedad. Para un político es más importante un minuto de televisión que un discurso de una hora en el Parlamento. Estados Unidos muestra también una hegemonía ideológica por la enorme influencia de sus universidades, especialmente en el campo de las ciencias sociales. Este es un problema central para América Latina por la falta de generación de pensamiento propio que atienda las especificidades de los países de la región. En materia económica ya no surgen los Prebisch ni los Furtado de la década de los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado.

En la actualidad se sienten cambios en la hegemonía política global que siempre está influida por lo militar, lo económico y lo comunicacional. Seguramente entraremos en una etapa de multipolaridad. La hegemonía norteamericana sufrió tropiezos durante el gobierno de Bush y, especialmente, por cierto grado de aislamiento a partir de la invasión a Irak. Ha venido adquiriendo menos relevancia el G1 dentro del G7, pero surgen una serie de interrogantes y expectativas con la asunción del nuevo gobierno demócrata, encabezado por Barak Obama. Con la crisis financiera surgió una novedad de extraordinaria relevancia, derivada de la creación del Grupo de los 20, que permite cierto grado de igualdad de condiciones al mundo desarrollado y a las potencias emergentes. El nuevo G20 marca una nueva ruta en las relaciones de poder internacional y en el propio campo de las hegemonías. Estados Unidos sigue manteniendo su hegemonía militar, comunicacional e ideológica, pero hay más multipolaridad en el campo económico. La Unión Europea no tiene la fuerza del pasado ni en el campo militar, ni en el económico, ni en el comunicacional y, por lo tanto, tiene menor influencia en el campo político. Hoy se siente la inexistencia de una organización internacional con la capacidad necesaria para resolver los distintos conflictos internacionales. Por otro lado, surgen países emergentes con amplias potencialidades en las futuras relaciones de poder, especialmente provenientes del continente asiático. Asia ­incluyendo Asia Pacífico­ tiene el 28% del PBI mundial, el 28% de las exportaciones de bienes, el 60% de las reservas internacionales y, como ya vimos, el 53% de los Bonos del Tesoro de EEUU. Por otro lado surge el BRIC ­integrado por Brasil, Rusia, India y China­ que tiene el 42% de la población mundial, el 22% del PBI mundial y el 14% de las exportaciones mundiales.

En este contexto internacional se vuelven imprescindibles la unidad y cooperación de América Latina en los campos económico, militar y político. A través de los procesos de integración, para construir el futuro desarrollo de la región y para negociar en mejores condiciones con el mundo desarrollado. Las potencialidades de la integración abarcan los recursos en alimentos, agua, las distintas fuentes de energía, las posibilidades de obras de infraestructura, la integración financiera y las potencialidades de complementariedad productiva que resuelvan las asimetrías existentes. Para las negociaciones internacionales son centrales la unidad y las propuestas comunes para alianzas estratégicas, para el necesario pragmatismo que permita mejorar la relación de fuerzas en las negociaciones futuras, sean de carácter comercial, financiero (para acceder a mayores posiciones de poder en los organismos financieros internacionales), productivo y en el campo estrictamente político.

|*| Senador por la 609-FA,  economista

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