EL FRENTE AMPLIO Y LAS ELECCIONES INTERNAS

El objetivo central en el año 2009 para el Frente Amplio y para todos los frentistas, sin exclusiones, es ganar las elecciones nacionales y ejercer un segundo período de gobierno. En estos días se dieron a conocer tres encuestas nacionales de las empresas Equipos, Cifra y Factum. Le otorgan al FA entre 43% y 45% de los votos. Dos de ellas señalan 10 puntos de diferencia con respecto al Partido Nacional. Interpretamos que las posibilidades de que el FA vuelva a ser gobierno son relativamente altas. Con alrededor del 48% se obtiene mayoría absoluta en el ámbito parlamentario. En el año 2004 el FA alcanzó el 50,5% del total de votos emitidos ­que incluye los votos válidos, los anulados y los en blanco­ pero 52% para definir la representación parlamentaria. Ello le significó 52 diputados y 17 senadores, incluido el vicepresidente de la República. Para el FA, además de ganar las elecciones y con grandes posibilidades de volver a alcanzar la mayoría absoluta parlamentaria, es muy relevante la gobernabilidad. Esta se logró plenamente, en el actual gobierno, bajo el liderazgo y la conducción de Tabaré Vázquez. Todos los sectores del FA, sin excepciones, contribuyeron para ello. Para el Espacio 609, con la bancada mayoritaria, siempre predominó el espíritu de unidad por encima de las diferencias existentes en los distintos proyectos de ley. La gobernabilidad es relevante, pero para un nuevo período sería muy trascendente, en nuestra opinión, alcanzar acuerdos interpartidarios que lamentablemente no se concretaron durante este período. Para ganar las próximas elecciones el FA se apoya en sus principios programáticos como en toda su historia. Pero ahora acumula amplios logros obtenidos en su gobierno durante estos cuatro años y que fueron enumerados exhaustivamente en el acto del 7 de marzo por el Presidente de la República. Elevado crecimiento económico, mejora del empleo y del salario real, atención a la educación, a la salud, a la pobreza y a la indigencia. Nos ayudaron los altos precios internacionales de los productos de exportación, pero el gobierno supo dar confianza y credibilidad a los agentes económicos, expandió el gasto social y aplicó una política laboral y salarial acorde con sus principios de lograr una mayor equidad en las relaciones capital-trabajo. Los actos frentistas de Rocha, Rivera y Montevideo comienzan a mostrar el fervor, el entusiasmo y la esperanza del pueblo oriental.

Estamos a siete meses de las elecciones nacionales. Falta mucho tiempo y pueden aparecer dificultades si se agudizan las consecuencias negativas de la crisis internacional y si se debilita la unidad del FA por la forma de encarar las diferencias en las elecciones internas. La crisis internacional encuentra a Uruguay bien posicionado. Un sistema bancario sólido y sin grandes problemas financieros que es una de las grandes diferencias con la crisis del año 2002. Cayeron los precios internacionales con respecto al año 2008, pero siguen siendo elevados, como lo muestra el alto precio de las carnes que se mantiene por encima de los niveles de los ya elevados precios de 2007. Carecemos de impuesto a las exportaciones, que se pueden ver afectadas, y los ingresos fiscales dependen del nivel de la actividad económica. Tenemos un viejo sistema de protección social, entre otros el Seguro por Desempleo, que nos ayuda a paliar la crisis en mejores condiciones que la mayoría de los países latinoamericanos. Pueden aparecer problemas con la demanda externa internacional y regional, y la política cambiaria puede seguir afectando la competitividad de algunos rubros. Pero también vale la pena resaltar la actitud del gobierno del FA, de enorme sensibilidad hacia la atención de los problemas específicos que se van suscitando como el de la sequía, y los distintos instrumentos utilizados para apoyar a sectores económicos con dificultades como las curtiembres, el textil, la vestimenta y la industria automotriz. Hasta el momento no hay indicadores ni signos económicos que puedan afectar las posibilidades del FA en las elecciones nacionales.

Las elecciones internas pueden generar una nueva incógnita derivada de la forma en que se encaren los discursos de los candidatos y las posibilidades de confrontación que afecten el más grande tesoro de la izquierda uruguaya: su unidad inquebrantable y su espíritu de cuerpo para encarar las elecciones nacionales y la gobernabilidad. Las tres encuestas muestran una ventaja importante para José Mujica. Pero aún faltan tres meses, tiempo más que suficiente para que estén abiertas las posibilidades para todos los candidatos. Cada candidato tiene sus propias virtudes y es lógico y constructivo que enfaticen sus cualidades diferenciales. Partimos de un programa común aprobado en el último Congreso del Frente Amplio y lo relevante es el discurso civilizado, que minimice la confrontación con los otros compañeros candidatos, que se respete, que se acepten sus virtudes. El fin no justifica los medios si estos pueden afectar la unidad de la fuerza política. Sobre todo no corresponde tergiversar dichos de los compañeros. Lo relevante es que la campaña electoral en las elecciones internas no afecte la unidad frentista, no genere heridas de ninguna naturaleza, porque todos unidos y abrazados tendremos que enfrentar a los partidos tradicionales en las elecciones de octubre.

Estamos acompañando a Mujica como candidato a la Presidencia de la República por el FA. Ha mostrado extraordinarias facetas de liderazgo político, de sensibilidad social, de cercanía con la gente, con un carisma excepcional como pocas veces hemos visto en el país y en la izquierda. En el contenido de sus discursos muestra su capacidad para el cumplimiento de los elementos programáticos, su vocación latinoamericanista -todo con la región, nada contra la región- pero especialmente porque plantea temas trascendentes y porque se refiere a valores, como lo mostró en la excepcional pieza oratoria del 5 de marzo en 18 de Julio y Carlos Roxlo.

En estos días se ha recordado al General Seregni como líder indiscutido del FA. Lo acompañamos como integrante de su grupo asesor desde enero de 1971. Fue un político auténticamente democrático, con principios y convicciones muy arraigadas pero también con gran flexibilidad táctica, abierto al diálogo, a la concertación, a las negociaciones y a los acuerdos. Cuando decidió no ser el candidato a la Presidencia de la República por el FA en 1994, observó la realidad con extraordinaria objetividad que lo llevó a apoyar la candidatura de Tabaré Vázquez que, a esa altura, había mostrado un enorme potencial político y un excepcional carisma.

|*| Senador por la 609-FA, economista

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