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MALA LECHE

No nos agrada tocar el tema pero al resultar claro que «Búsqueda» procura atacarnos en el marco de su conocida campaña electoral y que para eso no vacila en enchastrar a nuestra familia, nos vemos obligados a realizar esta comunicación por respeto a personas involucradas, en especial a l@s trabajador@s.

Abordaremos el asunto por el único lugar que personalmente nos interesa.

Para su desgracia o ventura, mi esposa, además de tener que serlo, trabajó toda su vida como empleada en conocidas empresas de servicios y limpieza (Liga Sanitaria, Jackson, etcétera) llegando en ellas a cargos máximos de supervision operativa. Para su ventura o desgracia nunca fue, ni es, dueña de empresa alguna.

Aprendió un oficio que en especial para los Hospitales (como el Pereira Rossell otrora ejemplo de la extinta empresa Jackson) es muy delicado. Lavar tales lugares es asunto extremadamente importante para quienes tienen la mala suerte de habitarlos o la virtud de trabajar en ellos.

Como trabajadora en rubro pletórico de mujeres, siguió durante las crisis el muy conocido destino de sus compañeras: la desocupación por causas remotas y ajenas, y cuantiosos salarios a cobrar el día «del arquero». En dichos naufragios tuvo que dedicarse a tratar de salvar la mayor cantidad posible de puestos de trabajo de las mujeres más «vulnerabes», valga la cruel redundancia, colaborando en la edificación urgente de cooperativas y otras empresas por el estilo capaces, además, de poder cobrar facturas tanto del Estado como de empresas privadas para personal con graves atrasos de culpa ajena en el BPS (trámite «salvífico», este, mucho mas temible, trabajoso y complicado que el de limpiar ambientes altamente contaminados). Esta es una historia repetida y repetitiva en el citado rubro. Sistemática diríamos. Sería muy interesante pero largo averiguar por qué. Lo dicho va para demostrar experiencia en la materia y, también en el «oficio» de llevarse bien con los mal llamados sectores sociales excluidos que dan cantera a una mano de obra que además de su «género» predominante, es superexplotada y discriminada.

Personas que entre otras cosas y a pesar de todo, incluida la sobreexplotación y el desprecio, «arrancan» para las ocho horas, a pie y sin comer, desde lejanos suburbios.

Y también va dicho para informar que mucho antes de conocer a este actual senador, la citada mujer ya, y sin consultarlo, hacía lo mismo que hace ahora: trabajar para empresas de limpieza que ganan o pierden licitaciones públicas y privadas. En tal sentido, por lo menos, las «influencias» de su marido senador no le han permitido progresar mucho. Más bien, y como queda a la vista: todo lo contrario.

El proyecto para el que actualmente trabaja llegó al Hospital Maciel como llegaron casi todos los demás en ese rubro: ciertas empresas fracasaron y dejando a las trabajadoras en la vereda, se fueron con herramientas y materiales y por si fuera poco, dejando un Hospital ensuciándose al ritmo obvio. Peculiaridad de las empresas de limpieza: si cierran, hay mugre insoportable en cuestión de horas. Su producto no se compra de apuro en el mercado ni tampoco se puede importar.

Con el mismo personal y la urgencia del caso en semejantes condiciones, recomenzó la impostergable limpieza no sin antes filmar, fotografiar y levantar con ello las consabidas actas notariales dejando constancia del estado calamitoso en el que se «recibía» el nosocomio. Hubo que fletar camiones para sacar la mugre amontonada (entre ella las bolsas de residuos hospitalarios contaminados amontonadas en cercanías de la cocina…). Pudimos verlo.

Se organizó el personal, se fomentó el sindicalismo como foro constructivo del proyecto y la creación de conciencia de clase cultivando así el sentido de pertenencia contra los vectores que intentan diluirla y saliéndole al cruce a problemas del sector tales como la discriminación y la asiduidad; se aumentaron los salarios al doble (hoy se acercan al triple de lo denominado «normal»), se obtuvieron (a crédito) los materiales para limpieza tan especializada; se dieron cursos de sindicalismo a cargo de docentes avalados por el PIT-CNT; cursos de Higiene Hospitalaria; de prevención de accidentes de trabajo en esos riesgosos lugares; de cooperativismo; de autogestión; de alfabetización para el 40% del personal y hasta terminar Primaria; se brindaron ayudas para seguir en el liceo; cursos de Auxiliar de Servicios en convenio con la Escuela Nacional de Enfermería hasta diplomar al 90% del personal; se brindó asistencia social de variado tipo; se ayudó a financiar la Caja de Auxilio en forma total al inicio y con aportes mensuales posteriores; y se pugna ahora por ayudar a crear la cooperativa de consumo para llegar por fin a la cooperativa que se hará cargo. Todo esto tuvo un costo y no menor. Demás está decir que la relación con el sindicato (que tampoco había) es la correcta por lo que la empresa no ha tenido hasta la fecha juicios laborales.

Lo anterior y tambien la limpieza, puede constatarse (incluso periodísticamente) con el sencillo gesto de ir al Hospital, mirarlo, y hablar con el personal aludido.

Parece haberse demostrado que todo ello es no sólo viable y posible sino ventajoso, incluso desde puntos de vista económicos y empresariales. Se dirá que es un emprendimiento «pequeño» pero deberá otorgarse que realizado en inferioridad de condiciones.

A pesar de que la citada esposa discrepa políticamente con nosotros abrogándose independencias enervantes inexplicables, debemos reconocer que en medio de tan escandaloso error, ha logrado sin embargo tapar nuestra boca acerca de la posibilidad de realizar lo que vulgarmente reputábamos como utopía imposible. ¿No será que tal reputación era y es malintencionada?

Mi señora esposa, no dueña sino empleada de la empresa Clanider, es dueña de la marca «Arles» que según puede comprobarse fácilmente es «clase 41 y 45″ que incluye la «educación de animales y personas» (esto es lo que molesta a Búsqueda). Dicha «marca» (un know own mostrable) quiere dar cobijo a emprendimientos como el que venimos reseñando, dedicándose específicamente a la implementacion de los contenidos educativos y sociales de proyectos que, por otra parte, insoslayable, fueron y son condicion propuesta por este gobierno en las licitaciones respectivas. Ello también explica por qué no son muy «atractivas».

Por eso, tanto la licitación como el convenio aludido por Búsqueda, está referido exclusivamente a Clanider S.A. (que es la empresa).

De todo esto Búsqueda, que bien lo sabe, nada dice: le manipula información a sus lectores en función de su ideología totalmente antagónica a gestiones como la reseñada. Con el agravante de dar testimonio vivo irrefutable.

Por último usar la palabra «sobrefacturación» es desde «el pique» malévolo, desinformador y confusionista ya que como resulta obvio se trata de un contrato de duración en ejecución que por su naturaleza y definición requiere ajustes periódicos acordados por ambas partes de «buena fe» (de ahí que se firme un convenio) y, de ser ello posible, procurando la conservación del contrato. Ahora bien: pagar por la limpieza pero también por los cursos; por trabajar y por estudiar para poder trabajar bien; en suma, pagar por inclusión y dignidad, no es muy bien visto por algunos. Los derechos humanos son caros, alegan…

Aunque tratándose de un Hospital lo barato sale carísimo. Siempre.

Para algunas mentalidades retrógradas un Hospital de Salud Pública tampoco debe tener niveles de limpieza superiores a las de las más caras clínicas privadas. Para Búsqueda y sus mandantes es terrible que trabajador@s muy pobres hayan demostrado lo contrario: que las cosas cambiaron y que sí se puede.

Los ancestrales apóstoles del atorrantismo institucionalizado, que jamás fueron l@s trabajador@s, quieren arrasar esta obra. El éxito, para algunos insoportable de ciertos cambios de gestión que entre otras cosas califican trabajador@s, torna p
ecaminoso. ¡Y es verdad!: ese tipo de eficiencia resulta peligroso para los del alma podrida.

Para que no duelan prendas es conveniente recordar que el primer gran ataque contra nuestra esposa por su trabajo provino desde tiendas autocalificadas de izquierda: aquellos que habiéndole pegado un tiro a su propia esposa en la puerta de un sanatorio acusaron de ello, y un Primero de Mayo, a «la mafia del PIT-CNT» contra la que pregonaban abiertamente la necesidad de dividir al Movimiento Obrero. Como bien sabemos, terminaron presos. Búsqueda, desde el lugar correspondiente (la derecha), los emula porque es exactamente lo mismo. Por suerte, con celeridad encomiable, la señora jueza Gatti, en menos de 24 horas del enchastre, ha tomado cartas en el asunto de modo que ahora también habrá responsables.

Con la misma celeridad asombrosa, el diario mas vendido (El País) en menos de 24 horas endilga su pesada corpulencia desde la empresa de limpieza a estribor poniendo el espolón de su proa hacia la compra de muy costosos aparatos de litotricia… Ha comenzado la campaña electoral. ¿De guante negro?

Por último lo que más nos importa: los dirigentes de la clase obrera que por su actuación más conocen estos asuntos nos han hecho saber que saben muy bien de dónde viene y a dónde quiere ir esta reiterada canallada.

*| Escritor, senador de la República.

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