GELMAN

En un reciente reportaje publicado en Página/12 y posteriormente resumido en LA REPUBLICA (25.11.2010, pág. 6) el señor Juan Gelman descerraja un insultante y soberbio ataque contra Tabaré Vázquez, Alberto Breccia y Fernández Huidobro. Al primero lo acusa de no haber hecho nada y de haber sido ingenuo, agregando la mala leche de: «en el mejor de los casos».

A Breccia lo acusa de realizar una campaña perversa ya que según Gelman, Breccia «dice que lo único que se trata es de dinero». Lo que es totalmente falso y omite las consideraciones jurídicas respecto a la constitucionalidad del texto en discusión formuladas por dicho compañero).

Y agrega: «El primero que lo dijo fue Fernández Huidobro. De eso, se hizo eco el diario de derecha El País…».

Luego de eso lanza contra el citado senador varios insultos de bajeza insospechable.

Dejando a un lado la peligrosa ingenuidad de creerle al diario El País, queremos recordar para los lectores de buena fe, que ese «argumento», el del dinero, fue usado por primera vez públicamente, como «argumento» a favor de votar la llamada Ley Interpretativa por el diputado Jorge Orrico que no sólo fue su miembro informante, sino que, obviamente la votó.

De eso no le informó nada el diario El País a Juan Gelman. Vamos a informar, o a reiterar, por tratarse de un asunto del dominio público del que Juan Gelman no se enteró. Veamos:

Reportaje realizado por el periodista Emiliano Cotelo al diputado Jorge Orrico en el programa «En Perspectiva» de CX 14 Radio El Espectador de Uruguay, el 29 de setiembre de 2010: apenas un día después de haber entrado en el Parlamento la Ley Interpretativa.

«Emiliano Cotelo – A propósito de los condicionamientos desde el exterior, allí quien interviene en la polémica es el senador Jorge Larrañaga, que sostiene que es evidente que por un lado se están desconociendo los dos pronunciamientos populares, pero además hace este otro argumento: «No se trata de discutir sobre Derechos Humanos; se trata de proteger la libertad y la soberanía del Uruguay».

Larrañaga reivindicó haber apoyado el voto verde en 1989, pero dijo que ahora la ley se debe mantener, porque «si el argumento es respetar el pronunciamiento de un organismo internacional, se viola la soberanía del país».

Jorge Orrico – En primer lugar, el concepto de soberanía en el siglo XXI no es el del siglo XIX, eso lo tendríamos que tener claro. En materia comercial hay una serie de cosas que Uruguay no puede hacer, no hablemos de otras materias; en materia de Derechos Humanos no hay ningún plebiscito ni referendo que pueda legalizar en Uruguay el uso de la tortura para obtener información de detenidos, ningún referendo, ningún plebiscito, nada admite una disposición de ese tipo, y en materia internacional lo van a condenar. Cuando hay un fallo de los tribunales internacionales en Uruguay repercute brutalmente, no es cuestión de hacernos los zonzos porque acá puede haber fallos por cifras millonarias que van a pagar personas que hoy tienen 20, 22, 23, 24 años; los que están ahora arriba del 185 y van a trabajar 10 horas, esos van a pagar las indemnizaciones a que dará lugar el no sacar este obstáculo, como dice la Corte Internacional, que es la ley de Caducidad».

Esto es tan reiterado que sigue estando a disposición de quién lo quiera con solo entrar a Internet.

¿Quiere decir entonces, siguiendo el tortuoso razonamiento de Gelman, que nuestro compañero Orrico realizó una campaña perversa para convencer al país y a nosotros, de que se debe votar la Ley Interpretativa, blandiendo para ello la despreciable amenaza monetaria?

De ninguna manera: somos buenos exportadores de productos lácteos.

Pero no de la pésima calidad «Gelman».

Por otra parte, nosotros alegamos en contra de mencionar siquiera tan vil asunto.

Nada, absolutamente, dice Gelman respecto al texto de la Ley Interpretativa. Nada acerca de su constitucionalidad. Nada acerca de que pueda ser tachado por inconstitucional y por ende resultar absolutamente inútil para eludir a la Ley de Caducidad o para defender derecho humano alguno. Nada dice de lo que hoy se discute con razón o sin ella.

La suprema mala crema, para nada exclusiva de Gelman, fluye cuando eludiendo tamaño asunto, se grita para los incautos que quienes siendo de izquierda no votan ese texto, malo o bueno, están a favor de la impunidad, contra los Derechos Humanos y a favor de otras maldades… Ya conocemos, y desgraciadamente mucho, ese fascista estilo.

Respetamos el dolor de Gelman y además creemos que solamente por eso, es que pierde cada tanto la compostura. Sus insultos son gritos de dolor y malos intentos de lastimar a otros para aliviarlo un poco.

Nada más.

|*| Escritor, senador  de la República.

 

Ultra corto

Varios lectores han dado respuesta (incluso desde el exterior) a nuestro llamado público, realizado en la columna del jueves pasado, respecto al autor del famoso cuento ultracorto que, dije, reza así: «Y cuando desperté, el dinosaurio estaba ahí». Gracias a ellos puedo informar que el autor de ese antológico cuento es el guatemalteco Augusto Monterroso y que su texto realmente dice así: «Cuando despertó, el dinosaurio todavía seguía allí». Lamentablemente gasta siete palabras. Para llegar a las insuperables seis, podría decirse:

«Cuando despertó, Vera todavía seguía allí». Muchísimas gracias por el sabio asesoramiento literario.  EFH

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