EL FRENTE AMPLIO Y LA LEY DE CADUCIDAD

Hace 22 años que el Frente Amplio hace esfuerzos por eliminar de las normas vigentes la Ley de Caducidad, que ha limitado las posibilidades de alcanzar verdad y justicia. Para la izquierda existen principios básicos que funcionan como elementos centrales de identidad. Entre ellos se destacan la igualdad, la equidad, la justicia social, la solidaridad y, sin ninguna duda, la defensa de los derechos humanos. Por ello la prédica permanente por excluir esta oprobiosa ley. En estos días el FA vive una situación crítica, pero no el gobierno ni las instituciones. No está en juego la estabilidad democrática. Las FF AA tienen descontentos por el presupuesto, porque la Ley de Caducidad quede sin efecto, pero no existe ninguna posibilidad de acciones que afecten la estabilidad democrática. También tienen descontento por el juicio al general Dalmao, pero este es un problema con el Poder Judicial, y deben aceptar y acatar el sistema republicano de separación de poderes. Por ello expresamos nítidamente que le corresponde a la Suprema Corte de Justicia definir si una ley es o no constitucional. En el pasado definieron la constitucionalidad de la Ley de Caducidad, pero con la integración actual decidieron que era inconstitucional. Además, la Corte Interamericana de Derechos Humanos expresa que la existencia de la Ley de Caducidad genera obstáculos que impiden investigar las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura.

La democracia exige partidos fuertes y disciplinados. El Uruguay los tiene y, junto a la cultura democrática de su sociedad, marcan la profunda estabilidad democrática. La izquierda uruguaya, con la creación del Frente Amplio, marcó un extraordinario avance de las fuerzas populares. La combinación de coalición y movimiento facilitó una excepcional cultura y acción unitaria, ejemplo para América Latina y el mundo. La fortaleza del FA es lo central, lo fundamental, lo que debemos asegurar y garantizar. Los legisladores debemos acatar las decisiones de nuestra fuerza política. Sin disciplina política partidaria no hay partido fuerte.

Sobre las formas de resolver el tema de la Ley de Caducidad, corrieron meses de análisis, de diálogos, de negociaciones y finalmente de acuerdos. El Plenario Nacional del FA aprobó por unanimidad una fórmula que fue la votada en el Senado. Todos los sectores del FA, junto con los representantes de las bases, participaron, y por lo tanto, todos somos responsables de las consecuencias que puedan derivar de su aprobación.

El tema reaparece a partir de una sorpresiva visita de Mujica y Astori a la bancada de Diputados del FA. Mujica no fue a imponer sus puntos de vista, porque básicamente no tiene una mentalidad autoritaria. Dijo que los dados estaban echados. Planteó el argumento de un plebiscito y un referéndum que mantuvieron la Ley de Caducidad. El argumento de las decisiones por la vía de la democracia directa, mecanismo tan apreciado por la izquierda, casi paradigmático, no es nuevo. El FA lo consideró y tomó las decisiones correspondientes. Siempre se puede hacer un plebiscito sobre una nueva ley. Cualquiera fuera la propuesta que apruebe el Plenario del FA puede ser objeto de una nueva consulta popular. Lo mismo que si se aprobara la despenalización del aborto, que sin duda debería pasar por una ratificación por la vía de la democracia directa.

Es imprescindible el apoyo al gobierno de Mujica. Para ello es necesario fortalecer al FA, para asegurar su gobernabilidad. No compartimos que la ley aprobada en el Senado pueda afectar las posibilidades electorales del FA. Falta mucho tiempo para el 2014; es muy positivo lo que se ha hecho y es mucho lo que se puede seguir avanzando en los próximos años. En todo caso, son muchas las variables políticas, económicas, sociales y culturales que influyen sobre el proceso electoral, para suponer que la aprobación de esta ley pueda ser determinante para el futuro del FA. Lo que sí sería determinante para el futuro del FA, sería cualquier tipo de quiebre o de pérdida de su unidad de acción.

La crisis del FA es una crisis de dirección, de conducción, y, por lo tanto, de su propia credibilidad. La organización interna no es la más adecuada, como en múltiples oportunidades lo hemos expresado en esta misma columna. Los organismos de dirección no se adecuan a la realidad actual. Movimiento y coalición son la marca del FA, que debe mantenerse. Hay que actualizar las características del movimiento e inclusive hay que incorporarle las redes sociales, donde los jóvenes puedan alcanzar un mayor grado de participación. Sin jóvenes no hay renovación. La nueva organización interna es fundamental, pero aún está en estudio, y es responsabilidad de los sectores políticos frentistas. Mientras no se cambie hay que acatar las decisiones que surjan de la actual dirección. Si no se acatan, se pierde la unidad de acción, y ello inevitablemente afectará la gobernabilidad del Ejecutivo, liderado por José Mujica. Esto es malo para el Uruguay, para el gobierno del FA y para las fuerzas populares. También es muy negativo que las polémicas internas se sigan realizando a través de los medios de comunicación, a lo que coadyuva que la organización interna no realice las necesarias modificaciones y adecuaciones a los tiempos actuales. Todo ello afecta la credibilidad de nuestra fuerza política.

Lo relevante es fortalecer al FA, mantener su identidad de izquierda y garantizar y asegurar la regla de oro que es la unidad de acción. Como expresa la declaración de distinguidos frenteamplistas «respetar la memoria de quienes ya no están y también cuidar la esperanza de los que vienen. Podemos hacerlo juntos, si no se nos olvida quienes somos». Aceptemos que el tema es complejo y hay muchos intereses en juego. Por algo llevamos 22 años de intentos para eliminar la Ley de Caducidad. Pero cuidemos al FA, avancemos en su transformación, acatemos sus decisiones. Mantengamos nuestra identidad teniendo en cuenta lo que expresaba Elio Wiesel, premio Nobel de la Paz, a propósito del holocausto: «recordar es lo que permite al hombre afirmar que el tiempo deja huellas y cicatrices sobre la superficie de la historia y que todos los acontecimientos se encuentran concatenados unos a otros al igual que los seres vivientes. Sin la memoria nada es posible, nada de lo que hagamos merece la pena. Olvidar es violar la memoria, es privar al hombre de su derecho a recordar».

Que un nuevo Plenario nos encuentre unidos. Lo peor que puede pasar es que cualquier resolución del FA no sea acatada por la bancada parlamentaria. El futuro del FA está en juego y por lo tanto el futuro del Uruguay.

|*| Senador por la 609-FA,  economista

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