Prohibido para nostálgicos

Aquellas troupes

Cortito y mágico, febrero se fue cantando bajito. El Carnaval ya entró en la recta final. La parlanchina memoria quiere dar un gracias grandote a toda la muchachada que nos alegró por estos días. Qué mejor que hablar de lo más sublime del Carnaval de antaño. Fueron las troupes las hijas pródigas que conmovieron a la Vieja Capital. Hasta los más recalcitrantes murgueros que sólo querían marcha camión, se emocionaban cuando ellas aparecían por el tablado. Latía un duende, burlesco y criticón pero con algo distinto. El talento que sin olvidar a los sentimientos también apelaba al mundo de la cultura. Espectaculares es la palabra que las define. Sus cuadros tenían libretos de artistas como Juan Carlos Patrón y Soliño, coros afiatados por cantantes líricos profesionales y cuerpos de baile con pibas que te daban taquicardia. Muchas de esas troupes fueron leyenda y su hechizo aún perdura cuando en el viejo boliche un veterano se pone sensiblero. Llega la estampa de «Un real al 69″ que dirigida por Salvador Granata provocó la admiración de los vecinos y se aburrió de ganar en el concurso del Teatro Solís. Tarantelas, candombes y jotas para arrasar en su categoría. «La Canción del Torero», allá por el 30, zumbona y pegadiza, la tarareaba hasta el motorman del tranvía de Capurro. Un milagro hecho música fue la canción «Marabú» que en la voz de José Soler inundó para siempre los barrios de aquella ciudad. Otra troupe luminaria fue la «Oxford» del Loro Collazo, con temas como «Si lo supiera mamá» y «Portuguesa». Tuvo un momento de gloria que se eternizó en el tiempo. Fue cuando entonaron más con el corazón que con las voces el mítico «Adiós a mi barrio», pegaditos al murallón de la rambla Sur que caía bajo «la piqueta fatal del progreso». La estrenaron una noche allá para abajo del Templo Inglés y las musas iluminaron más que nunca al Loro y sus muchachos. Y el inolvidable cierre lo dieron cientos de negros y sus tamboriles que se acercaron de Palermo para también ellos despedir a la vieja muralla junto a la «Oxford». En «La Moderna» del maestro Pietrafessa nos dimos el berretín de darle a la gola en la cuerda de «los segundos». Los carnavales corrieron y en el 49 también acompañamos a la troupe de Américo Lancelotti «Acuerelas». Nos prendimos a la bohemia pasión también con la «Farándula de Momo» y «Momento Musical» del gran Carmelo «Lito» Imperio. ¿Quién puede olvidar temas como «Las fogatas de San Pedro» y aquel pegadizo «Baile de los morenos»? Las troupes tenían estrellas de primer nivel como Romeo Gavioli y poetas encarnados en Jerónimo Yorio.

En la dirección musical brillaban talentos como Orlando Romanelli, un amigazo que se dio el sueño de la propia troupe a la que llamó «Centenario».

Un cálido recuerdo a Salvador Picó que murió bailando con su querida troupe y ahora junto a su ídolo Fred Astaire bailan para siempre en las estrellas. Con más recuerdos y música los esperamos los sábados, a las 18.30, en 1410 AM LIBRE. *

 

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