Espías de la basura

A poco más de veinte días de la asunción del primer gobierno de izquierda en nuestro Uruguay, que despunta naturalmente una alba de esperanza, la literatura histórica y testimonial sigue nutriendo los anaqueles de las librerías de nuestro país.

Los ejemplares que se ofrecen al ávido lector no refieren únicamente a acontecimientos sucedidos en nuestro territorio, sino a episodios no menos relevantes acaecidos en otras hermanas naciones del continente latinoamericano.

Los propios autores asumen que la historia reciente es un imperativo que siempre nos convoca, con el propósito de reconstruir pacientemente la memoria colectiva y prevenir algunos espasmos autoritarios que  según quedó claramente corroborado  subyacen en nuestra sociedad.

Una de las dictaduras más perversas y criminales que azotó a América Latina en la última mitad del siglo pasado fue la chilena, encabezada por el sangriento tirano Augusto Pinochet.

Como se recordará, en 11 de setiembre de 1973, pocos meses después de la instalación del régimen autoritario en Uruguay, un golpe militar derrocó al presidente constitucional socialista Salvador Allende.

El arrasamiento institucional, como en otros casos, tuvo nefastas consecuencias para los trasandinos, que soportaron una dictadura perversa, que asesinó o desapareció a miles de opositores.

Como es notorio, la acción de los motineros uniformados fue minuciosamente planeada con el apoyo de servicios secretos del imperio, con el propósito de abortar la experiencia revolucionaria y transformadora que había iniciado el pueblo chileno.

En 1987, el periodista y escritor uruguayo Alfonso Lessa publicó «Espías de la basura: de agentes secretos de Pinochet a refugiados en Montevideo», una investigación que revela una minuciosa operación de inteligencia realizada por los servicios secretos trasandinos durante uno de los períodos más álgido del régimen.

La obra, recientemente editada en una versión ampliada, no es ciertamente un mero thriller político, sino un testimonio absolutamente ajeno a la ficción literaria.

En la década del ochenta y en tránsito hacia su definitivo agotamiento, la tiranía encabezada por Pinochet pergeñó un ingenioso plan, con el propósito de espiar a las embajadas de los países vecinos, entre ellos naturalmente Uruguay, con la finalidad de saber qué tipo de apoyo prestaban esas representaciones diplomáticas a la oposición.

Para ellos, los servicios secretos hurgaban en los materiales de desechos de esas legaciones consulares, a los efectos de rehacer documentos semidestruidos, faxes, notas internas y hasta cintas de máquina de escribir.

La tarea, además de inusual, era naturalmente muy trabajosa y minuciosa, pero permitía a los espías conocer mucho de lo que sucedía dentro de las solidarias embajadas, así como sus contactos con el exterior.

El trabajo de Alfonso Lessa se apoya en los testimonios de muchos de los protagonistas que terminaron residiendo en Montevideo, de políticos opositores, así como de otras fuentes y publicaciones de la época. *

(Editorial Aguilar)

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