ALEJANDRO CESARCO: "EL LENGUAJE ES LA PROPIEDAD CULTURAL MAS IMPORTANTE QUE TENEMOS"

Lo único permanente son los cambios

Cesarco nació en Montevideo en 1975 y actualmente reside en Nueva York, desde donde desarrolla su actividad artística. En charla mantenida con LA REPUBLICA acerca de su obra y específicamente sobre su formación comentó: «En nuestra capital estudié administración, con énfasis en marketing y publicidad. Mi tesis de grado fue un estudio sobre la posibilidad de expandir el mercado de las artes plásticas en Montevideo. En ella no hacía énfasis en el mercado comercial, que de cierta forma me parecía un resultado secundario y consecuencia de lograr una mayor amplitud de audiencia. Es decir, pensaba que el mercado existía, lo que me interesaba era pensar cómo generar un cambio de conducta en el consumo. Paralelo a esto, y casi con mayor disciplina, estudiaba fotografía, o más bien cierto tipo de fotografía; algo que podría llamarse documental, y luego callejera. Consumía de forma casi diaria Cinemateca, también mucha música y siempre libros. En 1998 me trasladé a Nueva York a cursar una Maestría en Bellas Artes y desde entonces me intereso en una práctica que podría definirse como conceptual».

 

–¿Cuáles son los objetivos conceptuales que desarrollas?

–Me interesa catalogar, clasificar, apropiar y reinterpretar, y esto tiene que ver con un pensar el arte como un gran déjá vu. Es por esto que de cierta forma mi obra se presenta, al menos en lo formal, como una reformulación del conceptualismo histórico. Claro que se produce diferencia en esta repetición, y repetir no significa necesariamente un deseo de retorno. La idea de la traducción y la noción de historia, y más precisamente la noción de historia traducida es un motivo recurrente y explorado a través de diferentes construcciones narrativas. Me interesa cómo el significado es desplazado, cómo circunstancias discursivas son recontextualizadas a través de la memoria, el reconocimiento, y la opacidad natural del lenguaje. Algo que repito a menudo es que el énfasis estratégico de mi obra no está ubicado en la transmisión de información, sino en cómo se siente el significado.

 

–Has trabajado mucho con la lengua a nivel escrito y te has manejado con textos traducidos . ¿Qué desafíos y dificultades te plantea eso como artista?

–El lenguaje es la propiedad cultural más importante que tenemos. Vivimos, recordamos, hablamos, pensamos, trabajamos, soñamos a través del lenguaje. Estamos sumergidos en él, lo heredamos, y a partir de él construimos nuestra identidad. Es imposible existir fuera de él. Pensar obra visual a partir de esto es una modalidad de abstracción. Si pinto o fotografío un rojo, el referente es ese rojo, si escribo la palabra rojo, las posibles tonalidades son infinitas. Creo que mi lugar como productor transita el límite, o la complicidad, entre leer y escribir. Desarrolla distintas metodologías, gramáticas, protocolos de lectura. Si bien estamos acostumbrados a leer sobre arte, estamos mucho menos acostumbrados a leer como arte. La lectura es ante todo un acto visual, no hay letra sin imagen física, ni narrativa sin imagen de por medio.

 

–En lo referente a la teoría del arte, ¿cuáles consideras que son las tendencias que actualmente están influyendo en lo que se considera obra de arte y en ver el arte? Son las mismas en Nueva York, Buenos Aires o Montevideo?

–Me interesa que exista la posibilidad de mirar las cosas desde múltiples perspectivas. Creo que la teoría es una forma posible de acceder al conocimiento, y al placer asociado a la aprehensión de este conocimiento, pero no la única. Es una forma posible para intentar entender las formas en que la realidad es construida, pero no la única. Es un atajo, o una forma económica de acceder a un lugar de acción más autoconsciente y a la vez más libre. No me animaría a hablarte de tendencias regionales o internacionales de lectura, aunque sí podría mencionar un dispar acceso a opciones de lectura. También podría contestar tu pregunta indirecta con una más directa: ¿qué es arte? Y esta es una pregunta absolutamente banal y a la vez fundamental. El concepto de lo que es considerado arte debe cambiar de forma permanente. Si siempre aceptamos las mismas formas de representación como arte, estamos perdiendo lo que considero su esencia, la capacidad de expandir el conocimiento.

 

–Participaste en la producción de una serie de charlas en el Centro Cultural Rojas de Buenos Aires. ¿Cómo fue esa experiencia y qué resultados se obtuvieron?

–El ciclo que mencionas se llamó Visitas y fue coorganizado con Gabriela Forcadell, una artista Argentina. El objetivo del proyecto fue poder hacer disponible textos críticos referentes a la producción cultural. El material bibliográfico fue seleccionado por una serie de invitados a razón de cuatro por mes a lo largo de nueve meses. El proyecto fue pensado como un ejercicio curatorial que se planteaba la creación de una biblioteca. Su manifestación física real fue la creación de un archivo público. El material compilado informa sobre diferentes prácticas artísticas y sociales y que en general entrarían dentro de la categoría de estudios culturales. Los invitados seleccionados eran responsables también de presentar ciertas pautas que facilitasen posibles lecturas del material; esta re-significación, re-activación de los textos fue bien interesante. Los resultados a nivel de gestión creo que fueron buenos, en el sentido de que el público utilizó verdaderamente el archivo, los textos se leían, se investigaba, se compartía. Medir los resultados de otra forma resultaría difícil y prematuro». *

Te recomendamos

Publicá tu comentario

Compartí tu opinión con toda la comunidad

chat_bubble
Si no puedes comentar, envianos un mensaje