Amalia de la Vega: vidalita y milonga en su versión más autóctona

La voz de la poesía criolla

Sin haber realizado estudios formales de música y canto, poco tiempo después de haber cumplido los 23 años, Amalia de la Vega comenzó a participar con regularidad en audiciones semanales de radio. A eso seguirían múltiples actuaciones en espectáculos criollos de todo el Cono Sur. A pesar de su fuerte vínculo cultural con Melo, sostenido por sus vínculos familiares, De la Vega había vivido desde muy pequeña en la ciudad de Montevideo, gracias a que su padre, militar, fue trasladado a la capital.

Marcada por ese entorno familiar de campo, en donde la música local tradicional era algo corriente, De la Vega dio sus primeros pasos en festivales benéficos de Cerro Largo para luego ingresar al mundo de la transmisiones radiales. Comenzó realizando dos audiciones semanales en El Espectador, luego de haber participado de una prueba junto a los guitarristas que la acompañaban hasta ese momento. Famosa por su retraimiento, la cantante prefería hacer lo suyo en un estudio a puertas cerradas antes que actuar en la fonoplatea que la radio tenía en esos momentos.

Su siguiente paso fue realizar recitales por toda la región, llegando a Santiago de Chile, Rio de Janeiro y San Pablo en Brasil. En Argentina, Buenos Aires y Mar del Plata fueron sus escalas artísticas. En todos esos lugares, además de actuar en vivo, De la Vega realizaba actuaciones radiales. En Argentina, su vínculo con Radio El Mundo fue estable y se prolongó por varios años. Otro tanto ocurrió con El Espectador, en donde cantó diez años para luego pasar a Radio Carve, ahí sí en la fonoplatea.

Amalia de la Vega cantó también poemas de Juana de Ibarbouru, a quien conoció cuando la poetisa vivía en Montevideo. Luego de pedirle autorización la cantante de Cerro Largo musicalizó dos de sus textos. Paralelamente, De la vega rescató muchos textos de poetas nativistas como Emilio Carlos Tacconi, Serafín J. García, Fernán Silva Valdez, Emilio Oribe, Elías y Tabaré Regules, entre muchos otros.

Según el investigador Schubert Flores, Amalia de la Vega registró 108 temas en Agadu. Esto supondría más de diez discos de larga duración y varios simples. De la Vega grabó también en Argentina, especialmente sencillos, en los estudios de radio El Mundo.

Firme reivindicadora de su personal y seco estilo, Amalia de la Vega siempre valoró especialmente hacer las cosas a su manera, sin transigir en modas o imposiciones externas a su albedrío. Curiosamente y pese a que buena parte de su carrera coincidió con la instalación y el desarrollo de la televisión uruguaya, la cantante sólo participó muy esporádicamente en programas televisivos, ya que el medio no era de su agrado. Reacia a conceder entrevistas, Amalia de la Vega logró trascender con las cosas que consideraba sus únicos méritos: el canto y la fidelidad a su propia sencillez.

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