Gabriel García Márquez cumple hoy 80 años

Y hay más: veinticinco años de haber recibido el máximo galardón universal de las letras y sesenta de haber iniciado su prolífera producción literaria con la publicación de su primer cuento «La tercera resignación». «La verdad es que yo escribo, simplemente, porque me gusta contarles cosas a mis amigos», declaró en 1968 en una entrevista García Márquez, quien lo único por lo que lamenta morir es por no poder contar después esa historia, según dijo en otra entrevista. Con veintidós obras publicadas, la última de ellas en 2004, «Memoria de mis putas tristes», afirmó en 1967: «Me parece que se necesita una enorme irresponsabilidad para ser escritor». Esa «irresponsabilidad», que le ha permitido vender treinta y dos millones de copias de «Cien años de soledad», será reconocida por las academias de la lengua española con una edición de un millón de ejemplares de esa novela, durante el IV Congreso Internacional del Español, a fin de marzo en el puerto colombiano de Cartagena. La lectura ininterrumpida de ese texto, por parte de políticos, artistas y periodistas en el Palacio Linares de Madrid, fue el homenaje que España rindió ayer lunes a quien es considerado el escritor vivo más importante del idioma español.

El gobierno colombiano comenzará hoy el «Año García Márquez», con el anuncio de la reconstrucción de la casa en la que vivió en Aracataca. «Gabo», como lo llaman sus más cercanos amigos, entre los que se cuenta el líder cubano Fidel Castro, vive hace ya más de dos décadas en Ciudad de México, aunque mantiene abierta su casa colonial de Cartagena. En ese histórico balneario se reunieron ayer los directores que llevaron a la pantalla grande la obra del colombiano, en el marco del cuadragésimo séptimo festival de cine de Cartagena, que además el fin de semana incluyó una «maratón» con todos esos filmes y los documentales sobre él y su obra. El cortejo del novelista con el cine data de la década de los años 50 y logró su mayor concreción en 1986 cuando fundó la Escuela Internacional de Cine y Televisión, en San Antonio de los Baños, Cuba. La nación caribeña es frecuentemente visitada por García Márquez, no sólo por el vínculo con la escuela, sino por su amistad y afinidad ideológica con Castro. «Yo creo que tarde o temprano el mundo será socialista, quiero que sea, y cuando más pronto mejor», declaró García Márquez en 1968.

Sus convicciones, pese a su renuencia a que sea utilizado políticamente, lo llevaron a colaborar en la sombra con el proceso de paz que permitió a principios de los años noventa desmovilizar a la guerrilla colombiana del M-19. Iniciado en el mundo de las letras como reportero tras abandonar sus estudios de abogacía en la estatal universidad Nacional de Bogotá, García Márquez asegura que nunca dejó ese oficio y varios de sus textos periodísticos se han convertido en parte integral de su obra, como ocurrió en 1996 cuando publicó una extensa crónica periodística: «Noticia de un secuestro». Ese libro, que relata la historia de una serie de secuestros, entre ellos el del actual vicepresidente Francisco Santos, ordenados por el extinto capo del narcotráfico colombiano, Pablo Escobar, fue «una experiencia humana desgarradora», dijo el novelista. Esa sensibilidad para narrar periodísticamente historias es para algunos analistas el sello de identidad de su obra, como manifestó el recientemente fallecido Ryszard Kapuscinki. «Aunque tengo una enorme admiración por sus novelas, personalmente considero que la grandeza de García Márquez estriba en sus reportajes», escribió en 2002 el periodista polaco. *