El medioambiente no le importa a nadie

Las grandes batallas por la supervivencia han adquirido contemporáneamente una dimensión casi dramática, que atañe directamente a la miseria, la marginación, el desamparo, la explotación y la desregulación laboral.

Los mayores cuestionamientos están naturalmente centrados en la voracidad de un sistema capitalista perverso y deshumanizado, que antepone el lucro y la utilidad económica de las minorías corporativas a la dignidad de los pueblos.

Una de las facetas sin dudas más dramáticas es la despiadada agresión al medioambiente, originada por prácticas casi siempre depredatorias de las riquezas naturales.

La hiperindustrialización es otro componente no menos inquietante de este proceso, que amenaza seriamente la calidad de vida de la población, particularmente de los países periféricos, transformados, a la sazón, en auténticos laboratorios del modelo hegemónico de producción.

En los últimos dos años, los eventuales riesgos de la contaminación industrial han asumido un singular protagonismo en la región, a raíz del exacerbado y absurdo conflicto por la instalación de las plantas de celulosa en territorio uruguayo.

El enfrentamiento entre dos países hermanos convoca a la reflexión en torno a otras situaciones no menos inquietantes.

En «El medio ambiente no le importa a nadie», el periodista argentino Sergio Federovsky construye un sólido y documentado alegato, que denuncia algunas salvajes agresiones ambientales que están sucediendo en el territorio de su propio país.

Desestimando toda postura complaciente, el investigador no soslaya críticas a las autoridades argentinas por la persistencia de algunas situaciones que califica de intolerables.

Sin escatimar detalles, el autor arroja munición gruesa para condenar algunas prácticas que considera tan irresponsables como destructivas.

En tal sentido, Federovsky denuncia, por ejemplo, la deplorable situación de los cursos de agua, muchos de los cuales presentan niveles inaceptables de contaminación.

El periodista concentra sus mayores críticas en la actividad de las empresas industriales y el estado del Riachuelo, que genera frecuentes tensiones y controversias en la vecina orilla.

Su actividad de investigación le permite desnudar otros casos, como la presencia de uranio en el agua subterránea de la propia capital argentina.

Obviamente, el autor analiza también el conflicto por la instalación de las plantas de celulosa en territorio uruguayo, al cual califica como un callejón sin salida.

Sergio Federovsky marca lo que considera una flagrante contradicción entre el discurso y la realidad, afirmando que mientras se proclama que el medioambiente es una política de Estado, los indicadores empeoran permanentemente.

(Editorial Planeta)

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