MUESTRA DEL INSTITUTO ITALIANO DE CULTURA

Esculturas de bolsillo en Sala Sáez del MTOP

La muestra que presenta el Instituto Italiano de Cultura (IIC) en la Sala Sáez del Ministerio de Transporte y Obras públicas (MTOP), reúne a prestigiosos escultores italianos que forman parte de una colección privada, propiedad de la Fundación Sartirana Arte. Esta nómina de diecisiete de los más significativos escultores italianos de la segunda mitad de 1900 se expuso por primera vez en Egipto y Túnez, en el Mahmoud Khalil Museum de El Cairo y el Palais Keireddine, Museo de Túnez.

Se trata de obras de pequeñas dimensiones, en formato de bolsillo justamente para facilitar el transporte y el montaje en los distintos museos del mundo. Están presentes las expresiones más maduras y representativas de los artistas más notorios, activos en Italia. Desde los grandes maestros de fama internacional como Melotti y Consagra, a los hermanos Pomodoro. Pero también hay figuras de gran relieve, tal vez menos conocidas fuera de las fronteras italianas, como Benevelli, Bozzola, Ghinzani, Sangregorio y Pirro; además de las últimas generaciones representadas por Corno y Lodola.

Esculturas pequeñas y livianas, fundidas en bronce o talladas en mármol blanco de Carrara; hechas en vidrio (Carmi, Rinaldi), materiales inéditos como las resinas o el plexiglass (Lodola), papel (Vedova) o madera de balsa (Guidi). Hay piezas realizadas en láminas o varillas de latón, de cobre o de plata, ensambladas, soldadas, o repujadas con antiguas técnicas.

Entre las obras reunidas figuran bocetos y proyectos a veces preparatorios para desarrollar obras a escala mayor. Ejemplo de ello son los ‘Tambores de lluvia’ de Marcello Pirro, pensados para el teatro La Fenice de Venecia, y destinados a un ballet del coreógrafo Maurice Bejeart. Otras obras muestran humildes orígenes: trozos de hierro reciclado y ensamblado (Alex Corno) jerarquizados por los barnices o por el oro que reviste la hélice de barco del homenaje a De Chirico de Marcello Pirro.

Expresa el curador Giorgio Forni de la Fundación Sartirana Arte, «La escultura se muestra como lengua viva, capaz de comunicar emociones, más con la sutileza y la liviandad -pienso en los textos de Italo Calvino dedicados a Melotti- que con la magnificencia monumental de ciertas obras de carácter celebratorio que estamos acostumbrados a ver colocadas en las plazas de las ciudades del mundo».

La escultura está presente en esta muestra, alega Forni, como provocación y desafío: siempre como estímulo intelectual. Pero también como afirmación de sí misma, objetual y concreta. En definitiva, como una especie de invitación a ocuparse del mundo, de la naturaleza y del hombre, según el curador, «mucho más que la pintura, muchas veces solamente decorativa y sin compromiso. Trabajo complejo, hecho, a menudo, por varias manos. Con la ayuda de fundidores conocedores del oficio, en el pasaje de la cera al yeso y al bronce; de carpinteros y soldadores, de maestros del vidrio, capaces de manipular la arena fundida por el fuego. Todos coautores-actores de un arte que ocupa el espacio, lo transforma y deja su huella».

La exposición ‘Pequeñas obras de arte de grandes maestros’ se podrá visitar hasta el 11 de octubre en la sala de Arte Carlos Federico Sáez del MTOP (Rincón 575, planta baja). *

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