YO, DARWIN

El humor, en sus diversas facetas, es casi tan antiguo como las propias civilizaciones. Los primeros registros humorísticos que se conocen datan del Antiguo Egipto, y eran eminentemente de corte satírico y político.

Más allá de la mera búsqueda de evasión, el humor ha sido utilizado en diversas culturas como catarsis o como una interpretación más de la realidad, de sesgo crítico.

En épocas de regímenes autoritarios, el humor suele ser una de las más eficaces válvulas de escape contra la opresión, ya que permite criticar al poder, de forma velada y menos explícita que otras disciplinas de expresión.

El humor político o de crítica social, tiene una larga y nutrida tradición en el Uruguay. Muchos escritores prestigiosos han sabido cultivarlo, convirtiéndolo, en algunos casos, en una suerte de producto artístico.

El joven comunicador y humorista Carlos Tanco creó el personaje de Darwin Desbocatti, para retratar ­de forma menos cruenta­ la realidad uruguaya y sus contradicciones.

Si bien es un personaje que comenzó su andar en el medio radial, Desbocatti también llegó a la prensa escrita, ya que su autor escribe, desde hace algunos años, una columna humorística en una publicación periódica.

En «Teoría de la desgracia circular irreversible», el agudo y transgresor personaje procura, mediante un humor que navega entre el absurdo y la más feroz ironía, analizar la realidad de la sociedad uruguaya, comentando los hechos más relevantes de la política, el deporte, la economía y el espectáculo, entre otros temas.

Las columnas que Tanco escribió, en su personalidad pública de Darwin Desbocatti, son más de setenta y han sido reunidas en este volumen.

Además del enfoque humorístico con el cual el autor analiza cada tema, es destacable el profundo análisis, mediante la ironía y el absurdo, que el comunicador realiza a propósito de la idiosincrasia uruguaya. Ello queda corroborado en su «Teoría de la desgracia circular irreversible», la cual da nombre al libro.

La aludida hipótesis de trabajo analiza la capacidad que, según el autor, tenemos los uruguayos para obtener resultados igualmente negativos, independientemente de las opciones que elijamos, por nuestra natural capacidad de empeorar las cosas.

El autor ensaya una grotesca pero muy atendible radiografía acerca de las facetas más representativas de la tan mentada identidad nacional, mediante un humor ácidamente desencantado.

(Editorial Sudamericana)

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