EL INFINITO EN LA PALMA DE LA MANO

Gioconda Belli es una de las más destacadas escritoras nicaragüenses, tanto por el alcance popular de su obra como por su permanente e inclaudicable compromiso político con la izquierda de su país, en particular con el Frente Sandinista de Liberación Nacional.

Belli comenzó cultivando el género poético, lo que le valió su primer galardón en 1970, año en que sus primeras creaciones aparecieron publicadas en el semanario cultural del diario La Prensa, de Nicaragua.

Su producción poética generó gran controversia, debido a su abordaje franco y rupturista de la sensualidad y el cuerpo femeninos, que tomó como símbolo de una libertad no sólo física y sexual, sino también política e ideológica.

Su constante y férrea oposición a la feroz dictadura de Anastasio Somoza, la obligó a exiliarse primero en México y luego en Costa Rica, ya que el régimen autoritario que gobernaba su país, la condenó a prisión por sus ideas.

Desde 1970, militó en las filas del FSLN, organización revolucionaria en aquel momento clandestina, cuyo objetivo era el derrocamiento del régimen dictatorial.

Luego de participar activamente en la resistencia desde diversos puestos de lucha, al caer la tiranía, la escritora ocupó distintos cargos en el gobierno revolucionario.

En 1986, Gioconda Belli dejó todo cargo oficial para dedicarse de lleno a la literatura. Integró la directiva de la Unión de Escritores y fue una de las fundadoras de suplemento literario «Ventana».

Por aquel entonces, comenzó a destacar como autora de poesía y narrativa, principalmente como novelista.

En 1978, fue distinguida con el prestigioso Premio Casa de las Américas (Cuba), por su libro «Línea de fuego».

Obras poéticas como «Línea de fuego», «Truenos y Arco Iris» y «De la costilla de Eva», cimentaron su fama y popularidad, hasta que alcanzó su cenit con su primera novela, «La mujer habitada», que recogió importantes elogios de público y crítica.

Esta obra le valió el reconocimiento mundial, siendo traducida a una veintena de idiomas y alcanzando un alto tiraje en Europa y América Latina.

Como se recordará, el pasado 3 de mayo, Gioconda Belli visitó Montevideo, con el propósito de presentar su último libro, «El infinito en la palma de la mano», que es una mirada bastante rupturista del tradicional mito de Adán y Eva. También brindó una conferencia en el Centro Cultural de España, de la cual LA REPÚBLICA informó detalladamente.

La idea de escribir la historia de la legendaria primera pareja, que está mencionada en apenas cuarenta versículos de la Biblia, le surgió mientras curioseaba un día en la biblioteca de un amigo.

Allí, entre antiguos y gruesos volúmenes, halló uno que llamó particularmente su atención. Se trataba de un título denominado

«Grandes libros secretos».

La obra era una recopilación de textos apócrifos y versiones del Viejo y Nuevo Testamento, que no habían sido incorporadas, por distintas razones, al canon eclesiástico.

El material incluía «Los libros de Adán y Eva». Estos volúmenes, poco difundidos y fuera de toda versión oficial a pesar de su autenticidad y antigüedad, fascinaron a Belli y le indujeron a novelar la presunta historia del primer hombre y la primera mujer, luego de su expulsión del paraíso.

Para ello, la nicaragüense se valió de su reconocida capacidad para la creación narrativa, componiendo un relato que conjuga el drama con el humor y la investigación histórica y teológica con la magia del descubrimiento, que estos seres logran del mundo y de sí mismos.

La novelista describe aquel paraíso idealizado, mediante poderosas imágenes que resaltan por su belleza y nitidez. El idílico paisaje es observado, naturalmente, a través de los absortos ojos de los legendarios personajes.

En la recreación del clásico mito de la creación, la escritora se permite algunas críticas sutiles a la versión oficial admitida por la Iglesia Católica, aunque en un tono bastante respetuoso.

Las descripciones de la destacada poetisa y narradora nos transmiten un amplio abanico de sensaciones, en torno al tan mentado edén y sus primigenios habitantes humanos.

En ese contexto, es particularmente elocuente la intrínseca capacidad de Gioconda Belli para meterse bajo la piel de sus personajes, inspirándose en la información recopilada, pero también aportando muchos elementos psicológicos de su propio cuño.

El relato, de tono bastante rupturista pero tal vez no definidamente iconoclasta, procura humanizar a Adán y Eva, despojándolos de buena parte de su aureola mítica.

Sin embargo, si bien la creadora es dueña de un estilo que la caracteriza, por momentos «El infinito en la palma de la mano» se parece demasiado a obras similares, como «Adán y Eva», del célebre poeta mexicano Jaime Sabines

Las dudas en cuanto a la existencia de Dios, el cuestionamiento a sus propósitos, el debate sobre su supuesta perfección o su posible falibilidad, son materias aludidas por la autora a través de la voz de los propios personajes de la narración.

Pese al abordaje de estos tópicos, la obra no pretende ser un tratado de metafísica ni de teología, sino que procura rescatar la «verdadera historia» de Adán y Eva, aunque sin soslayar el sesgo deliberadamente novelesco y los abundantes elementos de ficción que complementan y enriquecen el relato.

(Editorial Seix Barral)

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