Los sensuales. Alejandro Tantanián en El Camarín de las Musas

El amor, la música, la venganza y la muerte

En una sala distinta del variado lugar teatral, en El camarín de las musas, esta pieza reproduce el título de la parte tercera de la obra prístina.

Labor semejante acometió Heiner Müller con los clásicos griegos; la empresa en su conjunto vive la idea, aleccionadora, de que los grandes escritores del pasado deben ser sacados de sus sarcófagos, museos o colecciones taxidérmicas y traídos de nuevo a un peligroso pero lúcido presente que mostrará las virtudes y defectos, las fuerzas y las flaquezas, ese par de fuerzas que dinamiza nuestras vidas.

Tantanián, que compone música y canta, presenta la obra como un melodrama, literalmente un «drama musical». Esta versión incluye música (Rotemberg, Tantanián y Diego Velásquez) y canciones (música de Diego Penelas), al punto que «Los sensuales» alcanza por momentos la atmósfera de la ópera. Uno de los personajes, Alex, está interpretado por Pablo Rotemberg, quien toca el piano en virtuoso (sin perjuicio de sus no menos magistrales condiciones acrobáticas), entre ellas una hermosa interpretación y explicación de un fragmento del «Carnaval» de Schumann, «Chopin», que es a la vez un homenaje, una imitación y casi una secuela del autor de las «Mazurkas». Como se comprende, esta escena prefigura y anuncia en heraldo toda la versión Tantanián de Dostoyewsky: tarea que requirió lectura, asimilación, reflexión, crítica para preparar un salto en el vacío, pero que se ubica en la misma dirección del autor; y hasta donde llegan nuestros conocimientos, hay claras afinidades y parentescos y similares melodías entre «Los sensuales» y «Los hermanos Karamazov».

La fuerza de Tantanián se extiende a la puesta en escena y aún diríamos que se manifiesta primordialmente en ella. No hay contemplaciones para el espectador sobre quien se descargan truenos, rayos y granizo: el crimen es muerte y espanto, la venganza es amarga, dulce y sombría; gritos contrapesan a susurros, las detonaciones a declaraciones de amor. Por momentos el cúmulo de horrores tiene un efecto cómico; pero tambien pasan nubarrones de sentimiento sobre frases y encuentros casuales y domésticos. Los actores, para concluir, que siguen con precisión las pautas del autor y director, son de un primerísimo nivel.

«Los sensuales», un melodrama de Alejandro Tantanián, con Ciro Zorzoli, Mirta Bagdasarian, Diego Velázquez, Pablo Rotemberg, Javier Lorenzo, Nahuel Pérez Biscayart, Stella Gallazzi, Gaby Ferrero y Luciano Suardi. Coreografía de Pablo Rotemberg, escenografía y vestuario de Oria Püppo, luces de Jorge Pastorino, dirección de Alejandro Tantanián. En El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960, Buenos Aires.

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