Indignación. "Vuelve a ser sepultado cuando todavía existe absoluta impunidad sobre su asesinato"

Chile rinde tributo a Víctor Jara

En el mismo ataúd donde fue enterrado secretamente el 18 de setiembre de 1973 (sólo acompañado por su viuda, la británica Joan Turner, y dos personas más), el cantautor y director teatral comenzó a recibir un tardío homenaje en Santiago, en una ceremonia que mezcló el canto, demostraciones de afecto popular y el clamor para que se haga justicia por su asesinato.

«Existe la indignación de que Víctor va a ser sepultado cuando todavía existe absoluta impunidad sobre su asesinato», se dice en la fundación que lleva el nombre del artista en Santiago, donde el jueves se dio inicio a la ceremonia fúnebre que culminará hoy, sábado, con su entierro en el Cementerio General de la capital chilena.

El tardío sepelio fue organizado por la familia del cantante y un amplio grupo de voluntarios, seis meses después que sus restos fueran exhumados por orden de un juez que busca aclarar su muerte.

Su viuda y dos hijas, Manuela y Amanda, organizaron la primera guardia de honor junto al ataúd, sobre el cual se instaló la manta de lana roja con ribetes negros que el popular cantautor solía usar en sus presentaciones.

Ningún miembro de su familia emitió declaraciones. Las tres mujeres permanecieron con la mirada perdida junto al ataúd, restaurado por Manuela. Cientos de chilenos, autoridades, músicos y artistas locales concurrieron también a despedir a Jara, uno de los más célebres representantes del canto popular chileno y latinoamericano, con canciones como «Te recuerdo Amanda», «Luchin», «El cigarrito» y «Manifiesto», entre otras.

A la ceremonia asistió también la ministra de Cultura, Paulina Urrutia, que no pudo contener las lágrimas al hablar con los periodistas. «Él es un talento que ya no va a volver jamás, por eso lo seguimos llorando, porque nos hace falta hasta el día de hoy», dijo.

Una de los familiares de las víctimas de la dictadura, Viviana Díaz, concurrió también a esta primera jornada de homenaje: «El vive en el corazón de todos nosotros, sabemos sus canciones, es lo que él se merece», señaló.

Según anunció la Fundación Víctor Jara, no existe un programa definido para la ceremonia fúnebre. Las puertas del recinto permanecerán abiertas día y noche y en sus cercanías se montó un pequeño escenario, para albergar las demostraciones de afecto de artistas populares.

Jara fue detenido el mismo día en que Pinochet tomó el poder, el 11 de setiembre de 1973, junto a otros 5.000 prisioneros políticos, en un estadio de Santiago. Ahí fue brutalmente torturado y cinco días más tarde asesinado. Sus manos fueron destrozadas.

Su cuerpo acribillado, junto al de cientos de prisioneros ejecutados, fue trasladado hasta el Servicio Médico Legal. Un funcionario lo reconoció y le avisó de su muerte a su viuda, Joan Turner.

La investigación judicial no ha logrado determinar quién dio la orden para asesinar al artista. Hasta ahora la Justicia ha logrado procesar sólo a dos personas: un soldado que reconoció haberle disparado pero que luego se retractó y un oficial que custodiaba el recinto deportivo.

El cantante recibe hoy el reconocimiento que no tuvo en 1973, cuando fue sepultado secretamente por su viuda en un modesto nicho del Cementerio General de Santiago, en el más absoluto silencio, sin flores ni rezos.

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