Congoja. La cultura uruguaya está de luto

Falleció ayer el pintor y escultor compatriota Anhelo Hernández

Nacido en Montevideo en 1922, Anhelo Hernández estudió escultura con Alberto Savio, pintura con Joaquín Torres García y grabado con Adolfo Pastor en el Instituto Escuela Nacional de Bellas Artes. Pintura, grabado y escultura serán las tres expresiones fundamentales por las que transitará a lo largo de su extensa producción.

Profesor de la Escuela de Artes Aplicadas y del Instituto Escuela Nacional de Bellas Artes fue desplegando su sensibilidad y vastos conocimientos del arte universal obtenido en sus numerosos y regulares viajes de estudio por Europa, República Popular China, la ex URSS y en su largo exilio en México (1975-85), durante la dictadura militar en Uruguay.

Pocos artistas nacionales tuvieron el privilegio de Anhelo Hernández de intimar directamente con el arte de todos los tiempos luego de haber recibido las lecciones del maestro del constructivismo. Su voracidad visual devoró las obras de Velázquez, El Greco, Rembrandt, Goya, Courbet, Matisse y en especial Picasso, que, como Torres García fueron los nombres que orientaron su obra con especial delectación, en un diálogo constante y retador, dejando una huella profunda en cada volumen escultórico, cada plancha de grabado, cada pintura o dibujo. Fue un trabajor empecinado, constante, inquieto e insatisfecho, atento a la cambiante realidad social.

Hizo numerosas exposiciones individuales y participó en otras tantas colectivas, dentro y fuera del país y recogió un panorama parcial, una antológica con sentido retrospectivo, en el Museo Nacional de Artes Visuales en 2008. Un logrado resumen del múltiple artista que no aceptó ser encasillado fácilmente en su variedad temática (retratos, naturalezas muertas, grandes composiciones históricas, desnudos femeninos, los caudillos, las reinterpretaciones picassianas) pasando del naturalismo al neoexpresionismo y haciendo del aguafuerte el instrumento ideal para crear una serie de enorme expresividad.

Ese permanente hurgar en el arte de ayer y de hoy, lo condujo también a renovar la técnica tradicional, indagando, a edad avanzada, las nuevas posibilidades en la computadora, con empuje vital y renovador que sólo los maestros se atreven a recorrer.

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