Miss Tacuarembó. Jesucristo, Flashdance y Cristal

Un musical absurdo y sin un rumbo fijo

El problema es que esta suerte de «comedia pop», como se ha promocionado en algunos espacios, también supone una amalgama de influjos (algunos muy notorios y casi replicados) que mezcla tendencias, parodia villanas de culebrones, intenta absurdidades bizarro religiosas, intercala una suerte de musical juvenil y se juega a una especie de absurdo en donde todo queda a medio camino sin que ninguna propuesta logre redondear una mínima solidez cinematográfica.

La historia presenta a cierta pre adolescente que intenta escapar de una ochentosa claustrofobia pueblerina imaginándose ser una futura estrella del espectáculo mientras consume telenovelas venezolanas («Cristal» a la cabeza), ungiendo a la actriz Jeanette Rodríguez como referente icónico de sus sueños. En el interín, practica los pasos de «Flashdance», junto a su amiguito de toda la vida, a la vez que reclama (exige) una inmediata señal de Cristo para que la guíe en su periplo hacia la fama (de la que ser coronada como reina departamental puede resultar el puntapié inicial).

La dificultad es que todo esto, en definitiva, supone un cóctel ambicioso, que intenta decir una cantidad de cosas a la vez (quizá demasiadas) contemplando así una heterogénea franja de espectadores. Ese eclecticismo se estructura ­justicia es decirlo­ con absoluto desparpajo bajo la pátina de un humor «alocado» e irreverente pero que, por desgracia, no alcanza estatura bizarra sino que apenas roza un ridículo de bajo perfil.

Se nota la intencionalidad (e incluso un medido homenaje para con Almodóvar integrando a la singular Rossy de Palma como extravagante conductora de un «reality show» aunque, claro, para jugar con ciertas cosas hay que ser Don Pedro).

Quizás ese querer abarcar tanto sea uno de los inconvenientes que hacen al tropezón de Sastre ya que, catalogarla, por ejemplo, de comedia para jóvenes no resulta una calificación adecuada pero tampoco se consolida como musical logrado y hasta maneja secuencias relativamente aterradoras (la escena del cementerio) o propone miradas sobre la religiosidad que pueden resultar polémicas para algunos sectores ortodoxos del clero.

Es una ensalada bastante compleja que posiblemente, al pretender la desmesura, no termine conformando a nadie a pesar de la intensa campaña publicitaria y el respetable desafío que asumió Oreiro en este delirante proyecto. Otra vez será.

Miss Tacuarembó. (Uruguay, 2010). Dirección: Martín Sastre. Guión: Martín Sastre sobre novela original de Dani Umpi. Producción ejecutiva: Diego Robino. Producción ejecutiva: Carlos Mentasti y Oscar Azar. Dirección de producción: María Zanoccchi. Jefa de producción: Deborah Kaganovicius. Fotografía: Pedro Luque.

Dirección de arte: Gonzalo Delgado Galiana. Música: Ale Sergi del Grupo «Miranda». Con Natalia Oreiro, Sofía Silveira, Diego Reinhold, Graciela Borges, Mike Amigorena, Jeannette Rodríguez, Rossy de Palma, Mirella Pascual, Alejandro Tous, Melina Petriella y Mónica Villa.

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