Movimientos y emancipaciones. Un aporte al debate sobre la crucial batalla contra la pobreza

Los postergados como sujetos de derecho en los tiempos de cambio

Este libro aporta un nuevo ángulo de observación sobre los procesos de transformación encarados por los gobiernos progresistas, para enfrentar el renovado desafío de derrotar los estigmas de la miseria, la exclusión, el atraso y la postración social.

No en vano el autor, que es periodista, ha desarrollado un intenso trabajo militante en movimientos sociales del continente, destinado a articular estrategias que logren rescatar a los postergados.

Tanto su actividad profesional como su producción literaria han ido en esa dirección. Sus dos últimos libros son «Autonomía y emancipaciones: América Latina en movimiento» y «Dispersar el poder: los movimientos como poderes paraestatales».

Mediante un ejercicio de análisis que abreva particularmente de la experiencia, la memoria colectiva y la reflexión, Zibechi aborda una multiplicidad de temas que atañen a la actual coyuntura histórica de nuestra América.

En ese contexto, «Movimientos y emancipaciones» promueve un renovado debate en torno a los dilemas del presente, poniendo en el foco de discusión las certezas, incertidumbres, ortodoxias y mitos largamente impresos en el imaginario social.

Desmarcándose claramente de la prédica de los gobiernos progresistas que administran el poder en la región, el ensayista indaga en los orígenes y presupuestos teóricos de la lucha contra la pobreza y la miseria.

En la primera parte de este trabajo, intitulada «La lucha contra la pobreza como contrainsurgencia», Zibechi construye un discurso absolutamente rupturista que confronta los modelos de cambio instalados en el continente.

En ese contexto, el autor alude explícitamente a los planes del Banco Mundial para enfrentar la emergencia social, como mecanismo amortiguador de las tensiones sociales provocadas por la instauración de la ortodoxia neoliberal.

El investigador centra su análisis en la figura de Robert Mc Namara, quien, tras desempeñarse en altos cargos jerárquicos en el gobierno norteamericano presidido por el asesinado presidente John Kennedy, fue designado, en 1968, como titular de dicho organismo internacional, al cual imprimió un nuevo rumbo.

Zibechi parte de la tesis que la derrota de las fuerzas imperialistas en la cruenta guerra de Vietnam, resultó determinante para la reformulación de algunas estrategias de dominación global.

Partiendo de esa tesis, el autor examina los diversos proyectos del Banco Mundial para combatir la pobreza en América Latina, como forma de preservar la estabilidad y el statu quo capitalista.

El autor confronta las experiencias de los actuales gobiernos progresistas con la actividad de los movimientos sociales de base resistentes al neoliberalismo, sugiriendo que existe una radical dicotomía de propósitos y objetivos.

El escritor, que no oculta su prédica y activismo emancipador, afirma que estos modelos de cambio han minimizado la acción de estos movimientos populares, despojándolos de sus banderas históricas y de su protagonismo.

En este ensayo crítico, Zibechi, que es un estudioso en la materia, se autoproclama como un antisistémico, que promueve la emancipación a partir de la movilización y militancia autónoma de los estratos más pobres de la sociedad.

En ese contexto, considera indispensable desarrollar formas de organización propias, que propendan a la construcción de un modelo superador del sistema de acumulación capitalista.

Zibechi también desestima la actividad de los sindicatos, que, a su juicio, están regidos por las mismas pautas de organización y de disciplinamiento social que el Estado.

El analista fustiga a las administraciones de los gobiernos progresistas, aduciendo que estas aspiran a eliminar el conflicto como núcleo de tensión, mediante programas asistencialistas y nuevas modalidades clientelares.

Sorprende la exacerbación del autor contra el Estado, que, desde la inauguración de los gobiernos de izquierda, se ha transformado en un virtual aliado de la clase trabajadora.

Más allá de eventuales disensos, es claro que este no es el mismo Estado gobernado por la derecha, que era siempre funcional a los intereses de clase de las oligarquías y el capital trasnacional.

No en vano, luego de seis años de gobierno del Frente Amplio en nuestro país, uno de los más importantes temas de debate de la agenda pública es la impostergable redistribución de la riqueza.

Más allá de los planes promovidos para el combate a la pobreza, el tema de la minimización o eliminación de las flagrantes asimetrías sociales jamás estuvo en las carpetas de los organismos crediticios internacionales.

Raúl Zibechi analiza concienzudamente los programas de asistencia y las políticas sociales ejecutados en las naciones latinoamericanas, con particular énfasis en Brasil, Argentina e incluso México. Obviamente, también alude a los proyectos aplicados en Uruguay.

Aunque admite importantes éxitos en la mejora de la calidad de vida de vastos sectores de la población, sí fustiga la falta de cuestionamiento a las disfuncionalidades crónicas del sistema.

En ese contexto, aduce que el Estado ha logrado cooptar a los movimientos militantes que desarrollaban sus actividades en el seno de las comunidades locales (barrios pobres), poniéndolos a su servicio y asimilándolos a sus modalidades de organización.

El autor afirma que existe una nueva suerte de panóptico, consistente en el disciplinamiento social y en la inauguración de estrategias de participación ciudadana desconocidas durante los gobierno de derecha.

Empero, el mayor cuestionamiento del periodista y pensador es la virtual eliminación del conflicto como fermento de cambio y la ausencia de disensos teóricos que pongan en cuestión las causas estructurales de la arraigada injusticia social.

Sosteniendo enérgicamente la contemporánea vigencia de la lucha de clases, Raúl Zibechi construye un discurso rigurosamente crítico, que reivindica las luchas populares de antaño y desestima la dimensión de los avances logrados por los gobiernos de izquierda.

Más allá de eventuales coincidencias con los planteos ideológicos formulados por el ensayista, cabría preguntarse cómo es posible avanzar en la actual coyuntura histórica con un Estado ausente y omiso en sus funciones de asistencia a los más desposeídos.

La experiencia contemporánea corrobora que el repliegue y desmantelamiento de las estructuras estatales promovido y ejecutado durante la década de los noventa del siglo pasado, devino en una auténtica tragedia en los países de la región.

En efecto, en un escenario de desregulación, el protagonismo del mercado como actor fundamental de las sociedades, fue, además, el responsable de la debacle que hoy agobia al mundo desarrollado. Así lo han admitido incluso algunos célebres tecnócratas y economistas extranjeros como Joseph Stiglitz, quienes cuestionan severamente el debilitamiento del Estado y reclaman una mayor regulación para prevenir el libertinaje económico.

En el último capítulo, titulado «El desborde obrero de los 60″, Zibechi recrea las célebres épicas de lucha de los obreros textiles de Juan Lacaze, que constituyeron hitos paradigmáticos.

Más allá de eventuales consensos o disensos, «Movimientos y emancipaciones» es un ensayo riguroso y fermental, que abre un nuevo y no menos apasionante flanco de debate en torno a las sempiternas contradicciones del sistema de acumulación capitalista.

El trabajo convoca a una profunda reflexión en torno a la necesidad de seguir construyendo una sociedad más democrática e incluyente, que tienda a minimizar las asimetrías sociales.

(Alter Ediciones)

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