PIEDRA, PAPEL Y TIJERA. OBRA DE LUIS IZZI EN EL TEATRO DEL MUSEO TORRES GARCIA

El psicoanálisis como deporte

El tema no es novedoso, pero encontramos originalidad en su tratamiento. Con un humor del género pince-sans-rire, ya en las primeras escenas estamos en la estratósfera de la imaginación, con el psicoanalista que, sin previo aviso, confía la secuencia del tratamiento a la precisión de su driver en un juego de golf que va desde su sala de consulta en dirección al público, que debemos ser el green; la terapeuta se auxilia además, en una ruda y extraña secretaria que es todo un personaje y un capítulo aparte.

El humor con que Izzi desarrolla su obra le es personal también: roza el delirio y las fantasías esquizoides, pero parece, al fin de cuentas, centrado y razonable.

Lo más próximo que encontramos en nuestra memoria es el genio cómico de Rafael Spregelburd cuando decide divertirse soñando despierto y lanza una cohetería completa de disparates. La interpretación (Erica Gómez Ricci, Valeria Silva y Paula Padrón) es suficiente y atiende con precisión al texto.

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