Los secretos de la momia

Dichas investigaciones permitieron asegurar que el conjunto de la momia –cuerpo, vendas y sarcófago– es contemporáneo, que data del período comprendido entre el año 430 y el 380 AC, que se encuentra bien conservado y que la madera del ataúd pertenece a una especie de Africa tropical.

Cuando se habla de momias, inevitablemente la imaginación se remonta a un pasado misterioso y lejano. Cuerpos embalsamados que encierran las más diversas historias y creencias que dieron origen en muchas oportunidades a argumentos de películas, cuentos de horror y hasta de humor. Al llegar al Museo de Historia del Arte, alcanza con pararse delante de la cripta que encierra a la sacerdotisa Eso Eris, especialmente ambientada e inspirada en una capilla de Hator en Deir el Bahari, para sentirse transportado a un tiempo remoto y aún hoy enigmático. El cuerpo que se observa en las vitrinas conserva los vendajes originales sólo en el lado derecho, mientras que la otra mitad y la totalidad de la cabeza se encuentran al descubierto. Dientes, boca entreabierta, manos unidas y pies concentraron la atención de visitantes que no se retiraron sin antes fotografiar la pieza una vez concluida la presentación de resultados de los estudios que tuvo lugar en la tarde de ayer en el museo.

En la conferencia expusieron sus conclusiones los equipos que estuvieron a cargo de las investigaciones realizadas para conocer un poco más acerca de la milenaria momia. Sobre la datación de la momia y del ataúd trabajó el Laboratorio de Carbono 14 de la Cátedra de Radioquímica de la Facultad de Química de la Universidad de la República; sobre contaminación biológica investigó el laboratorio Beltrán y Zunino; y el reconocimiento de muestra de madera del ataúd fue llevado a cabo por el Laboratorio de Estudios de Cuaternario del Uruguay de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República.

Los resultados

De acuerdo a las muestras analizadas, el Laboratorio de Carbono 14 pudo revelar que cuerpo, vendas y sarcófago son contemporáneos, disipando cualquier duda sobre la autenticidad del conjunto  es decir que fuera de una época el cuerpo y de otra el ataúd–. En el conjunto se hicieron cuatro dataciones, dos sobre el ataúd y dos sobre las vendas. Ellas permitieron conocer con un 76% de confiabilidad que la pieza data del período comprendido entre 410-380 AC. También se supo que el tejido de las vendas es lino y que la madera del sarcófago es una especie sumamente utilizada como materia prima en la época .

Esa especie se llama Ficus Sycomorus, según pudo saber el laboratorio de Estudios Cuaternarios, que analizó muestras de madera. Es originaria de Africa tropical y era el tipo de madera más utilizado por los egipcios para confeccionar instrumentos.

Beltrán y Zunino, por su parte, tuvo a su cargo arrojar luz sobre la conservación de la pieza. La misma presenta algunas manchas de color verde en el cuerpo y en la madera del ataúd. Ellas fueron atribuidas en un principio a la presencia de hongos, hipótesis descartada luego de analizar las muestras extraídas.

El laboratorio concluyó que dichas marcas no respondían a elementos biológicos, estando la pieza en muy buen estado de conservación. Se pudo detectar que eran formaciones cristalinas, no seres vivos (hongos) con aspecto de compuesto químico. Luego de conocidos estos resultados, se supo que esas manchas fueron causadas por una fumigación con un producto químico, practicada a la momia durante su permanencia en el Palacio Taranco. El producto utilizado en esa oportunidad produjo una precipitación que se condensó en elementos de cobre pertenecientes a la estructura del sarcófago y ocasionó un goteo que formó los referidos cristales.

Unica en el mundo

Esta momia se encuentra desde hace más de un siglo en Uruguay. Fue comprada en El Cairo en 1889 por el ingeniero Luis Viglione que un año después la donó al Museo de Historia Natural de Montevideo, ubicado entonces en el Teatro Solís. Desde agosto de 2000 se exhibe en el Museo de Historia del Arte en carácter de préstamo temporario, por medio de un convenio efectuado entre el Ministerio de Educación y Cultura y la Intendencia de Montevideo. Por la preparación a la que la sometió quien fuera en su momento director del Museo de Historia Natural, doctor Carlos Berg, es única en el mundo. La particularidad que presenta es la remoción de sus vendas, antes detallada.

El conjunto donado por Viglione se complementa con un ataúd y la mascarilla funeraria que cubría la momia y que cumplía la función de conservar los rasgos del rostro.

El sarcófago presenta inscripciones con fragmentos de los «Textos de las Pirámides», que fueron utilizados en las primeras dinastías y luego sustituidos en importancia por «El libro de los muertos», y volvieron a ser usados en la Baja Epoca, a partir de la XXVI Dinastía y no más allá de la XXX, como un retorno a las fuentes artísticas del glorioso pasado egipcio.

Consagrada al dios de la fertilidad

Se cree que la momia fue en vida una sacerdotisa llamada «Gran Isis», consagrada al templo de Min –dios de la fertilidad– en la ciudad Akhmim en Egipto central. Su función era tañer el sistro, instrumento asimilable a un gran sonajero, utilizado en fiestas y procesiones religiosas.

Gracias a los estudios realizados al cuerpo de la momia, se pudo determinar que fue una mujer de entre 20 y 25 años al momento de su muerte, cuya causa no fue determinada aún. El cuerpo no presenta pelo, lo que se corresponde con las costumbres que practicaban las sacerdotisas en los tiempos del antiguo Egipto. Pero sí conserva pestañas en su ojo derecho.

Las vendas que recubren el cuerpo forman una capa de 14 centímetros en el abdomen y de un centímetro en los pies.

Eso Eris o Gran Isis será exhibida en el Museo de Historia del Arte hasta el 19 de agosto de 2002. *