ESTA ES LA PRIMERA PARTITURA DEL RIO DE LA PLATA Y FUE ESCRITA EN URUGUAY

Un cura músico y revolucionario

GUILLERMO GARAT

 

Tomando en cuenta que Uruguay en aquel entonces no existía y que los cielitos eran, para principios de 1800, una constante en fogones y reuniones de la «clase baja», y que indígenas y negros pobladores de la Banda Oriental practicaban sus propios ritmos, la afirmación: la música uruguaya tiene 200 años tiene poco peso. Pero vale la pena conocer qué pasaba musicalmente en esos tiempos.

Sería injusto pasar por alto la noble figura del primer poeta oriental, como nombra el antropólogo Daniel Vidart a Bartolomé Hidalgo. Este fue el primer músico que se preocupó por dejar de lado la corriente neoclasista europea y comenzó a preocuparse por su tierra. Sus cielitos y diálogos romanceados eran el brazo artístico de la gesta artiguista, Hidalgo muere tuberculoso a los 36 años pero a pesar de su corta vida revoluciona las letras y la música del Río de la Plata.

Un accidente de 200 años

Hace más de dos siglos, un fraile español parte desde Barcelona, una ciudad al borde del Mediterráneo, importante centro cultural, religioso y comercial. Era un sacerdote que viajaría a América, el destino primario de su viaje es desconocido, poco se sabe de la historia de este hombre. Lo cierto es que partió en 1800 como capellán de fragata en el buque «Nuestra Señora del Pilar y Soledad», cuando el navío había cruzado buena parte del Océano Atlántico es detenido por otro, pero inglés, y llevado a costas brasileñas. Las continuas guerras europeas habían hecho aliadas a España y Francia, el primer paso fue la firma de la Paz de Basilea en 1795, el tratado fue signado por Carlos IV, rey que terminaría siendo aliado napoleónico después de su golpe de Estado en 1799. España e Inglaterra eran enemigos. Pero Manuel Ubeda, después de pasar unos pocos meses en terreno carioca obtiene la gracia del Obispo de Buenos Aires que necesitaba levantar un lugar de culto, donde hoy se conoce la ciudad de Trinidad. Así lo hizo el feligrés. En febrero de 1802 se rezaron las primeras misas y comienza la construcción de un oratorio público. Al parecer Ubeda ejercía cierto poder que le permitió otorgar terrenos a los pobladores de Porongos. El fraile pertenecía a la Orden de la Santísima Trinidad, presumiblemente el nombre de la ciudad se le deba al religioso. Esta orden católica data del año 1154, su fin era devolver la esperanza a los cautivos. Fue la primera orden que se valía de la palabra a manos desarmadas, «sin más armadura que la misericordia», para enfrentar a los demás hombres.

Un cura revolucionario

El monje formado en Europa poseía conocimientos musicales, tal vez, de no haber sido por componer su «Misa para Día de Difuntos», menos de lo que se conoce se conocería de su vida.

La misa está fechada en Montevideo y seguramente haya sido estrenada un 2 de noviembre como hoy. La partitura escrita con una perfecta caligrafía muestra las voces y los acompañamientos para flauta o clarinete y bajo.

Las letras están escritas en latín y el original se conserva en el Museo Romántico, un lugar lleno de secretos encantados.

La pieza es considerada la primera obra musical encontrada en todo el Río de la Plata. Investigadores suponen que debe haber una producción mayor de este individuo en Trinidad.

Su casta religiosa tal vez haya tenido que ver en la decisión que toma Manuel Ubeda de plegarse al ejército artiguista. Con él se unen sus feligreses, estuvo en el éxodo oriental y más tarde en el Grito de Asencio. *

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