IMPOSIBILITADOS. CUBILLA Y MORENA NO PUEDEN HACER FUTBOL

Peñarol es un caos deportivo e institucional

Peñarol vive uno de sus peores momentos deportivos y sus problemas son de distinta índole, ya que su conducción no logró todavía darle el rumbo que necesita un equipo con la historia de los aurinegros.

A nivel político, en la AUF otra vez perdió posiciones en el nuevo ordenamiento que le dio José Luis Corbo a los tribunales, donde Nacional volvió a tener más representantes.

Paralelamente, se mantuvo en el cargo Hernán Navascués, pese a que los socios aurinegros le dieron instrucciones precisas a sus dirigentes que debían removerlo de su cargo. Los presididos por Juan Pedro Damiani negociaron con el presidente de la AUF que ingresara Guillermo Piedracueva para compartir tareas con Navascués, violando la disposición de sus socios. Cuando se levante el cuarto intermedio y los consejeros aurinegros no puedan explicar lo negociado con la AUF, muchos socios expresarán su malestar por haber sido violado un mandato de la asamblea soberana. En materia de juveniles, el desorden es total; dos apellidos ilustres en la historia de Peñarol, Morena y Cubilla, tienen descendientes a los cuales no se les permite hacer fútbol con sus demás compañeros de plantel.

En efecto, Diego Morena y Rodrigo Cubilla, hijo de Fernando el primero y nieto de Luis Alberto el segundo, tienen prohibido realizar entrenamientos de fútbol con sus demás compañeros por orden superior. Rodrigo Cubilla, futbolista de notables condiciones, habló ayer en Dos Intrusos en el Fútbol, por CX 30, con Ricardo Gabito, en estos términos: «No me dejan hacer fútbol con mis compañeros, solamente nos hacen correr por el costado del campo de juego. Ayer, en el trabajo se conformaron cinco equipos y sin embargo no nos permitieron hacer fútbol con los demás compañeros».

Según decía Rodrigo Cubilla en CX 30, «quizás siga el rencor de Casal hacia mi abuelo y por eso en Peñarol me discriminan. Solamente tuve oportunidades cuando se dio el enfrentamiento entre Peñarol y Paco».

Mientras dos apellidos ilustres en Peñarol tienen sus puertas cerradas para hacer fútbol, las mismas están abiertas para todos los hijos de los entrenadores de juveniles que forman parte de los planteles aurinegros, algunos de los cuales no tienen condiciones deportivas para integrar los mismos.

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