Lamentables incidentes

Este incidente se suscitó antes del partido, cuando se enfrentaron parciales de Aguada y Welcome. La guardia reprimió a los palos y los hinchas de Aguada se defendieron. El epílogo fue más lamentable aún. (Foto de Fernando González)

Esta sección no quisiéramos comenzarla de esta manera, pero debemos de hacerla así. Porque lo que pretendíamos comentar, era lo distinto, las declaraciones de quienes concurrieron, repercusiones de jugadores de otros clubes, jueces, delegados, público de todo tipo. Pero lamentablemente esto se empañó con lo que sucedió en el epílogo del partido. Un final que asusta hasta al más guapo, porque lo que sucedió fue realmente temeroso, escalofriante.

No sólo fue lo que en primera instancia se pudo observar al término del partido, butacas que volaron (si dan en una cabeza de un ser humano directamente lo limpia), palazos a mansalva, corridas a los ojos de los dirigentes de todo tipo, de las fuerzas de seguridad que primero, y vamos por paso, no logra entender a los energúmenos que antes de comenzar el partido se enfrentaron en el anillo de la tribuna, detrás del tablero que da a zona de vestuarios. Increíblemente en ese sector no había guardia policial, primer punto, y se armó dándole un colorido no previsto.

Y de aquí saltamos a media hora después de terminado el partido, sobre las 23.30, cuando todo parecía normal, más allá de los insultos de los parciales de Aguada contra todo, jueces, parciales de Welcome, coraceros. Comenzaron las corridas hacia la entrada principal al Cilindro (puerta 8). Fue el momento en que entraron en escena los palos de los coraceros, que repartieron a diestra y siniestra sobre los parciales de Aguada, que no se cansaron de agredir y se les bajó la cachiporra. Pasó de todo, fue un horror, gente tirada en el suelo, molida a palos por los coraceros, que trataba de escapar de la tribuna Melbourne. Es imposible narrar lo que pudimos ver.

Rompieron el vidrio de la oficina

Un hueco enorme le abrieron al vidrio de la oficina del Cadec, que tiene de espesor por lo menos un centímetro y que se encuentra al ingreso del Cilindro. Los vidrios en el suelo rodeados por sangre de los hinchas de Aguada, que corrían. Incomprensible, inentendible. Incluso sacaron a una joven en andas, producto de quién sabe qué y que no llegaba a los 14 años.

Entonces, quién tiene la culpa. Los jueces enturbiaron el partido, es cierto, aplicando una falta antideportiva en favor de Welcome, que ni por asomo daba para eso, porque se «comieron» una sobre el defensor de Aguada Federico Martínez, al cual lo enterraron cuando se iba en bandeja, o cuando Losada se iba solo en la mitad de la cancha y Caneiro lo agarró.

Pero todo comenzó antes, cuando se cruzaron los parciales ante de comenzar el partido, se tomaron a golpes de puño, patadas, y todo siguió igual. No marchó nadie.

¿Hasta cuándo?

Evidentemente no sabemos cuál es la solución. Es increíble, pero ni con un batallón entero a expresa disposición del básquetbol se asegura un final en paz, que todos se puedan retirar tranquilos a sus casas, hombres de todas las edades, mujeres y niños.

Los dirigentes tienen que tomar una drástica medida de una vez por todas. Si hay que declarar desierto el campéon, hay que hacerlo, o qué vamos a esperar, ¿que muera una persona por un partido de básquetbol? Es lamentable, señores dirigentes, lo que pasó anoche en el Cilindro Municipal. Hay que tomar medidas drásticas, pero drásticas, no advertencias ni ultimátums.

Te recomendamos

Publicá tu comentario

Compartí tu opinión con toda la comunidad

chat_bubble
Si no puedes comentar, envianos un mensaje