Grupo Gaetán. Una experiencia en el medio rural uruguayo

Trabajo grupal para evitar la migración

Zona de minifundios, predios pequeños donde se practicaba agricultura tradicional, actividad en la que el maíz y el trigo alternaron en tierras que no tuvieron descanso durante más de un siglo.

Almacenes de ramos generales, estaciones de servicio, boliches y escuelas rurales sembraban los márgenes de las rutas. Experiencias de escuelas rurales modelos, con proyectos educativos profundos, como fue el pasaje del maestro Homero Grillo naufragaron junto con aquel país próspero de posguerra.

Desde la década del sesenta del siglo pasado, la emigración desde el medio rural se intensificó, las familias desfilaron por los caminos en carretas y camiones viejos, se llevaron los enseres, las vivencias y los sueños de hombres y mujeres que dejaron atrás taperas que se han desintegrado con el viento. La dimensión del éxodo se puede medir con un ejemplo: en una estancia actual quedan vestigios de sesenta casas que fueron abandonadas en la segunda mitad del siglo veinte.

 

Influencia

El Grupo Gaetán ha tenido importante y creciente influencia en la zona. Sin embargo, poco a poco, nuevos integrantes han extendido su área de influencia a las cercanías de Minas e incluso en los últimos años se ha integrado un productor lechero.

El origen del grupo lo brindó la vecindad, amistad que se ha profundizado luego de catorce años; un camino pleno de avatares pero que sus integrantes consideran vital para el desarrollo productivo de sus predios y para sus familias.

Nelson Cáceres y Mónica Olmedo integran el grupo desde sus comienzos, Nelson contó que mirando el lejano origen «no sabía donde estaba parado desde el punto de vista productivo», se sorprende de lo que hoy analiza como errores que cometía, poca tecnología y cuando la aplicaba lo hacía mal, nulos o magros resultados positivos que conducen a una mentalidad conservadora desde el punto de vista productivo; es que los fracasos curten, pero también acobardan.

 

Origen

El origen de este grupo de productores no se puede ocultar, si contamos que fue a la salida de una reunión de productores, nadie lo creería, si relatamos que la idea surgió a la salida de la misa, menos. Las primeras reuniones se concretaron en el boliche de la zona que queda en un sitio equidistante para los vecinos, el que todos conocen con el nombre de su antiguo dueño, «El Cholo Martínez», sesiones a la luz del farol a mantilla, por aquellos no tan lejanos años en que la electrificación era un anhelo; billar, truco y hasta partidas de ajedrez jugadas con las sombras proyectadas desde el techo por el farol colgado de la cumbrera.

Bueno es recordar que los grupos de tamberos en la zona ya funcionaban, mostraban un camino, un modo de trabajar desconocido que, en un principio, resultó extraño para la mayoría de los pobladores que miraban con desconfianza, por encima del alambrado.

Fue en ese momento que surgió un proyecto que todos los productores del grupo recuerdan como vital para su actividad, el Pronadega que propiciaba de modo concreto el trabajo grupal en la ganadería, Cáceres comentó que «el grupo nos cambió la vida y Pronadega fue fundamental, nos dio un método para trabajar, nos ordenó las reuniones, nos enseñó aspectos de gestión y de dinámica grupal que fueron importantes». El referido programa, según Cáceres, aportó lo más difícil de conseguir en el medio rural: formación, y con ella creó una herramienta fundamental.

La misma visión tiene Nancy Perdomo que junto a su esposo Jesús González integran el grupo Gaetán desde sus orígenes, «el trabajo grupal nos fue ordenando la actividad en el predio, mejoramos el manejo y la gestión, nosotros teníamos una empresa y no la manejábamos como tal, por ejemplo: no registrábamos los gastos del establecimiento; lo comenzamos a realizar en ese tiempo».

 

Buenos momentos

Cáceres consideró que el período de buenos valores por el que atravesó el sector agropecuario, durante los últimos dos años, cristalizó lo que en su caso particular estaba aconteciendo en el campo productivo. Desde hace unos años en el establecimiento de Nelson y Mónica se destacan niveles de producción elevados, un predio de reducidas dimensiones donde se producen 400kg de carne por hectárea. Nivel alcanzado en base a lo que Cáceres definió como «una forma de producir parecida a la de los tambos, pero aplicada al engorde de ganado». El productor recordó que los tambos trajeron a la zona un modo de producción basado en la siembra de forraje, la elaboración de reservas como silo de grano húmedo y fardos, la alfalfa, y el pastoreo rotativo.

Cáceres contó que al principio parece que son tareas difíciles, pero la experiencia le ha enseñado que «si los otros lo pueden hacer, no puede haber tanto misterio».

 

Diversidad

El grupo Gaetán tiene un funcionamiento que no se basa en la autoridad, por ejemplo no tienen presidente ni secretario. El centro de la actividad son las visitas rotativas a los predios, que se suceden mes a mes; en las reuniones el técnico y los productores opinan sobre los problemas productivos y financieros que se comunican en un informe elaborado por el técnico, contó Javier Henry, otro de los productores fundadores.

Henry recordó que, al comienzo, las reuniones eran poco participativas, pero con el tiempo y con las visitas a otros establecimientos, se va ganando confianza y las discusiones han ido creciendo en cuanto a argumentos que cada miembro expone, en catorce años se aprende mucho con errores propios y ajenos, se va adquiriendo capacidad de análisis, mismo para rebatir los argumentos de los técnicos. Las reuniones no son una clase magistral y en la charla se mezclan conocimientos y experiencias en todo sentido.

Cáceres recordó otra virtud del Pronadega: financiaba visitas de productores a zonas que tienen más años trabajando en grupo y con aplicación de tecnología más avanzada, «eso fue fundamental, la mayoría de nosotros no había conocido nada, no habíamos visto nada más allá de Minas, vivíamos aislados» relató.

El integrante del grupo Gaetán consideró que el trabajo grupal es una muy buena herramienta y, como tal, uno puede tener buenos resultados o no, pero la posibilidad de crecimiento productivo, económico y personal se puede conseguir.

 

Comunicación

La pertenencia al grupo también posibilitó la comunicación con técnicos y actores del sector, con los que nunca sospecharon poder tratar; en este aspecto se señaló que la comunicación es parte de la ganancia que no se puede medir, pero es tan importante como la mejora que todos los integrantes han tenido en sus predios.

Dentro de las actividades que realizan los integrantes del Gaetán se destacan diversas sociedades de maquinaria que tienen en común, o de campos que arriendan en sociedad, pero de un modo particular, ya que existe la libertad para que se crucen diversos modos asociativos, a diferencia de lo que acontece en otros grupos donde la maquinaria en común ha sido un problema, e incluso ha llegado a ser la causa original de división. Esta modalidad, de asociación libre, ha dado dinamismo al grupo y le ha permitido potenciar algunos aspectos productivos que requieren de importantes inversiones. Nancy Perdomo relató que, en su caso particular, no ha intervenido en las sociedades de maquinaria, y ello no ha generado problemas para seguir compartiendo el trabajo.

Cáceres contó que también ha sido muy libre el ingreso y egreso de productores, algunos se han retirado durante unos años y han regresado al grupo, otros acompañaron al principio y siguieron trabajando solos y hasta existen sociedades de maquinaria con algún productor que permanece afuera del grupo.

 

Técnicos

El ingeniero José Mesa, técnico del grupo Gaetán, coincidió con los productores en el sentido de lo clave que fue Pronadega para el desarrollo del grupo ya que brindó un modo de trabajar estructurado, «hasta ese momento había grupos de prod
uctores lecheros, grupos ganaderos no existían; primero motivó a los productores para juntarse, luego dio herramientas para desarrollar las reuniones de un modo ordenado, con información productiva y económica concreta que hasta entonces no se utilizaba».

Todos los integrantes coinciden que fue tedioso, en el inicio, asistir a cursos que hicieron sobre gestión empresarial, pero fue la clave para que en las reuniones se pudieran hacer informes con datos económicos y financieros que en la actualidad todos manejan.

Los productores reciben un tipo de educación permanente en las visitas a cada predio, su análisis y las dudas que el anfitrión pone sobre la mesa, generan un ámbito para la reflexión. En la última reunión se analizó la conveniencia de racionar a novillos que en este momento están pastando una avena, en la discusión surgieron datos técnicos, experiencias de otros años y hasta pronósticos de mercado y sobre el clima. De un modo ameno, compartiendo el almuerzo, el productor y el técnico van aprendiendo a la vez, en el caso concreto aludido, a pesar de que el técnico recomendaba racionar el ganado, el grupo concluyó que no era la mejor opción.

Mesa contó que, en el proceso, el productor va conociendo su propia empresa, lo que es vital para manejarla bien y tener buenos resultados. «En muchos casos se tenía al toro todo el año con el rodeo y no se conocía la dotación que tenían ni la que el campo llevaba; cuando tenían que explicar algo sobre su predio la información era difusa, no se sabía donde se estaba parado; ahora se utilizan con prolijidad datos de manejo, de producción y económicos, se sabe cuánto se está gastando, cuánto es el costo de una inversión», indicó el agrónomo.

Pero para Mesa el cambio más importante es que «ahora cada uno tiene una estrategia; hace un tiempo los productores criaban, cuidaban, tenían de todo un poco y, cuando necesitaban, vendían algún animal. Ahora, cada predio ha ido adquiriendo una estrategia de producción» dijo. «Por ejemplo: algunos engordan novillos, otros hacen ciclo completo, otros crían y venden los terneros, otros engordan vaquillonas» subrayó.

El técnico relató que ese cambio ha sido lento y la constancia de las reuniones y el contacto dentro del grupo ha sido importante. Las reuniones son el eje de la dinámica grupal y todos los integrantes coinciden sobre su importancia.

Mesa analizó un aspecto clave del trabajo en el medio rural, manifestó que «los técnicos hemos aprendido mucho en una materia en la que no estamos formados, tenemos dificultades en esta tarea, ya que, cuando uno sale de la Universidad, lo que más cuesta es la relación con el productor, saber llegar de verdad y en este trabajo parece claro que el tipo de técnico que se necesita no es un «sabelotodo», sino un motivador que tenga mucha constancia».

Productores y técnicos afirmaron que, en los primeros años, de una reunión a la otra no se percibían cambios importantes. Mesa consideró que una virtud del planteo técnico ha sido que los productores deben recibir paquetes tecnológicos sencillos, de bajo costo, «si no aplican bien lo que no requiere inversión, no van a hacerlo con lo que requiere gastos importantes» dijo.

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