¿Cambio de moneda? Monumental déficit de EEUU erosiona al dólár

Roubini afirma que el yuan gana  terreno como moneda global

El siglo XIX estuvo bajo el dominio del imperio británico, y el siglo XX bajo el de los Estados Unidos. Ahora podemos estar ingresando al siglo asiático, que dominan una China en ascenso y su moneda. Así comienza un artículo de Roubini en The New York Times y reproducido por el diario argentino Clarín

No obstante ello, Roubini advierte que esto no ocurrirá de la noche a la mañana

«Antes de lo que pensamos, otras monedas pueden desafiar al dólar, y lo más probable es que se trate del yuan chino. Eso tendría un grave costo para los Estados Unidos, dado que desaparecería su capacidad de financiar el déficit presupuestario y comercial», señala.

La declinación del dólar guarda directa relación con la situación económica que atraviesa Estados Unidos con grandes déficits comercial y presupuestario y depende de la buena voluntad de acreedores extranjeros inquietos que empiezan a sentirse incómodos ante la idea de acumular aún más activos en dólares. Y sentencia que «la consecuente caída del dólar puede no ser más que cuestión de tiempo».

En este contexto, Roubini analiza qué divisa podría sustituir al billete verde como patrón global de reserva. Y sostiene que » La libra británica, el yen japonés y el franco suizo siguen siendo monedas de reserva menores, ya que esos países no son grandes potencias. El oro continúa siendo una reliquia bárbara cuyo valor sólo aumenta cuando la inflación es alta. El euro se ve afectado por los temores respecto de la viabilidad a largo plazo de la Unión Monetaria Europea. Lo único que queda es el yuan», dice Roubini.

 

Pros y contras chinos

China es un país acreedor que tiene grandes superávits de cuenta corriente, un déficit presupuestario reducido, una deuda pública mucho menor en relación con el PBI que la que tienen los Estados Unidos y un firme crecimiento. Por otra parte, ya toma medidas para desafiar la supremacía del dólar.

Beijing propone una nueva moneda de reserva internacional bajo la forma de derechos especiales de giro (una canasta de dólares, euros, libras y yenes). China pronto querrá que su propia moneda integre la canasta, así como que se utilice el yuan como forma de pago en el comercio bilateral.

Por el momento, sin embargo, el yuan dista de alcanzar la jerarquía de moneda de reserva. China tendría antes que flexibilizar las restricciones en relación con el dinero que entra y sale del país, hacer que su moneda tenga plena convertibilidad para esas transacciones, seguir adelante con sus reformas financieras internas y dar mayor liquidez a sus mercados de bonos. Al yuan le llevaría mucho tiempo convertirse en una moneda de reserva, pero podría pasar.

China ya se ejercitó con el establecimiento de canjes de divisas con varios países (entre ellos Argentina, Bielorrusia e Indonesia) y al permitir que instituciones de Hong Kong emitan bonos con denominación en yuanes, lo que constituye un primer paso hacia la creación de un mercado local e internacional para su moneda.

Si China y otros países diversifican sus reservas y se apartan del dólar -y en algún momento lo harán-, los Estados Unidos se verán afectados. Porque obtienen importantes ventajas económicas de la condición de moneda de reserva del dólar.

En particular, el mercado fuerte del dólar permite que los estadounidenses tomen crédito con mejores tasas. Así pueden financiar déficits mayores durante más tiempo y a tasas de interés menores, al tiempo que la demanda extranjera mantiene el rendimiento de los bonos del Tesoro en un nivel bajo.

Durante los últimos veinte años los Estados Unidos gastaron más de lo que ganaron, lo que aumentó sus obligaciones en el exterior y acumuló deudas que pasaron a ser insostenibles. Un sistema en el que el dólar era la principal moneda global permitió prolongar un endeudamiento insensato.

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