Fiebre del oro. La realidad fue más acotada que expectativas generadas

La inversión neozelandesa y la demanda de mano de obra

El impacto de la importante inversión de capitales neozelandeses en lechería, en zonas donde antes no había tambos, fue evaluado en este reportaje, del cual publicamos la tercera y última parte.

Omar Santurio, técnico de una de las veterinarias de Lascano, afirma que el impacto de la Nzfsu en su pueblo «es nulo, el movimiento fue mucho al comienzo de las obras, pero ahora la gente que había armado sus empresas de alambrar está parada», dice.

Uno de los empleados de la empresa es de Montevideo y cuenta que en la actualidad trabajan familias oriundas de Rocha, Rivera, San José, Flores, Salto y Artigas. «La mayoría de ellos son jóvenes, no sabían lo que era un tambo, se les ha enseñado y hoy son buenos funcionarios» afirma. Luis Martínez, directivo de la Sociedad Agropecuaria de Lascano, organización que agrupa a productores ganaderos, asegura que «como entidad no tuvimos ningún vínculo con los neozelandeses, no vendimos ningún servicio ni mantuvimos ningún contacto. Es una empresa que se maneja en un círculo cerrado». Cuando Nzfsu estaba en plena construcción, se modificó el mercado laboral del medio rural y era difícil conseguir alambradores. Martínez evalúa que los jornales pueden haber aumentado al doble en ese tiempo, «todo el mundo hacía empresas para ir a trabajar, era como la fiebre del oro», comenta.

Carlos Miguel De León, gerente de la Nzfsu, asegura que no fue intención de la empresa que los jornales aumentaran. Recuerda que la empresa no escapa a la lógica empresarial y trata de pagar de acuerdo a los valores de mercado. Pero sí confirmó que se fue implacable a la hora de exigir que las empresas contratadas tuvieran el personal dentro del sistema de seguridad social.

 

La frontera

En el Chuy Grineldo Silvera, secretario de la Sociedad de Fomento San Miguel, comenta que «en un principio generó una expectativa importante, dio mucho trabajo a la gente de Lascano, no tanto para la gente de San Miguel o Chuy. Algunos fueron a trabajar, pero en el momento que se instalaron fue un boom, quizá se exageró el impacto que iba a tener», comenta. Una particularidad común de los testimonios de los pobladores de Rocha es que primero se dice «no tuvo ningún impacto» pero siempre aparece uno y otro que trabajó o se vinculó a la empresa. Queda la duda de si esto es negación, vinculada a cierta onda negativa que la inversión genera en la población o si las expectativas que se generaron al principio fueron desmedidas, lo que ganó a pobladores, funcionarios y políticos: la magia y la buenaventura por fin nos ha llegado.

 

Los vivos y los gringos

César Silvera trabajó como topógrafo en la empresa durante seis meses, en la instalación de bebederos, cañerías y bombas de agua de los predios, algo distintivo del proyecto.

El técnico tuvo una muy buena relación con «los gringos». Recuerda que hablaba mucho con ellos, opina que eran unos fenómenos, «trabajan con la idea del primer mundo, tenían todo programado; por ejemplo te decían: «el 9 de setiembre del año que viene este tambo tiene que empezar a andar y el 6 comenzaban a llegar las vacas y a parir todas al mismo tiempo. Habían planificado todo nueve meses antes, no podías fallar con el agua», asegura. Agrega que los encontrabas arreando vacas, revisando de madrugada una bomba de agua y luego salían para una reunión a Montevideo, o la otra semana estaban en Nueva Zelanda. Silvera afirma que en un momento «los robaban a diestra y siniestra y tuvieron que sacar mucha gente por eso, gasoil y ración». Por ejemplo cuenta que algunos contratistas dejaban las máquinas prendidas de noche, para hacer horas. «Pensaban que los gringos eran bobos, pero ellos mismos recorrían a horas increíbles, o ponían gente a controlar», afirma.

Silvera evalúa de modo positivo a la empresa. Consideró que «no vinieron a robar la plata, vinieron a trabajar, no vinieron para especular y también me gustaría que los supiéramos recibir mejor», afirma.

 

Castillos

Raúl Servetto, presidente de la Sociedad Fomento Rural de Castillos, considera que la mayor incidencia se generó durante la construcción del emprendimiento. La demanda fue importante en trabajos vinculados a la tarea tradicional de campo, ya que asegura que «acá la gente está acostumbrada a otro sistema de trabajo». El gremialista considera que el impacto de la inversión sobre la entidad y sus socios ha sido escasa, pero al principio «en el pueblo se hablaba todos los días, ahora se ha diluido la atención». Servetto considera que generó expectativa la posibilidad de preparar técnicos de lechería en la zona, pero aún no se ha concretado. Marcelo Rachetti es coordinador de la Comisión Nacional de Fomento Rural en la región de los emprendimientos aludidos. Su visión del impacto sobre el territorio le genera dudas, más por el reflejo que tiene en los pobladores, considera que «seducen por el trabajo que prometen dar; ahora mucha gente está preocupada porque se ha corrido el rumor de que se pueden ir y de que se les haya dado un crédito para que se queden, del Banco República, lo que nos tiene enojados. Para los chicos no hay nada y para estos grandes hay créditos blandos», aseguró. De León explicó que en diciembre la empresa hizo una emisión de obligaciones en Uruguay. La demanda fue del 150%, además en ese momento recibieron una excelente calificación de una evaluadora de riesgos internacional. Afirma que la crisis internacional en el precio de la leche y la sequía afectó a la empresa como a cualquier otro tambo del país y afirmó que el crédito otorgado por el BROU será utilizado para completar la inversión en los sistemas de riego de los tambos, algo que considera vital ya que le dará estabilidad al sistema. De León indica que aún es temprano para evaluar un proceso que está en pleno desarrollo, ya habrá tiempo para medir el impacto real de la inversión cuando ésta culmine. La llegada de la Nzfsu, como la de otras empresas, es señalada como único indicador de desarrollo de las zonas donde desembarcan. Los testimonios confirman algunas certezas, pero señalan algunas dudas. Da la impresión de que para que en definitiva se genere desarrollo en las poblaciones locales, se necesita algo más que generar trabajo, quizás acciones tendientes a unir las partes, coordinar centros educativos, en definitiva, mayor cuidado con el que viene, mayor cuidado con el que vive en el territorio y recibe a los colonizadores que no vienen a colonizar. Este reportaje ha sido posible gracias al financiamiento del Fondo Prensa Rural, una iniciativa de promoción a la investigación periodística de temas rurales promovida por el programa Dinámicas Territoriales Rurales de Rimisp (www.rimisp.org/dtr). No obstante el apoyo entregado, el producto final no tuvo injerencia editorial de Rimisp.

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