Experiencia revolucionaria. Animales rumbo a parques acuáticos

Exportan lobos marinos con chip de seguimiento

Uruguay está exportando lobos marinos a distintos parques acuáticos y zoológicos del mundo. La captura, identificación y la venta de los lobos a las empresa exportadoras corre por cuenta de la Dirección Nacional de Recursos Acuáticos (Dinara).

Actualmente se exportan entre 40 y 60 lobos por año. En el Programa Producción Nacional que por 1410 AM LIBRE conduce Alejandro Landoni, el licenciado en oceanografía biológica Alberto Ponce de León, jefe del Departamento de Mamíferos Marinos de la Dinara y el doctor en veterinaria Walter Maroñas, integrante del Departamento de Biología Poblacional, explicaron en qué se encuentra la explotación de los lobos marinos en Uruguay.

Uruguay tiene una de las mayores colonias mundiales de lobos marinos y además es la única que sobrevivió, de toda la región, a la depredación por la explotación industrial. Se considera que hay unos 200.000 lobos marinos; población que ha venido creciendo principalmente después que el Estado eliminó las matanzas controladas que se hacían en 1990. Ponce de León explicó que hay varias poblaciones, tanto de esta especie como de otros vinipedios (focas como otros lobos marinos y leones marinos), que se han recuperado.

Walter Maroñas dijo que los lobos en las costas uruguayas «no tienen depredadores naturales como hay en el sur de la Argentina, que hay presencia de orcas. Eso favorece la reproducción; tienen buena alimentación y no hay nadie que los pueda matar o cazar. Pero uno de los aspectos más curiosos es la venta de animales vivos. Esto ya se hace desde que existía ILPE, un servicio descentralizado que tenía el compromiso y el deber de llevar adelante en aquel entonces la faena de lobos marinos, hasta el año 1991 incluido. Dentro de su potencial productivo estaba la venta y la comercialización de ejemplares vivos que ya eran vendidos en aquel entonces, en la década del ’80. Lo que ahora se suma es la trazabilidad y los lobos se venden generalmente a parques acuáticos o los denominados «sea words».

El animal se exporta vivo para que continúe vivo en una tarea de educación, de entretenimiento y de desarrollo». Maroñas explicó que «en el comercio de animales vivos existen reglas éticas muy importantes, en primera instancia el bienestar animal, que está regulado internacionalmente.

Por ejemplo, las reservas marinas, los ‘sea words’ tienen la importancia de que alguien que no conoce vea un lobo. Tiene todo el deber de comunicar cómo es ese animal, dónde se alimenta, dónde vive, etc. Toda una formación educativa que es la que principalmente se reserva, y para eso existen esos lugares. No se va a poner a un animal salvaje en un lugar donde lo pase mal, por eso las tendencias actuales no son los zoológicos de jaula».

La Dinara comercializa los lobos a razón de 48 Unidades Reajustables (UR) los machos y 65 UR las hembras, unos U$S 1.000. La trazabilidad con microchips es la novedad en este negocio.

El microchip en cuestión tiene el tamaño de un grano de arroz (doce milímetros de largo por dos milímetros de espesor) y se inyecta en el animal.

Es totalmente inocuo y básicamente es un elemento que tiene encriptado un número y tiene una bovina que sirve de antena, y se tiene un lector de datos. En Dinara hay un sistema de registro de datos que cuando se emite un certificado sanitario que es el que acompaña al lobo en su viaje hasta el destino, dice qué especie es, qué animal es, si es hembra o macho, que está desde el punto de vista sanitario libre de enfermedades.

Antes iba sólo con un papel y ahora va el certificado que dice el número, entonces desde cualquier parte del mundo cualquier persona usa el lector, que le va a dar el número y así puede corroborar lo que dice el certificado. El costo de cada chip es de U$S 12.

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