Propiedad colectiva. Antídoto a los nocivos efectos de la crisis pos burbuja

Redescubren el cooperativismo como freno a la especulación en España

La última crisis económica que golpeó con inusitada virulencia a España tuvo en el sector de la vivienda uno de sus focos de mayor afectación.

Pasados más de 2 años largos desde la explosión de la burbuja inmobiliaria en la economía ibérica, que elevó sideralmente los precios de las viviendas, aún se mantienen un 40% sobrevaluadas. Y en los últimos 14 años el valor promedio de la vivienda subió 157%, según un estudio de The Economist.

Ante esta situación algunas comunidades españolas han apelado a un nuevo formato de acceso y tenencia de la vivienda. Bueno, nuevo para ellos, pues en nuestro país las cooperativas de viviendas tienen una larga tradición.

 

Combatir especulación

En efecto, los españoles comienzan a recurrir a las formas colectivas de propiedad para, según ellos, combatir la fuerte especulación que gira en torno al negocio inmobiliario que sólo ve la vivienda como una mercancía de apropiación individual. El modelo cooperativo de vivienda en régimen de cesión de uso, que reconoce exitosas experiencias no sólo en nuestro país, sino también en lugares tan disimiles y desarrollados como Canadá y los países escandinavos, luego de la feroz crisis, desemboca en España, concretamente en Cataluña y Extremadura

 

Sin fines de lucro

La asociación SostreCivic es la impulsora de las dos incipientes iniciativas sin fines de lucro que se están llevando a cabo en los pequeños municipios barceloneses de Santa María d’Olo y El Figarò , cuyos residentes han de pagar un depósito para acceder a la casa (que se devuelve al abandonarla) y abonar una cuota significativamente mas baja que cualquier alquiler de mercado y, por supuesto, muy lejos de las disparatadas hipotecas.

El cooperativista puede residir en la vivienda de forma indefinida y aunque no la puede vender ni realquilar, sí transmitirla a familiares de primer grado explicó el presidente de la entidad, Raül Robert, quien señala que el actual modelo de vivienda basado sólo en la propiedad individual ha estrangulado la economía española al provocar que las familias destinen gran parte de sus ingresos a pagar el techo, lo que impide el ahorro o un consumo para otros usos.

En Dinamarca por ejemplo, un tercio de los habitantes acceden a la vivienda por este sistema, con la «gestión de uso» la propiedad del inmueble -sea de nueva construcción o rehabilitada- es siempre de la cooperativa, que no se disuelve como ocurre en España una vez que se entregan las llaves y se evita así que las viviendas pasen a ser de los cooperativistas y entren de nuevo en la inflexible rueda del mercado.

 

Función urbana

El plan de SostreCivic apuesta sobre todo a la rehabilitación de antiguas viviendas vacías, a cuyos propietarios se les ofrece un canon para que cedan el inmueble por un plazo de tiempo lo suficientemente largo, y a quien al cabo de ese período se le retornará el inmueble reformado. Algo que perfectamente podría aplicarse a nuestra realidad, ya que distintos estudios afirman que existen cerca de 40 mil viviendas vacías sólo en la ciudad de Montevideo, en áreas con todos los equipamientos y servicios, sin necesidad de seguir consumiendo territorio y expandiendo horizontalmente las ciudades, con los costos financieros y sociales que ello supone.

En definitiva, la forma de tenencia colectiva de la vivienda que ahora reeditan los españoles se trata de una opción más barata que la compra o el alquiler, donde los cooperativistas tienen derechos similares a los de un propietario sin las ataduras de una hipoteca, la presión por la posible pérdida de valor de su vivienda o la incertidumbre por la revisión del contrato de alquiler.

 

Por casa

A la luz de estas realidades de poscrisis y la búsqueda de alternativas en nuestro país, el movimiento cooperativo viene cuestionando algunos aspectos de la Ley marco del sector, la 18.407, especial y justamente lo referente al carácter colectivo de la propiedad, pues esta ley permite la cesión directa de los derechos de quien se va a quien ingresa como socio a la cooperativa. Por lo que esta transacción queda fuera del control de los cooperativistas. Para Fucvam así se favorece la compra y venta de los derechos bajo la lógica del mercado de captar el mayor beneficio, lo cual seguramente suponga un factor de encarecimiento de la vivienda: más en un contexto de déficit habitacional y precios en alza. Es curioso, pero a la luz de la experiencia española reciente, y vista nuestra tradicional predilección por los modelos foráneos- y en especial si tienen la grifa del primer mundo- quizás deberíamos prestarle atención. Aunque en este caso como en tanto, lo de ellos se trate de una tardía parcial versión de algo que nosotros tenemos hace rato.

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