TIERRAMÉRICA

La nueva ley forestal de Brasil puede afectar metas climáticas

La adopción de un nuevo Código Forestal en Brasil puede alterar el ritmo de reducción de la deforestación amazónica, que entre 2004 y 2010 fue de 70 por ciento.

La votación del proyecto presentado en la Cámara de Diputados por el legislador Aldo Rebelo, del opositor Partido Comunista de Brasil, estaba prevista para el 11 de mayo, pero se pospuso tras varias agitadas sesiones y podría retomarse a partir del lunes 16.

«La propuesta abre muchas brechas», dijo a Tierramérica el ingeniero forestal Tasso Azevedo, consultor de bosques y clima del Ministerio de Medio Ambiente.

«Además de reducir las áreas de preservación permanente (APP) que deben ser recuperadas, establece una amnistía para los productores» que deforesten en sus predios. Actualmente se arriesgan a ser multados. «Eso da la idea de que la ley no fue hecha para cumplirse», sostuvo.

Si se mantiene este aspecto del proyecto, se dejarían de reforestar hasta 15 millones de hectáreas, según el Ministerio de Medio Ambiente.

De acuerdo al actual Código Forestal Brasileño (la ley 4.771 de 1965) las áreas de preservación permanente son aquellas que, «cubiertas o no por vegetación nativa, (tienen la) función de preservar los recursos hídricos, el paisaje, la estabilidad geológica, la biodiversidad, el flujo genético de fauna y flora, proteger el suelo y asegurar el bienestar de las poblaciones humanas».

Por ejemplo, las márgenes y nacientes de ríos y las cumbres y laderas de cerros, en las que no se permite exploración de ningún tipo.

La reserva legal es una zona «ubicada dentro de una propiedad o posesión rural, con excepción del área de preservación permanente, necesaria para el uso sustentable de los recursos naturales», la conservación y rehabilitación de procesos ecológicos y de la biodiversidad y la protección de fauna y flora nativas, indica la ley.

En la Amazonia la proporción de reserva legal de predios agrarios en zonas selváticas es de 80 por ciento.

Si la propiedad se encuentra en zonas de Cerrado (sabana tropical) comprendidas en la Amazonia la reserva es de 35 por ciento, y de 20 por ciento en todo el resto del país.

No hay una protección especial para el Cerrado, el bioma de dos millones de kilómetros cuadrados en el centro del país, que sufre un ritmo de deforestación dos veces mayor que la Amazonia.

El Código Forestal protege la vegetación nativa en las orillas de ríos en una faja mínima de 30 metros y una máxima de 500. El proyecto reduce el área de recuperación exigida a 15 metros y abre la posibilidad de perdonar las multas por deforestación a los propietarios que se adhieran al Programa de Regularización Ambiental, así como a los dueños de predios de hasta 400 hectáreas, que no necesitarían recuperar las áreas deforestadas.

«El nuevo Código Forestal es un paraguas lleno de agujeros. El relator (Rebelo) presentó un proyecto distinto al que había sido acordado. Con pequeños cambios de palabras, por ejemplo, retiró los manglares de las áreas de protección», observó Azevedo.

El jefe del bloque del gobernante Partido de los Trabajadores en la Cámara de Diputados, Cândido Vaccarezza, sostuvo que no habrá flexibilización para los cultivos en áreas de protección permanente y que las únicas excepciones, según criterios de utilidad pública, necesidad social y bajo impacto ambiental, pueden reglamentarse por decreto.

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