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Uruguay no sabe qué hacer con sus desechos electrónicos

El Parlamento debe regular la gestión de estos nuevos residuos, que aún se desechan en la basura hogareña terminando en los vertederos y por ende potencialmente contaminando el medio ambiente.

El primer seminario acerca de la gestión de los residuos eléctricos y electrónicos se realizó ayer en el Auditorio del Complejo Torre de las Telecomunicaciones, en el marco de la celebración del Día del Medio Ambiente (5 de junio). Organizado por Antel y Cempre, este seminario para gestión de esta basura especial compartió experiencias de los operadores del reciclaje de los residuos eléctricos y electrónicos.

Se esbozaron las alternativas posibles en el ámbito nacional y regional, junto a los ejemplos de experiencias, de la Unión Europea. El seminario fue abierto por un panel de acciones e iniciativas del Estado. Una visión de la «situación actual y visión a futuro» ­estuvo a cargo de la química farmacéutica Gabriela Medina, jefa de Departamento de Residuos Especiales de Dinama, quien admitió que no existe aún en Uruguay una legislación que regule la gestión de los residuos informáticos.

Dijo que espera que al aprobarse el proyecto de ley, actualmente en consideración de la Comisión de Medio Ambiente del Senado, se consagraría la responsabilidad extendida y el principio general de quien contamina, paga. Esta extensión de la responsabilidad abarcará desde quien produce el bien eléctrico o electrónico hasta quien lo compra, utiliza y finalmente lo deshecha. Clasificó los residuos tecnológicos, eléctricos y electrónicos en blancos (línea blanca), marrones (electromecánicos) y grises (electrónicos).

Afirmó que no hay datos confiables respecto de Uruguay en cuando al volumen de estos desechos, pero se puede estimar que es igual al de Colombia, donde suma un 8.3% del total que utiliza. Otros países de Sudamérica que revelaron cifras son Argentina con un 21%, Brasil con 20%, Chile con 31%.

La jerarca dijo que 100.000 computadoras son sacadas de uso cada año en Uruguay. Agregó que Antel inició en 2008 un plan piloto de testeo del volumen de deshechos informáticos centrado en los celulares y sus baterías. La experta expuso conclusiones de su viaje a Suiza donde el reciclado de los residuos eléctricos y electrónicos ya comenzó, con gran utilización de la mano de obra humana, especialmente en el desguase de la basura tecnológica.

El plan Ceibal también genera residuos electrónicos -afirmó A/S Miguel Rossi del departamento de Investigación y Desarrollo- a pesar de que cada XO conocida como ceibalita pesa solo 1.500 gramos, con 430.000 de ellas de las cuales se reciclan 180.000, aún así hay 300 toneladas de residuos electrónicos cada año. El plan aplicado por Ceibal es reclasificar, reciclar y reutilizar llegando a las 20.000 reentregadas por mes.

También se reciclan 5.000 placas mother (corazón de las PC) y unos 8.000 cargadores de ceibalitas. Con el reciclado del componente plástico de las ceibalitas se hacen juegos de geometría para la misma escuela, las baterías se acopian, al igual que el hardware, y las pantallas se desguazan.

El problema de los residuos eléctricos y electrónicos que contienen mercurio fue abordado en el segmento «Progresos del Proyecto Manejo Racional de Productos con Mercurio» -por el Ph.D. Pablo Reali – coordinador nacional del Proyecto de Manejo Racional de Productos con Mercurio. El experto señaló que las lámparas de bajo consumo contienen mercurio y hay 350.000 de ellas en el mercado. Aclaró que Uruguay no tiene normativa para seleccionar la importación de estas lámparas por segmento de calidad y que LATU aún no tiene la tecnología para evaluarlas.

 

DIFICULTADES

RAÚL RODRÍGUEZ CRECOEL

«Les enseñamos y nos dejaron fuera. Entre los servicios locales de gestión de residuos electrónicos» estuvieron Triex, Plateran, Radur SA y Crecoel.

Crecoel estuvo representado por Raúl Rodríguez quien relató que fue hurgador de basura, luego clasificador y finalmente reciclador de residuos eléctricos y electrónicos luego que Arnaldo C. Castro, les diera capacitación a él y otras 12 personas.

Formaron una cooperativa y consiguieron un lugar físico en el Cerro (Parque Tecnológico), llegando a tener 15 clientes. De los 12 recicladores iniciales quedan hoy solo 6 porque -según Rodríguez- todo se complicó por exigencias burocráticas. Recordó que el BROU, MGAP, BCU y Antel utilizan sus servicios sin pagar por el trabajo. Solo obtenían ingresos con la reventa de los materiales.

Finalmente se mostró triste porque -según dijo- de las 5 empresas que se presentaron, al menos 2 fueron sus clientes y «ahora que le enseñamos a su personal a reciclar, nos dejaron afuera y nos sacan trabajo».

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