SEGUNDO BATLLISMO. LA SUSTITUCIÓN DE IMPORTACIONES NOS HIZO DEPENDIENTES DE LOS HIDROCARBUROS

Uruguay cierra un siglo de escaséz energética

El modelo energético de la Suiza de América como problema fue el tema de la investigación de Bertoni quien realizó una detallada exposición sobre el consumo de energía en país durante el siglo pasado y su relación con el desarrollo industrial en el Tercer Seminario de Energía 2011, organizado por la Dirección de Industria.

El Dr. Reto Bertoni, investigador y catedrático de la Facultad de Ciencias Sociales de la Udelar, especializado en historia económica dio a conocer los resultados de su investigación.

«En Uruguay, en las dos décadas siguientes a la Segunda Guerra Mundial se produjo una acelerada electrificación a nivel hogareño, lo que desvincula a buena parte de dichos flujos de las actividades productivas». A punto tal llegó este desarrollo que «el consumo residencial supera al industrial, 48% contra 39%, como resultado del estancamiento industrial, la progresiva urbanización de la población, el equipamiento doméstico en artefactos eléctricos, y la política de precios y tarifas».

El estancamiento industrial fue fruto de una política orientada a la sustitución de importaciones pero que no tuvo en cuenta la necesidad de exportar para obtener divisas con las que pagar las nuevas fuentes de energía (hidrocarburos) que se imponían en el mundo. Ello llevó a que el consumo energético del proceso industrial creciera hasta los 50, pero ahí se estabilizara mientras el del sector residencial y el de servicios crecía «notablemente» (10% entre el 48 y el 57 y 7,2% entre el 57 y 65, mientras que la industria crecía 4% en el primer período y decrecía 2,5% en el segundo período).

Esto se debió a que «la transición energética que vivió Uruguay en el siglo XX dio lugar a una matriz con un alto grado de dependencia del exterior que alcanzó los niveles más altos al promediar el siglo. Esto se tradujo en un salto de nivel importante en el esfuerzo energético importador en los años cincuenta lo que llevó a que el 15% de las exportaciones debían destinarse a la importación de combustibles fósiles.

A partir de este análisis se puede afirmar que el proceso de industrialización y sus encadenamientos con el sector transporte explican una parte de la historia energética del país en los momentos culminantes de la transición, pero lo que resulta determinante de la configuración del modelo energético uruguayo es una acelerada residencialización del consumo».

La puesta en marcha de la primera represa (Rincón del Bonete) en 1948, con sus 128 MW fue solamente un alivio para un creciente consumo entre 1946 y 1966 que fue el más importante en la historia del Uruguay.

Esta situación lleva a que se viven los mayores índices de dependencia que apenas se alivian con Salto Grande y Palmar con 1.250 MW de potencia, pero no alcanzó porque el modelo de país industrial no fue capaz de reformularse.

 

Hecha en casa, como en 1930

Para el director Nacional de Energía, Ramón Méndez, la contrapartida sucede ahora cuando el crecimiento de la demanda energética parte de la industria y no de los hogares, a pesar que ha aumentado mucho el nivel de vida de la población.

Méndez destacó que en la década de 1930 más del 50% de la electricidad que se consumía era creada con fuentes nacionales. Luego «pasamos a ser dependientes». Como contrapartida recordó que con el plan energético nacional en vigencia, en 2015 «nuevamente vamos a superar el 50% de generación con energías autóctonas y renovables (eólica y biomasa) lo cual nos da mayor independencia, energía más limpia, y ahorrar divisas.

 

CIFRA

10% Consumo. Crecimiento en hogares y servicio entre 1948 y 1957, contra 4% en la industria. Entre 1957 y 1965, 7,2% contra 2,5%. La expansión industrial se agotó.

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